Suena un hilo musical reconocible por cualquier amante del rock desde el único local de un callejón de El Puerto. Los acordes de Gun N’ Roses se mezclan con el impacto de las gotas de lluvia una tarde de otoño digna de manta y película. En el número 10 de Ricardo Alcón algunas personas se toman un café frente a una hilera de fotografías.
Parece como si este pequeño establecimiento quisiera esconderse. Todo lo contrario, sus paredes quieren difundir cultura. Llevan siendo el escaparate de los artistas de la provincia de Cádiz y de algunos de Alemania o Estados Unidos desde 1988. Ya han pasado 33 años desde que Juan José Cebrián González inaugurara este nuevo espacio que empezó como un bar de copas más.
“Todo el mundo me decía que el sitio era muy malo, pero yo pensaba que, aunque no estábamos metidos dentro del follón, estaba muy cerca de todo”, comenta este valenciano de padres portuenses que nació en Antella “por casualidad” hace 59 años.
Al final del callejón se concentraba la marcha nocturna -y sigue haciéndolo- pero muy pocas personas sabían que la Galería Blanco y Negro estaba allí. “La clientela venía por el boca a boca”, dice Juan José que se adentró en el mundo de la hostelería sin planearlo.
“La clientela venía por el boca a boca”
Él era croupier en el casino de Palma de Mallorca y, con 26 años, le ofrecieron trabajar en un casino que aún no estaba inaugurado en Argentina. Sin pensarlo dos veces aceptó el puesto, pero, como faltaban unos meses para que abriera sus puertas, Juan José decidió montar algo mientras. “Así apareció Blanco y Negro y ya no me fui”, dice remontándose a los inicios de uno de los bares míticos del casco histórico.
Al negocio le bautizó con este nombre en honor a las fotografías realizadas por él mismo que enseguida colgó por los rincones. Todas reveladas en blanco y negro. Y fue de esta forma como echó a andar su primer emprendimiento que con el tiempo se transformó en uno de los pocos espacios que dan cabida a la cultura emergente en la ciudad.
La idea de acoger exposiciones un año después de abrir también fue por casualidad. “Un amigo volvió de Nicaragua y Cuba con unas fotos muy interesantes y me dijo que por qué no la poníamos”, cuenta a lavozdelsur.es desde el interior del local repleto de imágenes enmarcadas.
Quitó las suyas y colocó las de su amigo. Desde entonces, este simple gesto lo ha repetido infinidad de veces. Según los cálculos de Juan José calcula por allí ya han pasado unas 320 exposiciones, las primeras de fotografía y luego, de pintura.
Además, da cabida a presentaciones de libros, ciclos de música en directo y festivales. Algunos de los más reconocidos nacieron en su barra como el Insomnia, que lamentablemente se marcha de la ciudad, y el festival internacional de cortometrajes Shorty Week. Este hostelero implicado en la dinamización cultural se apunta “a un bombardeo” y siempre anda participando en todo tipo de actividades.
“Siempre estamos abiertos a todo”
“Yo veo el Blanco y Negro como una plataforma para hacer otras cosas, siempre estamos abiertos a todo”, comenta el casi portuense al que no le interesan las copas sino la cultura. Un ejemplo de ello fue Diáspora, un evento que reunió en 2016 las obras de jóvenes creadores portuenses que habían buscado su camino en otras ciudades del mundo, desde Cracovia a Canarias.
Entre anécdotas, Juan José esboza la historia que guarda el establecimiento donde se halla sentado. A su alrededor se perciben detalles que indican sus orígenes. “Esta casa está datada de 1800 y antiguamente esto era la bodega. El padre de quien nos alquiló el local tenía un despacho de vinos aquí”, explica. Después la finca del siglo XIX se habilitó como bar y, desde los ochenta se conoce como la galería que es hoy.
Aun así, durante la última reforma llegaron a localizar restos de su pasado. Según señala, “encontramos una puerta de bodega típica de madera por la que metían las botas”. La galería también es un punto histórico del municipio ya que se ubica en la antigua calle Muro por la que “la antigua muralla pasaba y la fachada está soportada sobre ella”.
En una de las paredes, un letrero creado por la ceramista Pepita Lena indica la localización exacta del negocio. “Hay mucha gente que piensa que esto antes era una calle”, ríe Juan José, que recreó una especie de plaza de un pueblo con su arco y su puerta por inspiración de un amigo.
“Las exposiciones son nuestro signo”
Más allá de las exposiciones, que “es nuestro signo”, Blanco y Negro conserva recuerdos en una curiosa vitrina donde se observan desde un elemento de Tanzania que usan los chamanes hasta la botella de cava que trajo un artista catalán cuando viajó a El Puerto para exponer su obra.
“El padre tenía una bodega y él hizo su propia etiqueta”, cuenta delante de una vetusta tubería que revela la solera del lugar.
Aunque la pandemia paralizó la actividad cultural, la galería retoma con fuerza su seña de identidad y sigue dejando que el arte entre por la puerta y nunca se escape.
Próximas actividades
Exposición de fotografía de Pablo Arias hasta el 10 de diciembre.
Concierto de rock de Los Flangers y de Jinx Karma a partir de las 17.30 horas.
Comentarios