Este grupo musical nació en el 2011 con la idea de retomar la herencia cultural andalusí y fusionarla con el flamenco y el sonido magrebí.
La Banda Morisca apenas tiene unos años de vida. En cambio este grupo, que lleva desde el 2011, ya presume de un éxito asegurado allá donde va y de un disco a la espalda: “Todo comenzó en Vejer, un día cualquiera e inesperado. La escuela de danza oriental de allí nos hizo la propuesta de ponerle música a un proyecto concreto, por lo que nos reunimos cuatro en ese momento para llevarlo a cabo, José, Juanmi, Antonio (otro componente que ya no está) y yo. Todo surgió ahí, nos gustó y decidimos seguir hacia delante y el resto ha venido después. Se puede decir que en 2011 ya estábamos todos y, por supuesto, Wafir y Vicent han sido grandes aportaciones por su experiencia en Radio Tarifa”, cuenta José Mari Cala, vocalista del grupo.
Una agrupación que ha surgido de forma natural, poco a poco, y dando paso primero a la improvisación. Según Antonio Torres, saxofonista de La Banda Morisca, “en ningún momento buscamos el éxito, no fue la idea principal ni mucho menos. Empezamos a reunirnos para disfrutar, para aportar cada uno lo que ya sabíamos y seguir aprendiendo. De hecho, cada uno venimos de sitios muy distintos, yo, por ejemplo, soy profesor del conservatorio de música de Jerez, por lo que para mí ha sido un gran descubrimiento porque vengo de la enseñanza, de lo academicista y esto no tiene nada que ver. Al principio, pensé que me había metido en un grupo de hippies y creí que no me iban a aceptar (risas). Pero aquí estoy, es toda una experiencia y, también, una escuela de aprendizaje”.
Pero la originalidad que les caracteriza conlleva un esfuerzo: la investigación. Los componentes del grupo explican que “la base de lo que hacemos es la música de aquella época. A partir de ahí vamos investigando, mezclando e improvisando. Está claro que al ser esta la orientación, los orígenes andalusíes, hay que tener un conocimiento, hay que buscar, ver y estudiar, pero, es curioso, porque las mejores cosas que hacemos surgen sin quererlo, en un ensayo cualquiera, cuándo menos lo esperamos de la improvisación momentánea de cada uno”.
La Banda Morisca desprende amabilidad, frescura y espontaneidad. “No puedes hacer esta música y estar serio, ya de por sí al principio choca un poco. Hay que añadirle un toque picante y divertido, así te haces más cercano al público. Y lo más importante, queremos pasarlo bien entre nosotros y con todos, si no, no tiene sentido”, anota José Mari. Por otro lado, tampoco importan los roles ni la organización jerárquica, según los componentes, “nuestra forma de trabajar es un potaje digamos. Aquí no hay nada que no puedas hacer. Cada día todos hacemos de todo y vamos investigando juntos. Por ejemplo, cogemos letras y melodías de canciones antiguas del flamenco, rebuscamos en el archivo y ya a partir de ahí hacemos nuestra música. Así es como lo entendemos. Lo pasamos de lujo (risas)”. Y para más ambientación, Vejer ha sido el sitio elegido para los ensayos, entre la naturaleza y la playa y con África al fondo: “Quisimos Vejer por buscar el clima, ahí en un callejón, en un sitio, nunca mejor dicho, morisco. Nos encanta recrearnos, como, por ejemplo, en los conciertos, que vamos vestidos así. En realidad, eso vino de ver a Wafir, que siempre va con su turbante a todos lados y dijimos, ¿por qué no?”, explican José Mari y Antonio entre risas y guiños.