En la única mezquita conservada de la ciudad, la del Alcázar, lavozdelsur.es se cita con el historiador del arte Fernando López Vargas-Machuca, que ejerce de profesor de enseñanza secundaria en el IES Padre Luis Coloma. El docente, que también es un prolífico autor de la historiografía local de la ciudad, será uno de los participantes en las jornadas del Jerez andalusí que ha organizado el Ayuntamiento de Jerez a través de la Delegación de Dinamización Cultural y el Museo Arqueológico. Durante todo el mes de marzo, historiadores, arqueólogos e investigadores de la época islámica de la ciudad, hablarán sobre el patrimonio artístico con una orientación divulgativa.
“Gran parte de lo que vemos es una reinvención de José Menéndez Pidal”, dice López Vargas-Machuca, que expone sus últimas investigaciones en un reciente estudio, que verá la luz este miércoles a las 19:30 horas en el Museo Arqueológico de la ciudad. “Estamos ante un oratorio para las tropas del Alcázar, para la guarnición, algo que en principio impide que pueda ser utilizada por el resto de la población de la ciudad”, explica en el pequeño patio de la mezquita.
Este lugar, frecuentado por turistas y jerezanos que acuden allí para hacer fotografías de bodas, bautizos o comuniones, es una recreación que guarda poco o nada de parecido con su estado original. “No podemos saber cómo era, pero en el patio de todas las mezquitas hay una fuente para las abluciones”, añade el historiador, que sin embargo reconoce otros elementos singulares del monumento que sí son de época islámica. “Todo el segundo cuerpo es suyo [del recreacionista Menéndez Pidal] pero la parte inferior, con el arco polibolulado, y la base, que es de cantería, y no de ladrillo, creemos que es original".
La ciudad, que según los últimos estudios del arabista Miguel Ángel Borrego Soto fue conquistada de forma definitiva en 1267, vivió años bastante convulsos durante la última etapa andalusí. En las famosas Cantigas de Santa María de Alfonso X el Sabio se cuenta cómo, en teoría, los musulmanes metieron fuego a la mezquita tras haber comprobado en su recuperación de Jerez que los cristianos la habían convertido en la capilla de Santa María del Alcázar. “El rey Alfonso X tuvo una visión de una mujer con un niño que le pidió ayuda”, recuerda López Vargas-Machuca. Se trataba de un milagro en el que la virgen “avisa a Alfonso X para que acuda a sacudir la rebelión mudéjar de 1264, que ahora sabemos que duró tres años”.
De aquellos años nos queda un testigo bien visible: el mihrab y el altar —hoy reconstruido— de este singular espacio, uno de los lugares más antiguos de la ciudad. “Lo que hicieron los cristianos es girar 90 grados la orientación, de manera que cambian un cuarto de vuelta, colocando el altar mayor en otro lado diferente al mihrab”, explica el investigador.
El misterio de la orientación de las mezquitas jerezanas
Como en casi todos los edificios andalusíes, la orientación del mihrab no es hacia La Meca, sino hacia el sur. “Sabemos que ellos eran conscientes de la mala orientación, así que puede darse por una cuestión ideológica”, explica el historiador. Pero además de eso, las mezquitas de Jerez esconden otro enigma. En Jerez las orientaciones de las iglesias cristianas no coinciden con la orientación católica que deben tener, hacia Jerusalén. El motivo es obvio: las parroquias de intramuros están construidas sobre antiguas mezquitas andalusíes. La cuestión es que estas tampoco están orientadas hacia un mismo lugar. “Me he puesto a medir las orientaciones al sur, meridionales, y nos llevamos la sorpresa de que hay dos grupos: Tres iglesias miran hacia un lado y otras dos hacia otro”, comenta López Vargas-Machuca.
Así, las iglesias de San Mateo, San Lucas y San Juan tienen una orientación diferente a las de San Marcos y San Dionisio. Para el historiador esto "no puede ser una coincidencia". "Si los cristianos hubieran levantado sus iglesias ex novo, sin ningún condicionamiento previo, lo hubieran orientado hacia el este", añade. Una circunstancia que se aplica, por ejemplo, a la ermita de La Ina, de estilo mudéjar y del siglo XIV, orientada hacia el este, en consonancia con la ubicación de la ciudad santa del cristianismo. Entonces, ¿por qué estos dos grupos?
"La explicación es que estas dos vertientes pertenecen a dos momentos históricos diferentes [de Al Andalus]", dice, citando a Alfonso Jiménez, arquitecto e historiador del arte y maestro mayor de la Catedral de Sevilla. Fue este investigador quien buscó la explicación sobre los orientación mihrab de Al Andalus. “Parece que la orientación cambió a lo largo del tiempo, y que cuando llegaron los almohades estos volvieron a cambiarlas, para mirar más hacia el sur, por su rigorismo religioso”, dice. De ahí se derivan algunas pistas para encontrar la datación de las mezquitas jerezanas y de la propia evolución del intramuros de Sharish, como se conocía a Jerez en época andalusí. Según el historiador, se trataba de mirar hacia un lugar distinto para diferenciarse de los cristianos.
Sin embargo, los vestigios andalusíes en la ciudad son limitados. En la propia mezquita del Alcázar, es difícil saber qué es islámico y qué no. La reconstrucción de Menéndez Pidal, de los años 70, ni siquiera llegó a contar con una memoria arqueológica, algo frecuente en los trabajos de aquella época. Aun así, los historiadores del arte tienen sus propios métodos para encontrar respuestas a enigmas de difícil solución. “Sabemos que la bóveda es islámica”, afirma el investigador.
La explicación no es tan obvia. En dos de las esquinas se encuentra un tipo de cúpula, en las otras dos laterales, otro. “Que haya una correspondencia entre esos lados, significa que esta monumentalizado ese lado, si la bóveda fuera cristiana serían diferentes, porque el lado a monumentalizar sería el altar, no el mihrab”, explica. Y de la misma forma, cree, que esta podría ser de origen anterior a los almohades, como tradicionalmente se ha dicho. “Si hay un Jerez pre almohade, tendría que existir un alcázar, pero no sabemos si sería este u otro”, concluye.
Pero, ¿Jerez es almohade? “Jerez es muy anterior al momento en el que pensaba”, responde el historiador, que recuerda que hasta los años 70 esta era la teoría más extendida. Sin embargo, restos de época califal como los encontrados en la plaza Belén de cerámica verde manganeso dicen lo contrario. “como mínimo existía en el siglo X, y casi con seguridad en el siglo IX”, asegura López Vargas-Machuca, que a la luz de las últimas investigaciones, tampoco descarta que la fundación del Jerez actual no partiera de un único núcleo, sino de varios. Un planteamiento que deriva de un encuentro de investigadores meses atrás en los Claustros de Santo Domingo. “Probablemente la ciudad partiera de la plaza Belén o de San Lucas”.
Fuera del Alcázar, es más complejo encontrar huellas del pasado andalusí. Bajando hacia la portada de la Catedral, en el lateral de la torre, encontramos otra de ellas, recientemente aparecidas. Se trata de unos arcos islámicos que han visto la luz tras los trabajos liderados por el arqueólogo Gonzalo Castro que se llevan desempeñando en la casa del Abad. Es en ese lugar, en una de las mitades de la plaza de la Encarnación, donde se encontraba en época medieval la mezquita aljama, puede que de época almohade, y luego la antigua colegial.
Los historiadores creen que es “extraño” que la mezquita aljama se encontrara en un lugar como este, próximo al arroyo, con gran pendiente y en la zona baja de la ciudad. Sin embargo y hasta el momento, sigue siendo la teoría mayoritaria. Los trabajos de la casa del Abad podrán despejar algunas de las incógnitas. Mientras tanto, la investigación vuelve a encontrarse este año para poner a Sharish sobre la mesa. Fernando López Vargas-Machuca, entre ellos.