Cuarta parte de la memoria gráfica de una época que plasmó Manuel Rodríguez Romero.
Domingo en Jerez: ni un alma en la calle. Y los árboles, o "chuchurríos" o se los lleva el viento. Afortunadamente en los últimos años hemos visto cómo la vida pública se ha animado (o es un espejismo) en el centro de la ciudad. No corren la misma suerte los comercios del centro. Pasear y tomar un copazo es más habitual. ¡Compre en el centro y beba vino de Jerez! Que el que jerez bebía en la tierra del vino llegó en un momento dado a sentirse extranjero. Nadie es profeta en su tierra: ¿el jerez tampoco? Curiosamente en los últimos años el consumo de jerez ha vuelto a repuntar especialmente entre los jerezanos y estas estampas son cosa del pasado (o no, según... vuelvo a dudar). Serán cosas del sol de Jerez... o de Andalucía (embotellado).
Lo del mobiliario público tampoco sabemos si ha mejorado. ¿Se rompen nuestros bancos por la dilatación de los materiales? De aquellos bancos de hierro, señoriales y cómodos pese a que te achicharres el lomo en verano y te lo congeles en invierno, cada vez quedan menos. Hoy se reponen con otros que parecen casi de juguete.
Y en estas fechas en la que estamos, en pleno Festival de Jerez, no podemos sino sonreír al ver la viñeta de Japón. Cómo cambió Jerez en 25 años... observe cómo evoluciona en 33 más. Parece que 1984 no nos queda tan lejos como parece. Jerez día a día, Jerez año a año. ¡Todos los años igual!