¿Tres libros para una salida pequeña, cosa de tres, cuatro días, como el puente de Semana Santa? Sí, parecen muchos, sobre todo si en el ínterin se ven algunos pasos (que va a ser difícil), hay algún paseo por la playa (o el monte) e incluso se da buena cuenta de alguna que otra botella de vino. Vale, tres no, a no ser que seas una superlectora como, no sé, Yolanda Díaz, que ya saben que lo de la vicepresidenta es irse de vacaciones a Galicia y llevarse una biblioteca.
Allá van tres propuestas sin demasiado orden, salvo que se trata de novedades, sí, eso que se da en llamar novedades. En primer lugar comenzamos con un escritor francés bastante conocido, Pierre Lemaitre, que va a casi libro por año, como si fuera su adorado Balzac. Lemaitre, que vende bien en España, ha estado de promoción por unas cuantas ciudades. Así, a bote pronto, me suena que ha estado en Granada, Sevilla, Madrid, Barcelona, Pamplona... y diría que alguna más, es igual. Su última entrega es El silencio y la cólera (Salamandra), la segunda de su nueva trilogía Los años gloriosos. Son más de 550 paginones, pero se lee muy bien. El único 'pero' que tiene es lo de ser segunda parte. Aunque los escritores siempre trabajan aportando información cuando hacen referencia a algo ocurrido o a la aparición de equis personaje de una obra anterior, al final no es lo mismo. En este caso concreto, diría que, además de haber leído la primera novela de esta trilogía, que se llama El ancho mundo, sería conveniente incluso haber leído también la primera novela con la que Lemaitre arranca este folletín sobre el siglo XX francés, la magnífica Nos vemos allá arriba (Premio Goncourt, por cierto), porque los autores no pueden evitar ser juguetones y quién nos dice a nosotros que equis personaje secundario no ha sido clave hace treinta años o viceversa; por muy inteligible que sea lo que estamos leyendo, para mí siempre se pierde algo... Total disfruten de las idas y venidas de los Pelletier, sobre todo de las mujeres de la familia, del París sin baños y del Beirut del jabón.
De Francia pasamos a Rusia con Kilómetro 101, de Maxim Ósipov (Asteroide). Se trata de una colección de relatos y reflexiones, más o menos autobigráficas de este autor, médico cardiólogo de profesión, que salió de Rusia cuando dio comienzo la guerra de Ucrania del 2022. Se trata del autor de Piedra, Papel, Tijera, un pequeño éxito en la modalidad boca-boca. En Kilómetro 101 (por cierto, la distancia a la que los represaliados políticos debían mantenerse de las grandes ciudades), el autor presenta a Rusia como un sitio muy distinto de Occidente, con unas claves propias que se han gestado desde los tiempos de los zares y de la Unión Soviética y que hacen, por ejemplo, que Putin, sus actos y sus motivos, sea perfectamente reconocible para ellos. A Ósipov le gusta confrontar lo mal que se ha vivido siempre en Rusia y la altísima literatura que ha dado, probablemente una consecuencia de la otra. No vamos a hablar de los clásicos Tolstoi, Chejov o Dostoievski, que se citan frecuentemente en estos relatos... pero a lo que sí tiene algo este libro, por esa visión de la Rusia contemporánea, es a los Diarios de Kolima, de Jacek Hugo Bader y, claro, a la gran Svetlana Aleksiévich (El fin del homo sovieticus), Nobel periodístico en Literatura ganado a pulso, todo hay que decirlo.
Y vamos enfilando la despedida con Pobres criaturas, sí, la novela en la que se basa la peli en la que se sale Emma Stone. Se trata de una novela del escocés Alasdair Gray que, en realidad, data de 1992. Algo después (1996) fue publicada en España por Anagrama y ahora ha tenido la suerte de cara con lo de la peli la pequeña editorial que tiene sus derechos, Libros Walden, "una editorial que solo saca libros buenos", como ellos mismos dicen, que así da gusto. Bueno, muchos de ustedes ya han visto la oscarizada película, así que solo queda añadir que este bonito disparate funciona igual de bien al menos en papel. Ciencia ficción, un punto gótico (anda por ahí Frankestein, claro), comedia, amores oscuros... un rato más que entretenido el que ofrece una novela que está considerada entre las mejores que ofreció el fin del siglo XX en Escocia. Como ya nos vamos quedando sin adjetivos y este cronista sería incapaz de referirse a una novela como burbujeante, ha llegado el momento, de leer lo que dicen de Pobres criaturas por ahí: "burbujeante", "juguetona", "extravagante", "vivaz", "divertida"... ¡Disfruten!