El pintor jerezano inaugura su exposición 'Otros paisajes' en la Sala Barbablanca de lavozdelsur.es este jueves 16 de marzo a las ocho de la tarde.
Joaquín Ángel Díaz de Terán Atalaya nació un tórrido 22 de junio de 1957 en Jerez. Su corta estatura y su templanza al andar se deben a una discapacidad que padece de nacimiento. Dice que no utilizó la pintura como trampolín para evadirse de sus problemas congénitos, que no existe una relación entre su dolencia y su pasión. Pero que debido a ello, nunca ha llegado a trabajar y que en la actualidad vive de su pensión. Recuerda que tocó por primera vez un pincel cuando era muy pequeñito, gracias a la presencia de su tío y su primo. No se educó en el seno de una familia artística, pero sintió la necesidad de profesionalizar esa inquietud plástica conforme iba creciendo. Es por ello que en 1990, con 33 años, Joaquín Ángel pasó a llamarse profesionalmente Joaquín Terán. "Me parecía demasiado largo".
Antes de 1990, Terán intentaba copiar obras de Murillo, o de alguno de sus otros referentes en el mundo del arte. "Era una cosa discontinua, pintaba solo por rachas". Como no tenía muy claro si zambullirse de lleno o no en la pintura, ingresó en varios cursos que nada tenían que ver con las Bellas Artes. "Hice un curso de química que me alejó durante un tiempo de la pintura. Pero al final lo dejé y nunca lo acabé", relata con una leve sonrisa. Volvió a coger un pincel, esta vez se aventuró con obras del holandés Rembrandt van Rijn, maestro de la pintura barroca. La cosa empezó a fluir, y comenta que lo que más le costó fue conseguir la inercia, la rutina de ponerse delante del lienzo a diario. En la década de los 90, Joaquín Terán dio un salto en su narración artística y escogió la figura femenina como protagonista de sus obras. "Era algo muy trabajoso. Tenía que buscar todas las partes del cuadro, hacer una especie de collage, pegar cada trozo y crear mi pieza".
Harto de usar una pincelada fina que marcara las líneas del contorno de las féminas, el jerezano decidió pasarse a una escena totalmente distinta. "Un día vi una foto del balneario, donde yo vivía por aquel entonces, y me propuse pintarlo. Cuando lo hice fui el primero que vio la puerta abierta, me dije: Esto es lo mío”. En noviembre de 2015, Juan Carlos González entrevistó a Terán en este mismo medio. El filósofo le preguntó al pintor cómo abordaba él sus paisajes, cómo se inmiscuía en el cuadro y cómo daba con el momento. "Mi forma consiste simplemente en asomarme a la ventana, ver algo y que ese algo se refleje en mí", contestó el artista. De ahí que habitualmente se vea representada la Sierra de San Cristóbal, el polígono industrial de El Portal o la iglesia de San Miguel, zonas rurales o urbanas de Jerez que Terán ha podido contemplar desde sus diversas viviendas: en Cerrofruto o en la avenida de la Libertad, siempre en el Distrito Sur.No obstante, sus obras no solo se resumen a lo que su ojo es capaz de percibir a través de su ventanal. También hace alguna que otra excursión por la provincia de Cádiz con el objetivo de captar instantáneas con su cámara para luego poder producirlas al óleo en su taller. Medina, El Palmar, el río Guadalete, diferentes viñedos de la campiña jerezana, Los Caños de Meca..., son algunos de sus parajes. "Yo intento con mi pintura hacer ver lo que no veo en la foto. Lo hago de una manera muy inconsciente. Si al final la pintura es igual que la foto, ¿de qué te vale?", expresa. Abarcar los secretos de la provincia, de manera personal y mística, ha llevado a Terán a realizar dos exposiciones colectivas y seis -siete con la próxima que presenta en Jerez- en solitario, mostrando únicamente una galería de paisajes.
"Aún queda quienes nos asoman al destino de la pintura grande, a la obra que nos trasciende, y nos hace sentir ese destello que enciende nuestra alma", expresa el escritor y dramaturgo, amigo personal, Eusebio Calonge en lavozdelsur.es sobre la muestra paisajística de Joaquín Terán inaugura este jueves 16 de marzo a partir de las 20:00 horas en la Sala Barbablanca, bajo el nombre de Otros paisajes. "Creo que esta nueva exposición es un cruce entre las dos últimas y la actual". Dice que a día de hoy ha vuelto a las sombras, a las tormentas y a ese desasosiego que habitualmente proyecta en sus obras. Y revela que realmente modifica su pincelada conforme cambia de residencia. "Si tengo cerca el edificio, o la fábrica, la pintura se vuelve más ligera, más suelta y meto más color". No obstante, en la sala de la calle Pozuelo, Terán expone sus luces y sombras al alternar una pintura más fría y menos emocional, con otra más romántica y visceral. "Mezclo las dos tendencias. No es algo que yo pretenda, sino que ha salido así".
"Alguien diría que lo que busco es expresar soledad, pero desde luego la pintura está por encima de uno”
En cuanto a su procedimiento a la hora de crear arte, relata que su método es bastante simple ya que se centra sobre todo en la composición. En la época de la cámara de carrete, llegó a tirar a la basura grandes cantidades de negativos. "Rara vez veo el cuadro". Revela que no busca los paisajes, "sino que más bien el paisaje me escogió a mí, de rebote". A veces modifica la realidad, saca el azul del cielo y le mete un atardecer. Incluye una niebla, un vapor... "Mi pintura no es realista. Creo que no me quedo en la mera apariencia. Intento sacar lo invisible de la realidad. El realismo es sacar la realidad como es. Hay gente que intenta eso, pero yo no". Una vez que el público observa sus obras, suele ensalzar siempre un mismo concepto, la soledad. "Alguien desde fuera diría que sí, que lo que busco expresar es soledad, pero desde luego la pintura está por encima de uno”, apostilla alejando su ser, de sus pequeñas criaturas.
'Otros paisajes', de Joaquín Terán estará expuesta hasta el 8 de abril en la Sala Barbablanca de lavozdelsur.es, en calle Pozuelo, 2, en horario de 17 a 21:00 horas, de lunes a viernes.
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