Youssef decide un día que no puede esperar más, que debe cruzar el Estrecho de Gibraltar y asentarse en suelo europeo para aspirar a un futuro mejor. O, simplemente, a tener un futuro. Su historia tiene muchas similitudes con la de tantos africanos que emprenden el camino desde sus países de origen, y es el hilo conductor de la primera novela de Manuel Carmona Curtido (Rota, 1976), que lleva más una década viendo a diario historias de jóvenes inmigrantes.
Para Carmona, escribir es "como una terapia", y con ese fin se lanzó a darle forma a la historia novelada de Youssef, en su obra M.E.N.A. (editorial Hilos de Emociones, 2023), con el subtítulo Todos tenemos historias diferentes, pero todas son la misma historia. "Era algo que me llevaba rondando la cabeza mucho tiempo", admite, porque durante su labor como integrador social en colectivos que trabajan con jóvenes extranjeros se ha ido encontrando con "patrones que se repiten".
En el que es el tercer libro de Carmona, tras La realidad escondida y Viaje al centro del olvido, presentado en la sede de la CNT de Jerez —organizado por la Red de Apoyo a Inmigrantes Dimbali—, el autor quiere "invitar a la reflexión" y "humanizar" a estos menores extranjeros, para que los lectores se pongan en su pellejo y "puedan entender los motivos que llevan a estos chavales a hacer lo que hacen, como haría cualquiera de nosotros".
Manuel Carmona es diplomado en Educación Primaria por la Universidad de Huelva, especialista universitario en Educación Infantil por la UNED e integrador social, con formación específica en resolución de conflictos, inmigración, menores extranjeros no acompañados y racismo, actualmente estudiante del grado en Antropología Social y Cultural. Además de columnista de lavozdelsur.es. Desde hace una década, ha trabajado en centros de protección de menores y en protección internacional, donde ha conocido a muchos Youssef.
"Cuando empiezo a escribir la novela me doy cuenta de que cuando hablamos de estos niños les estamos negando su historia, porque una vez que llegan a España y entran dentro del Servicio de Protección a la Infancia, ya son etiquetados como menas. Estamos negándoles toda una historia previa. Por eso yo empiezo a narrar mucho antes de que el protagonista decida cruzar el Estrecho. Para que quien lo lea entienda por qué ese chico toma esa decisión", aclara Carmona.
La historia de Youssef, ficticia pero "cargada de mucha realidad", se "montó" en la cabeza de Manuel Carmona, que sintió la necesidad de "sacarla". Lo hizo como novela porque "es un formato mucho más accesible" para aspirar a alcanzar un número mayor de lectores. Además, lo tomó como "un reto", porque nunca lo había hecho antes. "Nunca había escrito con ese componente de imaginación", reconoce.
"A mí me gustaría que la persona que leyera el libro viera que hay una persona detrás de ese acrónimo, invitar a la reflexión, no que se tragara cualquier tipo de información que se lanza para deshumanizar", incide Carmona. De momento, está contento con el feedback que le llega de los lectores, que es "muy positivo". "El objetivo principal era que el libro viera la luz, y ese está más que cumplido, todo lo que ha venido después es un añadido", dice. Así dio forma a una "realidad escondida", que él vive de cerca cada día.
"Yo he estado trabajando en un centro de protección de menores y el vecino de al lado no sabía lo que era. Evidentemente, tampoco hay que anunciarlo a bombo y platillo, pero es significativo", cuenta el autor. En su trato con estos jóvenes, ha conocido testimonios de todo tipo. "Una vez, un chico me preguntó si yo sabía qué podía hacer para no enamorarse. Porque conocía a una chica que le gustaba y en tres meses lo trasladaban a un centro de otra ciudad y no la iba a volver a ver. No quería sufrir". Por cosas así, Carmona sostiene que "hay niños que han vivido tres veces más experiencias que nosotros, y cuando pasas la capa superficial, te das cuenta de que hay un trasfondo importante y que hay mucho donde rascar. Todo eso es lo que yo quería plasmar en esta novela".
El libro se titula M.E.N.A. como una manera de reivindicar la protección de estos menores extranjeros, ante los "mensajes malintencionados que buscan criminalizarlos. Detrás de este acrónimo existen vidas, historias individuales, sueños, esperanzas, frustraciones y necesidades". Carmona critica la manera "vergonzosa, chabacana y barriobajera" que tienen algunos políticos, "concretamente de Vox", de utilizar esta terminología para señalar a estos jóvenes.
A pesar de todo, por su experiencia, cree que "la sociedad no está tan polarizada como nos quieren hacer creer". Carmona es de los que opina que xenofobia, racismo y aporofobia siempre ha habido, pero ahora hay personas que han perdido el miedo o la vergüenza a expresarlo públicamente, pero no creo que haya un incremento cuantitativo importante". Y deja una reflexión final: "Cuando alguien desconoce algo, eso le genera miedo, inseguridad, nos pone en estado de alerta. Y es lo que hay que tratar de evitar. Hay que dar información y enseñar cuál es la realidad. Una vez que tú conoces, el miedo desaparece de un plumazo".
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