Existe la creencia generalizada de que para dedicarse al mundo de la ilustración hay que gastar mucho dinero y contar con las mejores herramientas para dibujar. David Garrido, natural de Jerez, es el claro ejemplo de que esto no es así, ya que desde hace años realiza sus dibujos utilizando artículos que cualquier persona podría adquirir sin hacer un gran dispendio económico. "Mi objetivo es desmitificar que los resultados profesionales se consiguen gastando mucho dinero", cuenta.
Hace años, David utilizaba plumilla y tinta china para realizar sus trabajos y dejaba el dibujo a boli para "cosas que requerían menos cariño". No obstante, la dificultad para encontrar lo que necesitaba en Jerez e incluso por internet le llevó a probar esta forma de dibujar sin realizar una gran inversión en todos sus proyectos y quedó tan contento con el resultado que decidió seguir usándolo.
Así, sus impresionantes ilustraciones son hechas con bolígrafos bic negros "como los que usan los escolares" y quedan plasmados en folios convencionales. "La gente me pregunta en redes qué utilizo y sobre qué superficie trabajo. Muchos no se creen que no utilice nada especial", asegura. Lo que sí reconoce es que el papel es de menor calidad que el que utilizan otros artistas, lo que le resta calidad al resultado y que tiende a arrugarse más en formatos grandes pero tiene claro que "las herramientas son solo un plus. Lo importante es la imaginación y la maña que tengas".
La otra gran peculiaridad del trabajo de David es que lo realiza casi al completo de forma tradicional. Solo el último estadio, el color digital, lo realiza mediante photoshop "porque las editoriales reclaman este tipo de acabado ya que es más fácil de reproducir". Esta forma de dibujar es su sello distintivo, lo que le hace diferente y especial a ojos de los demás. "Otros artistas que valoran el digital se sorprenden de lo parecida que queda la línea a pesar de que lo he hecho todo a mano y eso resulta llamativo", señala el artista de 34 años.
Él mismo describe su forma de trabajar como "pausada y muy procesada", por lo que suele tardar más que otros artistas en desarrollar sus creaciones. "No me da tiempo de aceptar todas las ofertas que me llegan, si pudiera hacerlo me iría muy bien", espeta entre risas. Aún así, hace hincapié en lo gratificante que le resulta elaborar una página de cómic a pesar del trabajo que conlleva por encima de una caricatura al uso.
Sus elaboraciones son "cartoon puro" y destacan por su colorido y expresividad. Para ello, la labor documental que realiza este artista jerezano es digna de reseñar. "Al final para cada viñeta tengo que leer, observar y aprender cómo era lo que voy a plasmar en la hoja y eso requiere tiempo. Es un trabajo muy denso pero, para mí, merece la pena", espeta.
De ser su "juguete" a vivir del dibujo
David dibuja desde que era niño. "Todos hemos utilizado el dibujo como un juguete. La pregunta no es cuándo empiezas sino cuándo lo dejas y yo nunca lo he dejado", explica. Sin tener expectativas profesionales siempre tuvo tiempo para dedicarse a esta gran pasión que le producía "mucho placer". Precisamente por ser un hobby, se impone una franja de tiempo al día para dibujar por simple gusto. "Estuve no pocos años dibujando exclusivamente por encargo y me descubrí como un infeliz. Dedicarte a esto de forma profesional se traduce en reproducir imágenes que no te reprsentan y al cabo del tiempo te acaba saturando, por eso decidí que tenía que cambiar esta dinámica".
Llegado el momento de elegir una rama educativa, acabó ingresando en la Escuela de Arte de Jerez para cursar el Bachillerato de artes. Ahí fue donde pudo explorar un nuevo mundo, pudiendo encaminarse a lo que realmente quería, ser dibujante de cómics, y aprendiendo de profesores que le marcaron como Luisa Porras, Antonio Mejías o Domingo Martínez.
Precisamente éste último fue quien le habló de la Escola Joso en Barcelona, donde durante cuatro años pudo dedicarse específicamente al arte del cómic y consiguió dar sus primeros pasos en el mundo profesional publicando, por ejemplo, en el famoso Salón del Cómic de la Ciudad Condal. Pese a haber vivido una experiencia tremendamente enriquecedora en Cataluña e incluso haber levantado el interés de numerosas editoriales, David sentía que todavía le quedaban cosas que aprender, por lo que comenzó a estudiar Bellas Artes en Granada. Sin embargo, esta experiencia no terminó de convencerle y, pese a completar el primer año con un expediente inmaculado acabó dejándolo.
La interrupción de sus estudios en Granada vino motivada, principalmente, porque una editorial francesa se puso en contacto con él y le propuso trabajar en colaboración con un guionista que admiraba de pequeño. "Lo puse todo en una balanza y decidí ser valiente y lanzarme a participar en ese proyecto", recuerda. Y, visto lo visto, la jugada le salió realmente bien porque años después es un artista con mucho prestigio y que ha trabajado con multitud de empresas del sector.
Una de las colaboraciones más sonadas que ha hecho ha sido con el grupo jerezano Ankalawela, al que ilustró la portada de su disco 'Éramos un viaje y parió la vieja'. Esta divertida imagen de una anciana sentada en una terraza de Manhattan haciendo ganchillo con un cuadro de la virgen del Rocío custodiándola. Tal fue el éxito de esta caricatura que la prestigiosa revista ImagineFX le eligió como artista del pasado mes de junio, "un auténtico pelotazo porque ni siquiera lo busqué", remarca.
Primera participación en el Salón Manga
David Garrido se considera una persona sociable pero tímida, de modo que está tratando de exponerse de cara al público y en la pasada edición del Salón Manga de Jerez celebrada en septiembre aceptó por primera vez la oferta para colocar un stand en Ifeca y mostrar sus obras a los visitantes. "Dibujar es algo muy solitario y me estoy trabajando esa faceta. Simplemente me dejé llevar y tengo que reconocer que fue una experiencia agotadora pero muy divertida", añade.
Durante la pandemia comenzó a elaborar por mero gusto una colección de caricaturas de los principales villanos de una de las series que marcaron su infancia, Dragon Ball. Cuando la organización del Salón Manga le propuso acudir como artista invitado vio una buena oportunidad de sacar a la luz todos los dibujos que había hecho durante el confinamiento y, como indica, "quedé muy sorprendido con la posibilidad de negocio que es este tipo de convenciones".
La experiencia de relacionarse con otros artistas del sector y poder presenciar la reacción del público al ver sus caricaturas ha dejado completamente marcado a David, tanto que tiene claro que "pienso estar presente en más eventos de este estilo, por lo menos en Jerez". También ha participado en muchas exposiciones -una de las últimas titulada Circunavigatio que rememoraba la primera vuelta al mundo de Magallanes- pero casi siempre lo ha hecho acompañado porque "no quería ser el centro de atención".
De estas experiencias, David también ha sacado un aprendizaje, ya que "en el momento en que la gente empieza a acercarse a tus obras tu monólogo pasa a convertirse en una conversación porque van surgiendo preguntas". Ese aspecto le parece mucho más asequible aunque admite que "tengo que trabajarme más lo que voy a decir, el hilo conductor de lo que muestro en esas exposiciones".
Aunque su tren de vida no es el más alto, este artista gráfico se siente "privilegiado" por poder trabajar de lo que le gusta. Entiende que en su círculo familiar y de amistades haya quien no entienda que se dedique a algo tan poco agradecido en relación tiempo-beneficio, pero intenta huir de los clichés para disfrutar de su gran hobby de toda la vida que ha conseguido convertir en su profesión y con el que se está granjeando mucha fama. "Hay quien te mira con condescendencia cuando le dices que te dedicas a una profesión artística pero al final cuando aprendes a que te resbale lo que se queda es que estás dedicándote a lo que te gusta y eso no tiene precio", sentencia.