Escribe Julio Llamazares en El río del olvido: “El paisaje es memoria. Más allá de sus límites, el paisaje sostiene las huellas del pasado, reconstruye recuerdos, proyecta en la mirada las sombras de otro tiempo que sólo existe ya como reflejo de sí mismo en la memoria del viajero o del que, simplemente, sigue fiel a ese paisaje.”
Joaquín Bas Ros acaba de publica Petricor, un libro de fotografías que fue realizando a lo largo de tres años y en periodos de varios meses. El fotógrafo, acompañado de su mujer y a bordo de Peregrina, su autocaravana, sale de las rutas turísticas marcadas para llegar a los pueblos y aldeas de lo que hoy llaman la España vacía. En concreto, Joaquín y Teresa recorren 165 aldeas de 21 provincias. Todo un peregrinaje que acaba formando un valiosísimo trabajo documental de algo que muchos hablan pero pocos visitan o conocen.
Con la misma intención con la que el escritor leonés recorrió las antiguas aldeas que configuraban el paisaje del río Curueño, en una época que nada tenía que ver con el esplendor minero que llenó la zona de una vida que poco a poco se fue abandonando, Joaquín Bas nos va contando una historia de nostalgia, melancolía y desamparo con sus imágenes, en las que brillan con fuerza la presencia arraigada de los últimos pobladores de pueblos abocados al abandono.
Los últimos moradores, las personas que forman parte del paisaje memorístico de Petricor, nos hablan de resistencia y también del amor hacia el lugar del que intrínsecamente somos parte. El paisaje que habitamos nos configura hasta fundirse con nosotros y es aquí donde las fotografías de Joaquín Bas muestran toda su contundencia, el deterioro de los espacios es fiel al deterioro de las personas que los habitan, gente en su mayoría de muy avanzada edad, tan frágiles como los muros agrietados que los cobijan, fieles socios al ocaso del tiempo.
Joaquín Bas Ros es el viajero del que habla Llamazares en el inicio de El río del olvido, el que reconstruye con su mirada la memoria de otro tiempo. El paisaje es memoria y la memoria es caprichosa, consigue situarnos en un lugar que desconocemos y hacernos recordar lo que no hemos vivido. Y eso es Petricor, un libro de memoria en el que no sólo vemos los restos de un naufragio, sino una travesía a lo largo del tiempo para saber lo que fuimos, quienes somos y a dónde vamos.