Con nueve horas de diferencia, a más de 17.500 kilómetros de distancia y preparando la cena para su hija Carmen, de 6 años, Francisco Lara Puerto (Jerez, 1974), conocido en el mundo del flamenco como Paco Lara, cuenta a través de audios de WhatsApp lo bien que le trata Australia. El sexto país más grande del mundo, el continente australiano —muchos lo identifican con un continente, pero en realidad forma parte de Oceanía, que agrupa a las islas del Pacífico—, escuchó por primera vez su guitarra flamenca hace tres años y medio, cuando se mudó junto a su mujer, Deya, y su pequeña desde España hasta Nueva Gales del Sur, donde residen.
Pandemia mediante, Lara, criado en el flamenco barrio de San Miguel, no solo ha conseguido consolidarse sino que se ha convertido en todo un fenómeno en un país con “hambre de cultura e intercambios multiculturales”. La consagración se ha producido hace solo unos días. Una imagen que guardará por siempre en la retina. Justo antes de saltar al escenario, guitarra empuñada por el mástil. Patio de butacas a reventar en la primera de las dos funciones que va a ofrecer junto a su grupo. Estamos en el backstage de la Ópera de Sídney, que no llega al medio siglo de existencia y es uno de los grandes iconos de Australia, el tocaor respira hondo y piensa satisfecho: “Pues no lo he hecho tan mal en estos tres años y medio que llevo aquí…”.
Salta a escena, se sacude los nervios previos y envuelve al público con una guitarra trabajada desde hace más de 30 años. Una carrera que empezó a los ocho años, que a los 16 ya estaba en plena ebullición y grabando discos con su hermano José. Un toque procedente de otra generación mágica de la guitarra jerezana, criada entre El Carbonero y Balao, que empujó al estrellato a su hermano pequeño, Santiago Lara, y que lo mismo ha acompañado a El Beni de Cádiz, El Torta, Capullo o Isabel Pantoja (con quien recorrió Chile y Perú en una gira) que a El Barrio y Los Delinquentes. Un compositor y guitarrista que publicó a finales de 2019 su primer disco en solitario The Andalusian Guitar, con el que ha abierto al flamenco las puertas de la Ópera de Sidney, una prestigiosa casa de la cultura de la que ha salido victorioso. “El guitarrista flamenco español radicado en Australia y originario de Jerez llegó a traernos luz y nos dejó disfrutar de una magnífica e inolvidable actuación entre un gran equipo de artistas. Gracias Paco Lara”, escribía el Instituto Cervantes en Australia a propósito del paso del músico por uno de los grandes escenarios internacionales.
¿Pero cómo llega hasta ahí? Lo deja claro: “La que me empujó mucho fue mi mujer, Deya. Ella baila flamenco, llevaba 20 años en España, su padre es español, pero nació en Australia, por lo que tiene la doble nacionalidad. Tenemos una hija, Carmen, y ella quería darle a la niña la doble oportunidad de vivir en ambos países y conocer ambas culturas, por lo que probamos suerte. Por el tema familiar, sin saber muy bien cómo iba a ir mi trabajo, me arriesgué y bueno… nos vinimos para acá, yo con una partner visa permanente, y ellas dos con doble pasaporte”. Septiembre de 2017. Maletas hechas y rumbo a Australia desde su Jerez natal.
Un periplo intenso y duro hasta acabar colgando el cartel de sold out en la Ópera de Sídney y tener que programar una segunda función. “Tocar en la Ópera de Sídney ha sido una consecuencia de un trabajo muy duro desde que llegué aquí. Un trabajo muy duro unido a la experiencia de 30 años de tocar flamenco en la cuna, en Jerez, donde más calidad y competencia hay. Venir de allí ya era una garantía”, cuenta Lara a lavozdelsur.es.
“Creo que he aportado mucho a la difusión del flamenco en Australia, empecé tocando para una audiencia muy pequeña y ya lleno todos los teatros"
“Cuando llegué aquí empecé a tocar con gente que hacía flamenco, no mucha gente, un colectivo pequeño, me empezaron a llamar como artista invitado, etcétera, pero pronto entendí que tenía que montar un proyecto propio. Grabé un disco a finales del 19 y empecé a hacer directos con el disco en sitios pequeños, clubes de jazz, poco a poco, buscando músicos de aquí, enseñándoles, creando mucha comunidad y afición aquí. Y cada vez me fue siguiendo más gente”.
El flamenco, como Patrimonio Inmaterial de la Humanidad, ya había pisado territorio australiano hace mucho, pero quizás Paco Lara, gracias a su residencia en el país y a su trabajo de campo, ha provocado que se filtre por muchos más poros, más allá del disfrute de un show puntual o un recital concreto. “En Australia se da la circunstancia de que hay mucha hambre cultural, mucho interés por la cultura. Es un país relativamente nuevo y multicultural, y tiene mucho deseo de escuchar a otras culturas, a otros artistas, y eso me ayudó. Y luego estudiar mucho, perfeccionar el inglés, mi guitarra… buscar temas o composiciones que ellos conozcan y adaptarlas a la guitarra flamenca, hacer un show un poco para todos los públicos, y de ahí creo que ha venido el éxito”.
Cuenta que hay una pequeña comunidad que conoce el género, que ha viajado, que ha estado en España, gente que lo practica, aficionados, algunos artistas…, “pero luego hay una gran masa de gente que no sabe muy bien qué es lo que es, está un poco confusa en cuanto a la riqueza rítmica y musical del flamenco, pero como decía Enrique Morente, el público no tiene por qué entender, tiene que ir al teatro y disfrutar, olvidar sus problemas y pasarlo bien. Si disfrutas, él mismo se ocupará luego de informarse, leer y saber más”. “Y así está siendo”, subraya Lara, orgulloso de su papel como divulgador y propagador de una cultura jonda que en su magnetismo es capaz de tocar a personas de todas las latitudes.
“Creo que he aportado mucho a la difusión del flamenco en Australia, empecé tocando para una audiencia muy pequeña y ya lleno todos los teatros, a todos los teatros que voy están llenos. Sold out en prácticamente todos los conciertos. La gente me escribe, me pego horas y horas respondiendo mails, tengo muchos alumnos de guitarra, me llaman de academias de baile para hacer cosas con ellos…, en fin, la onda expansiva del flamenco es bestial, tiene un poder de transmisión y una riqueza increíbles, y lo que hay que hacer es apoyarla y promocionarla”. En Australia no fue fácil al principio, pero no parar ha terminado dando sus frutos: “Aquí he empezado un poco solo, a buscarme la vida promocionando mi show y el flamenco, y ahora el Gobierno, al ver que la gente tiene interés y que mi labor tiene un fruto, también me apoya a través de subvenciones y facilitándome el trabajo, estoy muy contento en cuanto a mi carrera en Australia, y el público crece y crece, y cada vez sabe más”.
“En este país —abunda el artista jerezano— hay un gran interés por la música clásica, y por los grandes intérpretes europeos. Hay muy buenos músicos de guitarra clásica, por ejemplo. Y el tema del flamenco es algo más exótico, pero se le da el mismo valor que a la música clásica. Un guitarrista flamenco tiene aquí el mismo valor o más que uno clásico, porque hay menos. Hay muy poquitos". Eso explica por qué en su doble concierto en la Ópera de Sídney la promotora Abstract Touring, que organiza sus recitales, decidiera que el precio de las entradas llegara a los 80 dólares, precios casi de concierto de estrella del pop. “Yo tenía mis reservas, pero funcionó, aquí la gente paga por la cultura, paga por saciar su sed de cultura, de ir al teatro, apuestan las instituciones…”, resume.
Crisis por la pandemia: "A través del Ministerio de Cultura, el Gobierno me pidió los contratos que teníamos cerrados y me los pagó todos. Sin tocar"
Las comparaciones son odiosas pero a veces son necesarias para ponderar. ¿Ve mucha diferencia en relación al apoyo a los artistas respecto a España? “La situación en España respecto a la cultura es vergonzosa y lamentable, la verdad. Uno lo ve más claro cuando toma distancia y viene a otro país. La diferencia es abismal. Cuando terminé de sacar el disco, organicé una serie de conciertos de producción propia, entre mi mujer y yo, buscamos promotores, ayudas públicas, de los teatros… organizamos cosas y entonces estalla el covid. Este país fue el primero en cerrar todas las fronteras internacionales, aeropuertos —no llegó a haber ni siquiera confinamiento domiciliario—, con lo cual hoy en día hay apenas tres o cuatro casos en todo el país, no hay covid en todo el país".
¿Qué hizo además el Gobierno? "A través del Ministerio de Cultura, el Gobierno me pidió los contratos que teníamos cerrados y me los pagó todos. Sin tocar. Se suspendieron las actividades públicas y no tocamos en los teatros. El Gobierno, en cambio, cubrió ese dinero perdido, y pude cobrar sin hacer los conciertos. Eso permitió seguir seis meses componiendo, estudiando y mejorando por ese parón artístico. Eso es impensable que ocurra en España. Siendo un país que vivimos del arte, del turismo, y que no se proteja el patrimonio que representan los artistas me parece lamentable”.
"Sobre la situación de mis compañeros… ¿qué te digo…? Muchos de ellos me han llamado, hemos hablado, y está desesperados"
El sindicato Unión Flamenca, que ha aglutinado por primera vez a los artistas en torno a la defensa, regularización y protección de sus derechos como profesionales, calcula según sus sondeos internos que en torno a la mitad de intérpretes y ejecutantes del mundo del arte jondo se van a ver abocados a abandonar sus carreras debido a la crisis derivada del covid. Una vez más, la salida al extranjero quizás sea tabla de salvación para algunos, como ya lo fue antes para otros. Es el caso de Paco Lara que tras décadas pulsando cuerdas, creando música, vio en Australia un territorio que conquistar con su arte. “Sobre la situación de mis compañeros… ¿qué te digo…? Muchos de ellos me han llamado, hemos hablado, y está desesperados. Están desesperados. Y sufro muchísimos por ellos, la verdad. Me siento muy afortunado de estar aquí, pero estoy muy preocupado por mis compañeros y por el bienestar del flamenco".
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