Semana de pasión

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Semana de pasión. Nuestros amigos nazarenos están pendiente del tiempo. Nubes que provienen de Huelva atemorizan a los aficionados a la Semana Santa, legiones y legiones sobre los que somos meros peatones. Pero los cofrades confían en su suerte alegres y sonrientes. Las chicas del tiempo nos garantizan que a partir del lunes 26 mejorará el tiempo. La madrugá no peligra. Tranquilidad.

Semana de pasión. Fenomenal ocasión para descansar sin adentrarnos en el proceloso mundo del pecado. Si descanso demasiado me cansaré. La ociosidad no encuentra cobijo en el innumerable ramillete de virtudes que me caracteriza; por el contrario, la admiración y la adoración sin límites sí. Admiración siento por la figura impenetrable de Óscar Carrera y obnubilación por la pericia casual que el azar quiso jugar al emparejarnos en un mano a mano. Óscar me cuenta buenas nuevas desde la distancia. Carrera anda haciendo justicia de su genio por La Haya. Marco incomparable. Creo recordar que la primera vez que oí ese nombre nebuloso salía dadivoso desde la oquedad húmeda arqueada entre los labios carnosos de alguna notable contemporánea.

Por el tono modal con que ceremoniosa lo pronunciaba intuí una figura mítica como esas cosas que nunca se alcanzan. Años después, amigos comunes loaban su inquebrantable presencia de genialidad y consonancia. Desde entonces, turbado y eclipsado por su brillo dorado, no puedo más que admirarlo. Celebro su estado de buena esperanza. Si Dios quiere, por otoño conversaremos para los lectores de lavozdelsur.es de sus éxitos.

Semana de pasión. Un ciclón de oportunidades para tomar el sol de primavera. Quiero ponerme las botas con la mesa puesta de contento. Tomaré bacalao. Atún encebollado. Me acercaré a la barriada de La Asunción para desayunar pringá en El Volapié. A la tarde quedaré con mi buen amigo Francisco Quirós Ramírez. Nos serviremos un generoso café. Con leche él. Hablaremos. Nos reiremos. Le invitaré a torrijas hechas en casa. Yo no trabajo las torrijas. Me abotarga. Queridos lectores, ateos militantes y católicos practicantes, ¡a disfrutar de la Semana Santa!