Miguel Parra inaugura en la Sala Barbablanca una galería de "bellas imágenes" abstractas.
"Explicar un cuadro es muy difícil, ¿qué explicas? —arquea las cejas—, demasiados factores que son difíciles de explicar...". No le gusta dotar de significado a un papel repleto de colores porque, si realmente refleja un sentimiento, una emoción, un instante ¿qué sentido tiene buscar un nombre?. ¿Una etiqueta? Llámalo pintura abstracta, pero tampoco. "Es una vocación de pintura abstracta, pero porque no logro despegarme de la realidad", confiesa Miguel Parra Boyero (Salamanca, 1959). "De una pequeña pincelada de un color especial, luego hago un pequeño rectángulo y este me lleva a una puerta de una casa y ya estoy perdido y lo llevo a la realidad", continúa.
Tubos de humo salen de diferentes chimeneas, en mitad de una ciudad un gato con largas pestañas, escaleras, montañas picudas que conforman una cordillera, una planta enjaulada o una casa pequeñita encima de una colina. Quizá estas escenas aparezcan en su muestra pictórica Kaleidos (bellas imágenes), o tal vez no. "Cada uno ve las cosas desde un prisma diferente. Depende de la educación que tenga cada uno, del entorno en el que se haya desenvuelto, de lo que haya conocido... ". Por lo que cada individuo deberá contemplar in situ sus obras circulares y rectangulares en la Sala Barbablanca (calle Pozuelo, 2) para saber qué esconden las pinturas de Miguel Parra.
Salmantino, "criado con buena bellota en Extremadura y reciclado en Sevilla", Parra cursa la carrera de Bellas Artes al tiempo que estudia la de Medicina. "Mi padre era un excelente médico y siempre me vi un poco reflejado en él". Pero en el tercer año abandona la rama sanitaria "y nunca he tenido ganas de volver a ello". Pero se declara un multifacético porque le gusta todo. "Cuando una cosa me gusta, quiero hacerlo. Veo a un bailarín y me gustaría ser bailarín, o veo a una periodista y me gustaría ser periodista", sonríe. "Tengo capacidad de ilusionarme rápidamente y suelo acabar lo que me propongo". A principios de los 90 consigue una plaza en el IES Padre Luis Coloma como profesor de Dibujo y desde entonces no se ha marchado de Jerez. De allí pasó al IES Santa Isabel de Hungría y por último al instituto Seritium, donde lleva cerca de 15 años.
Creativo e inquieto, Miguel Parra ha experimentado otras artes como por ejemplo el humor gráfico, la ilustración y la fotografía. Si bien sus pinturas buscan expresar y no conceptuar, no ocurre lo mismo en sus viñetas. "En un principio no me planteo la pintura para transmitir algo, al contrario del humor gráfico que uno sí tiene la vista puesta y está obligado a simplificar". Cuenta que comienza a dibujar viñetas con el estallido de la primera Guerra de Irak, en 2003. "Las mandaba a todos los periódicos y ninguno me publicaba nada". Por lo que las colgaba en su blog personal. "Y curiosamente Amnistía Internacional se interesó por ellas. Yo, relacionándome con Forges, El Roto... en Amnistía Internacional", dice aún sorprendido. Además de que en la actualidad es viñetista en lavozdelsur.es, donde publica semanalmente en la sección Negro sobre Negro. Pero tampoco le ha ido mal en la fotografía y en la ilustración: "No siendo fotógrafo he logrado publicar en el National Geographic". Una, como fotografía del día en el National Geographic estadounidense con una imagen de unas ocas pasando por detrás de una casa de juguete, y otra en papel de una niña vestida de princesa que está enfadada con su hermano durante el Carnaval de Cádiz.
En cuanto a la ilustración, lleva en ella desde 2007. "Entré un poco de rebote", Destaca que ilustró un par de libros, una obra de Carmen Gil, autora de literatura infantil, y otra de Eliacer Cansino, Premio Nacional de Literatura Infantil y Juvenil en 2010. Lo que le permitió participar en diferentes charlas con el Centro Andaluz de las Letras por todos los pueblos de Cádiz, Sevilla y Huelva. Comparte que su ultima exposición fue de esta modalidad en la Sala de Arte Pintor Juan Lara de El Puerto en 2015, con una muestra de ilustraciones del libro Camino de nieve (Editorial Alegoría, 2012), con texto de José Antonio Antón Pacheco, profesor de Historia de la Filosofía de la Universidad de Sevilla. Y ahora deja a un lado la viñeta y la ilustración para exponer una colección pictórica en la que lleva trabajando desde hace tres años, en la Sala Barbablanca. "Es una selección. No hay un total, se va trabajando y esto sigue creciendo".
Es la primera vez que Parra expone Kaleidos en una sala cultural. El color, la pincelada gruesa y las formas priman en su obra, trabajada con acrílico sobre cartón y sobre un papel especial. Pero... ¿por qué el nombre de la exposición, Kaleidos? "Estoy rodeado de buenos amigos que tienen mejores ideas que yo, y son capaces de titular mejor que yo", responde. Y a partir de esta idea, cada obra tiene su título particularmente pensado: "Narciso, Fábrica de humo, Caleidoscopio... Porque son formas bellas, los cristales, los espejos... es una visión fragmentada de la realidad. Y encaja muy bien porque cada uno tiene su visión muy particular a la hora de ver la obra", finaliza el autor de la séptima exposición que acoge la sala cultural de lavozdelsur.es hasta el 21 de diciembre.