El flamenco se vuelve a despertar vistiéndose de negro luto. A los 92 años, de madrugada, se marchaba para siempre la cantaora y tonadillera Luisa Ortega Gómez, hija de Manolo Caracol y Luisa Gómez, en Almendralejo.
Perteneciente a una de las dinastías más importantes del flamenco, Luisa Ortega se convertía durante la década de los 90 en uno de los rostros más habituales de la televisión autonómica andaluza, al formar parte habitualmente del programa Las Coplas — presentado por Carlos Herrera— o más recientemente de Se llama copla — presentado por Eva González—, si bien su trayectoria profesional data su inicio desde que se produce la ruptura artística de Lola Flores con su padre, Manolo Caracol, y el cantaor sevillano estrena junto a ella La copla nueva en el Teatro Calderón de Madrid en 1951.
Como hecho destacable en aquella etapa de mitad del siglo pasado, Luisa Ortega fue la primera intérprete de la célebre canción Pena, penita, pena en 1954 dentro del espectáculo Colores Morenos, también junto a su padre, y que Lola Flores lleva al cine dos años después. Junto a su marido, el pianista Arturo Pavón —sobrino de La Niña de los Peines—, publica su primer trabajo discográfico bajo el título Evolución flamenca a principio de los sesenta.
Cada vez más alejada de los escenarios tras la muerte de su padre en 1973, la Sevilla que la vio nacer tenía previsto llevar a cabo una gala benéfica en su honor, en cuyo homenaje habían confirmado su presencia importantes artistas del panorama actual del flamenco, en el Teatro Alameda justo el 12 de marzo, dentro de una semana. Por el momento, no ha trascendido qué ocurrirá con este evento.