Las cartas del exilio

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Cádiz acoge un ejemplar de la Enciclopedia de los migrantes, un proyecto trasnacional que reúne los testimonios de 400 personas migradas que viven en ocho ciudades de la cornisa atlántica del sur de Europa: Rennes, Brest, Nantes, Gijón, Oporto, Lisboa, Cádiz y Gibraltar.

“Cuando llegué a España en 2009, dejando todo detrás de mí, lo primero que hice fue llamarte a ti, mi madre, para decirte que había llegado bien, que todo en Europa era distinto a lo que yo creía, pero que gracias a Dios estaba bien.Tuve que empezar a hacer como mi tío, vender en la calle. Él mismo me contó que ahora es uno de los peores momentos en España debido a la crisis. Cádiz es una zona con muchos parados y es difícil encontrar trabajo. El primer día puse unas gafas de sol para vender y en solo media horita tuvimos que salir corriendo porque venía la policía local. También pienso mucho en el trabajo que dejé para conseguir uno mejor y en que aquí va a ser muy complicado encontrarlo. Cuando mis tíos en Senegal me hablaban de la dificultad que hay en Europa yo no les creía y ahora me doy cuenta que era cierto”.

Quien habla es Cheikh Dia (Senegal), uno de los cincuenta migrados a la provincia de Cádiz que han participado en esta enciclopedia del desarraigo, donde cada página ilustra de la vida, la adversidad, el miedo, la nostalgia y la superación con cada una de las historias de vida que recoge. Desde China, Italia, Bolivia, Colombia, Marruecos, Haití, Siria, Irak, Argentina, Argelia, Inglaterra, Irlanda, Bélgica y Brasil. Una torre de babel de 23 países donde todos comparten la experiencia de dejar sus hogares, por voluntad propia u obligados por la situación de su país, y contarles a sus familias, incluso muchos años después, los obstáculos que han tenido que salvar en España.

Makan Diarr(Malí) es uno de esos ejemplos de que la migración es para algunos la única salida aunque a veces le cueste la vida. “Soy yo, Makan, tu amigo de infancia. Te escribo esta carta para saber cómo estás de salud, saber noticias tuyas y de tu familia. Yo, por mi parte, estoy bien. Sabes que soy de una familia numerosa, soy el hijo mayor, y tenía que hacer algo para cambiar nuestras condiciones de vida. Entonces, tomé la decisión de empezar un viaje hacia Europa, sin tener fijado mi destino”. Y de Malí, a Libia, de Liba a Argelia y de Argelia a Marruecos. “El viaje fue muy duro, encontré muchos obstáculos que ni siquiera puedo contar porque son demasiado duros”. Pero aún quedaba lo peor para Makan. “Después de haber soportado todo eso, tuve que cruzar la frontera y saltar de una altura de 15 a 20 metros. Y tuve la mala suerte de caerme; y desde esa caída estoy discapacitado”. Con una sonrisa para los  fotógrafos Pedro Sara y Julián Ochoa, Makan le cuenta a su amigo que “gracias a mi esfuerzo y a los de la gente de buena voluntad, pude encontrar el sentido de la vida y del trabajo, conocer a mucha gente, y ayudar a mi familia, cuando mis posibilidades lo permiten”.

También hay otro tipo de testimonios como el de Wei Zhou, un chino que llegó a Cádiz porque hace diez años en su país descubrió el flamenco, “un arte que me conmovió el corazón”. Desde Cádiz, y a través de este proyecto, se sinceró con sus padres “Queridos padres. En esta carta os quería contar algo que nunca me he atrevido a deciros durante mi estancia en España”. Su pasión por el flamenco. Desde que vio un espectáculo flamenco en la televisión, “mi destino ha ido ligado a su magia”.

Como la magia del proyecto, puesto que a pesar del contacto que los migrantes puedan tener con su familia por redes sociales, esta carta personal e íntima es en muchas ocasiones un testimonio de auténtico amor. “Querida hermanita. Te escribo esta carta para decirte que te extraño a diario. Tenemos Facebook, Whatsapp, todas las tecnologías, pero no es lo mismo. Mi mayor deseo es abrazarte en persona y contarte todas mis cosas como lo hacíamos antes”, le dice la boliviana María Tania Lipacho a su hermana.

Ella es otra de las protagonistas de esta enciclopedia compuesta por 1.780 páginas, escrita en 74 lenguas y que representan a 103 nacionalidades distintas. Un proyecto trasnacional que reúne los testimonios de 400 personas migradas que viven en 8 ciudades de la cornisa atlántica del sur de Europa: Rennes, Brest, Nantes, Gijón, Oporto, Lisboa, Cádiz y Gibraltar.

Los tres tomos de esta enciclopedia han sido editados imitando la enciclopedia de la ilustración francesa de Diderot y d’Alembert, “con el objetivo de que sea una pieza de museo que ponga en valor el papel de las migraciones en la formación de la ciudades y de Europa en su conjunto, que aporte una dimensión política que consideramos muy necesaria en los tiempos que corren”, según explicó el día de la presentación en sociedad de esta iniciativa la concejala de Cultura del Ayuntamiento de Cádiz, Eva Tubío, quien subrayó que “la historia de Cádiz tiene una gran relación con la migración al haber sido punto de entrada y salida de la migración con destino a América. Es más, Cádiz, junto a Gijón (la otra ciudad española participante) eran el principio y final de la Ruta de la Plata”.

La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDHA) ha sido la impulsora en Cádiz de esta iniciativa que ha contado con la colaboración del Ayuntamiento que ha adquirido por 2.000 euros un ejemplar de la enciclopedia que está expuesta en el ECCO y que después estará custodiada en la Biblioteca Celestino Mutis. Además, ya está disponible una versión virtual en la dirección enciclopedia-de-los-migrantes.eu/digital/ donde cualquier persona podrá consultar su contenido íntegro.

Un proyecto que además del arte busca la concienciación y la sensibilización. Frente a muros, vallas y botes de humo con los que ha respondido la Unión Europea a la crisis de refugiados sirios, por ejemplo, la palabra. Frente al discurso xenófobo de la extrema derecha, la palabra. Y la empatía, porque el emigrante siempre carga en su espalda con los recuerdos de lo que ya no es y el presente de ser extranjero en otro país.

Bien lo sabe, Giuseppe Lagomarsino. “Estoy por cumplir 40 años de exilio. Cuarenta años fuera de mi país, que ya no es mi país. Y no te creas que siento que España lo sea. Porque a esta altura de mi vida siento que no soy de ninguna parte. Me río cuando alguien, escuchando los bandazos que di en mi vida, todos los lugares donde he vivido, me dice: “Tú eres ciudadano del mundo”. Sí, la frase es muy bonita, suena bien eso de “ciudadano del mundo”, pero yo en realidad no me siento ciudadano de ningún lugar, más bien me siento un paria que trata de vivir allí donde cae. Tal vez, como dijo un poeta (¿o Félix Grande?), “mi patria es la palabra y un cuerpo de mujer”. A la mía le agregaría los amigos. Lo demás son mitos, costumbres, fronteras, himnos, banderas”.

Como Khaliah Jones que vino temporalmente y ya son años los que lleva aquí, donde ha encontrado su hogar. “Mi viaje inicial de ocho meses se ha convertido en tres años. Soy afortunada de tener tanto apoyo. Siempre espero con ansias las cartas de Navidad y de cumpleaños en mi correo. Hace años no habría podido imaginar que a un lugar así lo iba a llamar mi hogar. En realidad ni siquiera sabía que este sitio existía. Estoy mirando al mar con la vista solo en el agua brillante y las nubes cenicienta. Cádiz es uno de los sitios más increíbles en los que he vivido”.