La ilustradora gaditana Cristina Geneiro, más conocida como Puralínea, inaugura una nueva exposición en Cádiz, la primera en la capital. Sus dibujos poseen una belleza peculiar, algunos duelen con sus trazos imposibles y otros, sin embargo, rozan el humor más subrealista. Con un estilo muy particular donde predomina la línea, el uso comedido del color y la estética conceptual, Puralínea tendrá durante todo el mes de marzo algunas de sus obras en Distopía Café, situado en la calle Enrique de las Marinas.
Estudió Bellas Artes en Sevilla y Barcelona. Cuando terminó la carrera comenzó a trabajar como dibujante profesional en una empresa que hacía retratos por encargo. Después de varios años en Barcelona volvió al sur, donde siguió completando sus estudios con algunos másteres, trabajó en un museo de arte contemporáneo, luego como profesora, "pero siempre era intentando sobrevivir trabajando de lo que fuera". Viviendo en Sevilla, tras dos años y medio trabajando como teleoperadora para una compañía telefónica alcanzó su "tope". "Quería dedicarme a dibujar, porque era una época en la que me empezaron a salir muchos encargos, así que lo dejé hace tres años y desde entonces me dedico en exclusiva a la ilustración". Cristina ha tenido que compaginarlo con otros trabajos, ya que no es fácil dedicarse por completo al arte.
"Ahora he apostado fuerte por esto y me dedico a hacer murales, encargos y producción propia. También he puesto en marcha una tienda online". En esta plataforma se pueden adquirir Ilustraciones originales y láminas, así como una reciente colección de tazas. Pero mayormente trabaja por encargos. "Tengo la suerte de que la gente que me hace encargos nunca quiere algo convencional nunca. Por ejemplo, una chica me dijo 'mira, a mi novio le encantan los tigres y los chimpancés; siempre lleva unas Nike y le encanta comer sushi', y ahora crea una ilustración con eso. Pero me gusta, porque son retos muy creativos y me lo paso muy bien", comenta. "Ahora estoy haciendo retratos de mascotas con ropajes antiguos. Tengo algunos encargos pendientes así que el proyecto verá la luz poco a poco".
Cristina también ha dejado sus colores en otros lugares del mundo, como por ejemplo Filipinas. "Allí estuve con un proyecto solidario de mi amigo Adrián Torres, llamado Riding Colors. Esta fundación lleva el arte a entornos desfavorecidos, como comedores, residencias de ancianos, orfanatos o escuelas, realizando murales e intentando alegrar un poco el entorno de las personas que viven en ellos. En el caso de Filipinas estuvimos en un orfanato, con niños que pasan allí las 24 horas del día, e intentamos que tuvieran contacto con el arte durante un mes que vivimos con ellos. Fue una experiencia muy buena. Pinté tres murales: unos pandas para los niños pequeños, una sirena con un pulpo y unas medusas para los niños del colegio y otro, de forma simbólica, de unas manos haciendo un corazón que reflejaba mis sentimientos de amor y agradecimiento", relata. Después de este proyecto, también con Riding Colors, Puralínea prestó sus pinceles a las paredes del refugio para perros Kimba, en Conil. "La Asociacion Amigo Galgo contactó con nosotros para hacer un mural que fomentara la adopción".
En esta exposición podremos encontrar ilustraciones que no se habían expuesto antes y otras que ya han formado parte de otras muestras anteriores. La obra puede adquirirse desde el propio Distopía. "Yo siempre me he dedicado a la ilustración por mis posibilidades, ya que no dispongo de un estudio muy grande y pintar lienzos de gran tamaño es prácticamente imposible, pero después de los murales le cogí mucho gusto a pintar a lo grande, así que me animé a tirar por la pintura. Aunque donde me siento más cómoda es en la ilustración". Actualmente también expone su obra en Nuba Bar Chill Out en la playa de La Barrosa de Chiclana, donde se pueden encontrar pinturas y cuadros de un formato mayor.