Nace la Joven Orquesta de Xerez (JOX), compuesta por 57 músicos de entre 12 y 18 años, gracias a la asociación Tarsis. Su objetivo es que los alumnos del conservatorio amplíen su formación y se propongan nuevos retos.
Por la mañana van a clase con una mochila de medio metro cargada de libros, cuadernos y el material escolar necesario; y por la tarde van a clase con otra enorme de dimensiones dispares que contiene su bien más preciado. Para muchas personas la música es una actividad extra escolar como otra cualquiera. Piensan que aquellos estudiantes que se pasan toda la tarde en el conservatorio "están todo el rato de cachondeo", tocando la marcha imperial de Star Wars del genio John Williams, como si esta fuera rápida y sencilla de aprender. Estos alumnos se encuentran en el limbo de la incomprensión cuando intentan que alguien ajeno a su mundo de notas, compás y silencio entienda que la música, como ellos la viven, es una enseñanza reglada y no una afición complementaria.
"Es difícil compaginar los estudios universitarios con la orquesta, pero al final siempre me da más de lo que me quita", expone Antonio Rodríguez, jerezano de 18 años que cursa el primer año de Medicina y que toca el clarinete en la Joven Orquesta de Xerez. Esta, como su propio nombre indica, es joven por la edad de las personas que la componen, pero además lo es por su reciente nacimiento. En 2012 la asociación Beigbeder crea la Orquesta Escuela y cuatro años después, gracias al volumen de miembros y al peso que logra, comienza a fraguarse la idea de fundar una asociación sin ánimo de lucro para que la agrupación por fin se consolidase jurídicamente. Así es como surge la asociación Tarsis (Tartessos), la entidad que proporciona una cobertura económica, jurídica y administrativa a la Orquesta Escuela. No obstante la evolución no termina ahí. El nombre que tenía les disgustaba, querían que el cambio fuera completo y que tuviera un toque más profesional. Es por ello que se rebautiza como Joven Orquesta de Xerez (JOX), haciendo un guiño a esas grandes formaciones de cada comunidad autónoma como la Orquesta Joven de Andalucía (OJA), financiada por la Junta. El objetivo de la orquesta, según cuenta José Ramón Hernández, su director, que a su vez lo es del Conservatorio de Jerez, es la formación, la excelencia. "Buscamos la calidad máxima sin esa competitividad insana. Queremos enseñarles que tocar de cualquier manera no vale, sino que hay que tocar bien independientemente delante de quién estés. No deben olvidar que siempre se toca para uno mismo", expresa. Beatriz Jiménez, otra de las integrantes de la JOX, es una joven flautista de 18 años que quiere estudiar el grado Superior de Música en Granada. Es de las pocas que tuvo suerte en ese año de ingreso en el conservatorio. La prueba de acceso se suele hacer a los ocho años, pero ella llevaba tocando el instrumento desde pequeña, siguiendo en su casa los pasos de su padre, flautista. Como a muchos de los miembros de la orquesta, a Beatriz la pasión por la música le viene de familia. Ella tenía claro que escogería la flauta, pero la mayoría entra en la enseñanza musical sin saber realmente qué instrumento tocar.
Otra de las integrantes en la JOX es la hija del director, Candela Hernández, quien toca el violonchelo por "azar". Ni siquiera ella sabe explicarlo. Lo único que recuerda es que tuvo tres opciones y que el instrumento que llamó su atención fue el chelo. Sin embargo, no deja que la fortuna intervenga en su futuro académico, ya que con tan solo 16 años ya sabe que quiere cursar el Superior de Música. Normalmente esta es una de las decisiones más difíciles que deben de tomar.
Pedro Gálvez y Andrea Aguilar, ambos de 15 años, también quieren continuar sus estudios musicales. Él quiere hacer el Superior de trompa, y ella el de oboe, a pesar de reconocer que "al principio iba un poco obligada al conservatorio". Pedro no solo quiere ser trompista, sino que también aspira a convertirse en director de orquesta. Y por ahora, Pedro Zurita y Pedro Montañés son algunos de los integrantes de la Joven Orquesta que no han decidido qué hacer en un futuro. Los dos tienen 14 años y tocan el violín. Según ellos, algunas de las razones por las que están en la JOX es para aprender más, perfeccionar la técnica y poder solventar esas dificultades que se encuentran a la hora de tocar todos al unísono. "En la orquesta se nos inculca la cultura del esfuerzo y la disciplina. Estamos aquí para seguir aprendiendo", explica Beatriz. "Y también queremos primar valores como la autoestima y la humanidad", enlaza el director de orquesta. Se reúnen todos los sábados de diez de la mañana hasta la una de la tarde, "pero al final siempre están más de tres horas ensayando", indica Belén García, la presidenta de Tarsis y madre de Pedro Zurita. Cerca de 60 músicos de entre 12 y 18 años componen la JOX, pero en su primer concierto de Navidad, celebrado el pasado 23 de diciembre, se animaron a tocar un total de 73 personas. "A raíz de las fiestas vinieron muchos antiguos alumnos del conservatorio que están estudiando sus carreras fuera y quisieron formar parte del primer evento de esta joven orquesta", apunta la presidenta de la asociación.
"En la orquesta se nos inculca la cultura del esfuerzo y la disciplina. Estamos aquí para seguir aprendiendo"
Aunque esta nueva formación está ligada al Conservatorio de Jerez por su propio director o por los alumnos, no guardan ningún vínculo. Son instituciones independientes que se ven beneficiadas del interés de sus alumnos por seguir aprendiendo. De otro lado, no todos en la JOX son jerezanos, también hay miembros de Sanlúcar, El Puerto, Algeciras, Arcos, San Fernando... Y no es tampoco el único lugar donde estos jóvenes músicos amplían su formación. Beatriz también participa en el coro grande y joven del Teatro Villamarta y Pedro Gálvez toca en una banda y asiste a un curso de dirección de orquesta impartido por Lucía Marí. No paran y no se ponen límites, al contrario. En la JOX les plantean retos musicales y humanos. ¿Por qué la música? Responden que es "elemental, prehistórico". Para ellos no es algo importante, sino vital. Incluso aseguran que la música es la única vía para unir el lado racional y emocional del cerebro de cada persona. José Ramón Hernández afirma que se deberían impartir cuatro años de educación musical obligatoria y que, tristemente, en Secundaria, la asignatura de música es la gran olvidada. "Incluso los niños pasan más tiempo dando materia de plástica. Los conocimientos que se trasmiten en el instituto sobre la música son ínfimos", insiste.
"Mis compañeros de clase suelen preguntarme por qué escucho ópera", comenta uno de los miembros de la JOX. "Dicen que es una música aburrida", espeta otro de ellos. Esta joven orquesta de la ciudad interpreta obras del siglo XVII, XVIII y sobre todo del XIX, pero también pueden sorprender con temas populares que, como destacan ellos, realmente son bastante arcaicos. Dicen que no oyen, sino que escuchan, y no solamente marchas de hace dos siglos. También les gusta SFDK, Queen, Zaz, o Pink Floyd, como delata la camiseta de Candela. Aludiendo a un tema del mítico grupo británico, ellos quieren romper ese muro que tiene la música clásica y que impide que los demás se acerquen a ella y se dejen llevar por las composiciones musicales inventadas por el hombre.
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