El Festival Flamenco de Nimes cruza este martes su ecuador y las sensaciones que se respiran por la ciudad más española que tiene Francia no pueden ser más prometedoras. Durante más de tres décadas, esta muestra que abre el circuito internacional de grandes formatos de lo más y menos jondo ha sabido ir implementándose en una ciudad que ya espera cada año el mes de enero. Y este 2023 no es una excepción, si bien llama mucho (bastante) la atención, para quienes no somos de aquí el hecho de ver gran cantidad de público joven ávido de cultura por los distintos espacios escénicos, acogiendo con bastante aceptación las distintas propuestas.
No hace falta repetir que, tanto el Festival Flamenco de Nimes como otros que celebran por Europa en estas fechas, como la Flamenco Biennale que se celebra también estos días en Holanda, son lugares donde las propuestas más arriesgadas y contemporáneas del flamenco tienen un espacio de expresión. Eso ya se lo hemos dicho en estas páginas en numerosas ocasiones. Pero, no obstante, nunca deja de resultar llamativo la clara apuesta que hay en estos eventos por la creación, la evolución, la performance o los avances – que ahora llamamos work in progress- por parte de los programadores. Y también cómo el público acude con intriga e interés a contemplar lo que los artistas ofrecen.
Y si así fue el caso en la jornada inaugural con Ana Morales y su espectáculo ‘Peculiar’, con un rotundo éxito, al día siguiente David Coria optó por segmentar el segundo adelanto de ‘Los bailes robados’ a través de un work in progress para el que contó con sólo cinco artistas del total que le acompañarán el día del estreno que tiene previsto llevar a cabo en el Festival de Danza Contemporánea de Itálica la próxima primavera. El bailaor sevillano, tras seis días de residencia previos en Nimes consiguió ganarse una de las ovaciones más rotundas de lo que va de festival durante la presentación de este trabajo basado en las ‘epidemias de baile’ del siglo XVI, junto a Paula Comitre, Florencia Oz, Rafael Ramírez, Marta Gálvez e Isidora Ryan, que es uno de los grandes descubrimientos musicales y vocales que tiene el flamenco más actual.
Minimalismo, sarcasmo y provocación, claves del Mellizo Doble de Israel Galván
Con todo el papel vendido desde prácticamente el mismo día en el que se pusieron a la venta las entradas, Israel Galván y El Niño de Elche ofrecían en Mellizo Doble al día siguiente una propuesta ambivalente basado en ese juego sarcástico y minimalista en el que siempre mantienen sus personajes cuando están juntos sobre el escenario. Conceptualizando e ironizando sobre los diversos clichés existentes aún en el mundo jondo más pretérito, ya bien sea a través de la performance que cobija los versos de Eugenio Muñoz Díaz ‘Eugenio Noel’ dedicados a Pastora en la primera parte, o bien llevando la abstracción y el minimalismo hasta el límite en la segunda, provocando que hasta que algunos se marcharan para casa sin esperar el final, lo único cierto y fijo es que Israel Galván es todo un icono en Nimes. Sólo hay que observar la admiración y la expectación que genera su anuncio en los carteles; el run run que se escuchaba conforme te ibas acercando al teatro; o hasta la cara de felicidad de muchos antes de entrar en la sala. Y si ha conseguido generar este tipo de reacciones, no sólo aquí, sino en todo el mundo, es precisamente por provocar en el espectador esa dualidad que es vital en el mundo de la cultura en general y del arte en particular: se le quiere o se le odia. Y, lo que es seguro, es que Israel Galván, hoy en día, no deja indiferente a nadie. Como así fue.
Y como tampoco dejaron indiferentes al público Rosario ‘La Tremendita’ y Tomás de Perrate con ‘Arbol’ en el espacio de creación musical y artístico ‘Paloma’. ¡Qué falta hacen en España este tipo de infraestructuras! Necesitaríamos una crónica igual que esta para poder explicarlo. Un lugar diseñado específicamente para la creación y el apoyo cultural en su vertiente artística acogía dos propuestas en la noche del sábado 14 de enero, tan diametralmente opuestas como interesantemente análogas, al tener el flamenco más tradicional como base, pero bajo dos perspectivas distintas: una experimental y otra contemporánea.
Por un lado, la cantaora trianera exponía en la Sala A la versión 3.0 de su particular forma de ver el mundo de lo jondo actualmente. ‘Tremenda. Principio y origen’ es como se titula esta nueva entrega de Rosario ‘La Tremendita’ en la que, en formato ‘redux’, se acompañó de Dani de Morón y Joselito Acedo a la guitarra para la vertiente más primigenia, y de Pablo Martín Jones en la batería y música electrónica, David Sancho en el teclado y Juanfe Pérez en el bajo eléctrico para el formato ‘de concierto’. Letras de ayer con sonoridades y espacios de hoy sería la mejor definición de un espectáculo con el que los artistas consiguieron meterse en el bolsillo al público, a través de los cantes a compás, principalmente, si bien con los cantes ‘menos enclaquetados’ nos devolvía a ese valle tan necesario para bajar el ritmo cardíaco vital al punto de poder recuperar energías para no perder atención.
Y, por otro lado, con Tomás de Perrate y Árbol, el flamenco más experimental tomaba la raíz a través de dos de los artistas con más arraigo y dinastía que tenemos en Andalucía – uno nieto de Manuel Torre y otro sobrino nieto de la Niña de los Peines-, para ofrecer un espacio sonoro donde el movimiento underground juega un papel fundamental. Y, de esta manera, rematar la primera de las dos jornadas de ‘doble función’ que ofrecía el fin de semana a un público que, hasta sentado en el suelo de ambas salas, no quiso perderse ambas propuestas.
Rocío Molina, esa estrella rutilante del sendero de la danza y el flamenco
Aún cuando el ecuador del Festival Flamenco de Nimes se cruzara de forma oficial el pasado lunes, con la proyección en Le Sèmaphore del documental ‘Canto Cósmico’ de Marc Sempere-Moya y Leire Apellaniz que tiene a Francisco Contreras ‘Niño de Elche’ como protagonista, en lo que a espectáculos concierne, esta línea imaginaria que divide por la mitad lo pasado y lo que queda por venir llegó de la mano de Rocío Molina y su epílogo de la trilogía de la guitarra, junto a Yerai Cortés.
Tras pasar por la Sala Odeón con el maestro Rafael Riqueni la primera entrega de esta trilogía en 2020 y junto a Eduardo Trassierra y Yerai Cortés en la segunda en 2022 – en 2021 el Festival Flamenco de Nimes fue cancelado por la pandemia generada por el Covid19- la ‘leona de plata’ se calzaba de nuevo los zapatos de punta y tacón para rematar en el Teatro Bernadette Lafont un trabajo, que cuanto más los ves, más lo disfrutas y que, cuanto más lo disfrutas, más empiezas a entender por qué su siguiente escalón creativo da como resultado un espectáculo como ‘Carnación’.
No obstante, antes de que comenzara este espectáculo de la bailaora malagueña recién galardonada con la Medalla de Oro de las Bellas Artes española el pasado mes de diciembre, el Museo de la Romanidad a las cuatro de la tarde tenía una cita con Sebastián Cruz y Alfredo Lagos, en una de esas sesiones que se programan en este festival desde hace largo tiempo sin microfonía amplificada y donde el cante y el toque se escucha sin conservantes, ni colorantes.
Una revisión ‘a su manera’ de los grandes maestros de la música barroca, por parte de Sebastián Cruz, como Haendel, el violagambista Sante-Colombe o, más actualmente, Jordi Savall, son maridados con poemas y versos del Siglo de Oro español y la capacidad musical de Alfredo Lagos, que trató de ofrecer siempre su instrumento de forma acertada y precisa, por el universo libre en el que navegó el artista onubense que actualmente forma parte de la orquesta del Ballet Flamenco de Andalucía.
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