Una fotógrafa "poco purista"
Patri Díez (Jerez, 1982), se considera "fotógrafa atípica", y "poco purista". Fotoperiodista durante seis años, hoy se dedica a su pasión por la fotografía y a mostrar sus conocimientos a los alumnos que quieren aprender la técnica. Reconoce que, hoy por hoy, ya no va a todas horas con su cámara, y que no es de fotografiar el instante justo en el momento en que se produce. "Esas prisas ya pasaron" asegura. Cree que detrás de los fotógrafos hay algo de poetas, porque mirar implica un juego que vincula al fotógrafo y la imagen. Recientemente, viene de exponer durante casi un mes en la sala Empírica de Granada la muestra 'Fotografías fuera encuadre original'.
Pues la acogida ha sido muy buena, tanto por el público como por los críticos de arte que nos han visitado. Los medios también se han hecho eco. De alguna manera también nos ha servido para entablar nuevas relaciones con personas que han aparecido por la galería. Ha supuesto un enriquecimiento en general.
Se hace alguna vez, lo que quizá sea más excepcional es que sea el autor o la autora de la propia muestra la que enseñe el contenido, porque dependiendo de la sala, si es de ámbito privado o institucional o público, sí que suele ocurrir, pero no es la persona que expone, es alguien que está ahí contratado. Lo que hace es darte tres o cuatro claves para que entiendas lo que se puede ver. Además se da un poco de pedagogía y pueda tener otro punto de vista.
(Risas) Bueno, esto es como todo. Hay muchos cineastas y luego hay muchos estilos de hacer cine, pero al final cada autor tiene un sello, un estilo. Por ejemplo, hay directores que son amantes de la literatura; ahí encuentran, de hecho, la inspiración para hacer sus películas. Es mi caso, la palabra es importante, pero soy y me siento, por encima de todo, fotógrafa. Pero me gusta palabrear, y dicen que en mi fotografía hay una tendencia filosófica, poética. Me parecía interesante escuchar a un experto de la filosofía del arte hacer una interpretación de lo que hay ahí expuesto, para que a partir de ahí entabláramos un diálogo. Son anexos de la propia exposición para enriquecerla desde otra perspectiva.
"En mi fotografía hay una tendencia filosófica y poética"
A esa frase contesto con otra frase, a ver si sirve: Marcel Duchamp, que hace 100 años generó un giro increíble en el mundo del arte, porque era muy provocador, pero también un tipo muy listo y muy intelectual, dijo que el arte puede ser muy malo o muy bueno, pero es arte, del mismo modo que hay buenas y malas emociones, pero no dejan de ser emociones. Bueno, ¡son fotografías! Están hechas por un dispositivo, que es una cámara, se ha hecho con una técnica, o sea que está validado como una fotografía. ¿Que tenga mayor o menor calidad? Va a depender de muchas cosas, y esto es como todo: habrá personas que eleven ciertas imágenes a la categoría de buenas y otras que no. Yo soy partidaria de que en cada imagen puede haber un rinconcito aprovechable, que nos conecte con ella, que tengamos un feeling, nos parezca bien y nos siente bien.
Es una plataforma como tantas otras. Y si es muy numeroso, se repite y termina por ser un poco cansino, por banalizar las cosas. Alguien digo que "lo poco gusta y lo mucho cansa". Yo creo es un poco más la abundancia y la repetición lo que hace que todo se pervierta o, no sé, hace que se vea distinta. No me parece que sea algo malo para los profesionales. Es un escaparate. Tendremos que dosificarlo, porque como es gratuito... ¿Y la cerveza si fuera gratuita? El grado de alcoholismo sería mayor. Y la cerveza está muy buena e Instagram también está muy bien, aunque yo no tengo.
Está claro que no, pero allá cada uno con sus cosas si así lo creen. Es como si dijéramos que todos por escribir somos escritores. Va a ser que no. Yo doy las gracias como amante de la fotografía de su democratización, sin lugar a dudas. Pero otra cosa muy diferente es el lenguaje, la sensibilidad, la cultura, los criterios artísticos. Todos usamos la palabras para escribir y para comunicarnos, pero está claro que no todos somos escritores. Con la imagen pasa exactamente igual.
Por supuesto que sí. Yo no soy de autores, soy más de fotografías concretas. Eso quiere decir que me pueden gustar fotografías de autores muy diversos. De todas formas, te voy a poner un ejemplo de una fotógrafo concreto y de fotografías suyas. Se llama Sugimoto, y tiene una colección de mares y de teatros. Lleva 40 años haciendo lo mismo, sin embargo, tiene una limpieza visual y un trasfondo que te llega y que tiene mucho potencial, tanto estético como poético. A mí el efectismo no me llama nada la atención. Vale, puede ser muy resultón en algún público determinado, pero a mí no me interesa, porque al final es algo vacío, superficial. El efectismo no debemos confundirlo con esto que te digo de la limpieza visual. Él es un hombre que sabe componer, que sabe ordenar las cosas, que sabe no poner muchos elementos para que aquello que esté ahí sea algo potente.
"No me resultan llamativas las imágenes efectistas"
En fotografía, por supuesto. Lo que elijas, que lo elijas bien, porque eso es ordenarlo, componer con elegancia. Al final, todo eso genera la limpieza visual de la que te hablaba antes. Las fotos de Sugimoto del mar, que son en blanco y negro, el mar es una línea horizontal. Está trabajando con la parte del cielo y la parte del mar. No hay nada más. Pero él es un estudioso de la luz, no varía el encuadre, que es el mismo siempre, pero la luz te está diciendo otra cosa: tanto el mar como el propio cielo.
Tenemos una sociedad muy sobreexpuesta, que es un término muy fotográfico, eso hace que haya una cantidad de fotos y muy subidas de tono, muy efectistas. A veces es complicado responder esta pregunta. Creo que es difícil distanciarse de esta inercia y esta incontinencia a estar sobreexpuestos con cosas superfiales.
Yo pienso que es como esas cosas que una no puede evitar en la vida, que de alguna manera van contigo. Tampoco podría explicártelo de una manera racional ni muy concreta. Sí es cierto que en casa tengo una madre que es muy creativa, muy artística en su forma de ver la vida, de hacer sus cosas. Ella y mi padre siempre han tenido contacto con la foto. Nadie me enseñó fotografía, pero de alguna manera siempre he tenido mis referencias, digamos sobre todo con mi madre, desde el punto de vista creativo. Me recuerdo con doce años haciendo algunas fotos en casa; sobre todo bodegones que yo montaba en mi propia cama. Eran bodegones vivenciales, porque eran cintas de casete. Objetos de algún modo diferentes. Componía porque los esparcía, los colocaba de diferentes formas.