Corazón de poeta y voz de juglar
“No hay caminos si antes no se sueñan”. Con este lema, que preside su página de Facebook, Pedro Grimaldi recorre —en su vida y en su música— los caminos del amor, explorando esa terra incógnita de los cuerpos amados, territorios de una pasión que antes ha soñado. También explora Pedro —en sus sueños, en su vida y en su música— los caminos de la libertad y de la justicia, con canciones que son —casi siempre— otra terra incógnita que también explora mientras sueña. Y explora sin saber adónde el camino irá... en un recodo aparece un verso, en otro surge una melodía, y así se va construyendo, paso a paso, una canción. Muchas veces, esta canción es una caricia de amor, y otras veces es el espejo de una realidad cruel, o la promesa de un nuevo futuro.
Melancolía y pasión, y también denuncia y esperanza, se entrecruzan en esos caminos de la memoria y los sueños, caminos de la imaginación creadora que le han llevado a construir Versos en la piel, un disco maravilloso que reúne catorce canciones memorables. Porque la vida está en el camino, pero el camino está en la vida, como señala el gran poema Viaje a Ítaca, de Konstantínos Kaváfis (quien ocupa también un lugar central en el Templum particular de Pedro Grimaldi). Y el camino de la vida nos ofrece la magia de poder —algunas veces— conectar corazones, y forjar esperanzas y sueños en común. Surge así el trovador como heraldo de un mensaje de amor, que quiere amplificarse y resonar en otros oídos, en otras almas, y hacer que lo Vivo sea lo Uno...
En una luminosa mañana de abril, nos hemos citado en el parque del Retiro, en Jerez, para sostener una conversación entre amigos, pues tengo el honor de ser viejo amigo suyo: con Pedro he compartido muchas acciones culturales, algunos estados de ánimo del cielo y del infierno, y varias labores profesionales en la gestión de la cultura, durante más de cuarenta años. Al hilo de su nuevo disco, intentaremos hoy trazar un perfil más amplio de este gran trovador andaluz, con corazón de poeta y voz de juglar.
Mi primera referencia musical es mi padre cantando flamenco, flamenco digamos “del blanco”: Juanito Valderrama, Pepe Pinto, todo aquello, y mi madre cantando coplas de Concha Piquer. Esas son mis primeras referencias infantiles en la música. Y a partir de ahí, en mi casa siempre había una guitarra, primero por mi primo Manolo que tocaba la guitarra, después por mi hermano, de manera que —la curiosidad de un chavalito de 14 años— coges la guitarra y buscas que tu hermano te enseñe unos acordes. Y yo me recuerdo en la escalera de la azotea de mi casa, en la calle Cerrofuerte, cantando “Anduriña”, de Juan y Junior, que eran tres acordes. Y bueno, ese es mi primer recuerdo cantando.
Luego uno va creciendo, va siendo consciente del entorno en el que vive, del país en el que vive, y aparece por mi vida Paco Ibáñez, y a partir de ahí yo empiezo, como tú sabes, a cantar las canciones de Paco. Yo me considero un divulgador de la obra de Paco Ibáñez en Jerez y la provincia de Cádiz. Recuerdo en el año 1976, aquel acto de reivindicación del edificio de la plaza de las Angustias, actual sede de Canal Sur Radio Televisión, que fuera sede de la OJE, como equipamiento cultural. Aquella fue mi primera actuación en público. Y vinieron también entrevistas en Radio Jerez, con Antonio Rodríguez-Liaño, cantando canciones de Atahualpa Yupanqui, de Jorge Cafrune, y a partir de ahí empiezo a ser consciente de cuánto me gusta la música y de que tengo ciertas habilidades para cantar. Y me llama Luis de la Rosa, una persona muy activa, para cantar en distintos actos.
Un año antes se había publicado el disco de Silvio Rodríguez Te doy una canción y empieza mi fascinación por la trova cubana, por Silvio, por Pablo Milanés, por Amaury Pérez, Sara González… Toda aquella gente viene a llenar un vacío en la España de la Transición y que, en torno a su música, nos hicieron albergar ilusiones de cambio, ilusiones de democracia. Era la idea del hombre nuevo. Ese es un poco mi itinerario, ahí están mis maestros: la trova cubana, Aute, Serrat… y los folcloristas argentinos y uruguayos.
En el año 1977 conozco a Javier Ruibal, que entonces cantaba en pubs de Jerez en la época en la que hacía la mili en San Fernando. Junto a él, actué después en algunos festivales de barrio. Recuerdo aquel concierto memorable en el Alcázar de Jerez (en el Alcázar aún no rehabilitado) en el que canté con Javier, Federico el Uruguayo y Norberto Gaite. Aquello fue en abril de 1979 celebrando el quinto aniversario de la Revolución de Abril, la revolución de los claveles portuguesa. Y aquel recital fue un punto de inflexión en cuanto a mi capacidad de expresarme musicalmente, y de estar en un escenario. Todo eso es lo que recuerdo de mis comienzos en el mundo de la música, de la canción.
Sí, recuerdo una asamblea memorable en la plaza del Arenal. Éramos un poco ilusos, ¿no? Porque hubo una movilización brutal de los trabajadores del sector bodeguero, pero en realidad nos estábamos manifestando contra los pactos de la Moncloa, que fueron los que nos apretaron bastante el cinturón. No éramos conscientes de que también era un pacto para hacer viable la democracia. Pero nosotros estábamos a lo nuestro, defendíamos lo nuestro. Y yo con veinte años, con mi Renault 5 y un megáfono, paseando por Jerez, con mi compañera Maribel, gritando: “Compañeros, estamos encerrados, estamos en la lucha, apoya al sector de la vid”. Cuando mi madre se enteró de aquello (mi madre que en su memoria tenía tan presentes los fusilados de la Guerra Civil) decía: “A mi hijo lo meten en la cárcel”. Digamos que ella lo sufrió muchísimo. Y me recuerdo en la plaza del Arenal, cantando “No nos moverán” y otra canción que hice yo expresamente para aquel evento de la huelga, y que ahora no recuerdo bien, pero que criticaba a los esquiroles y los chivatos. De aquella época hay canciones muy significativas, como “Cultura, quiero cultura”. Eran canciones muy inocentes, en el fondo, sin profundidad poética, pero eran muy de verdad, surgidas de sentimientos muy puros. O aquella canción de “La fuerza de la miseria”, que en el fondo era como el reverso de la canción de Carlos Cano, “El Salustiano”. Era un poco así, esa idea, hablaba de la inmigración, de los andaluces que tuvieron que emigrar a Cataluña.
Sí, sí, efectivamente, ahí nos conocimos porque tú me habías oído una entrevista en Radio Jerez con Antonio Rodríguez Liaño, en el programa Sobremesa Musical. Y allí nos reuníamos una vez a la semana a cantar canciones, a hablar de música y me localizaste para participar en aquel evento junto con Rafa Ojedo y otra mucha gente. Efectivamente.
Bueno, aparte de esas que hemos reseñado, como “Cultura Quiero Cultura” o “La fuerza de la miseria”, cantaba también cosas de Paco Ibáñez, como “A galopar”.
Y en el Chicle recuerdo que estaba cantando también este hombre, uno de Extremadura… Juan Antonio Espinosa de Extremadura. Y había otro, que le gustaba mucho a Rafa Ojedo, precisamente. ¿Cómo se llamaba aquel cantante?
Sí, Pepe Suero creo que estuvo en aquel festival del Chicle, y cantaba “Andalucía, la que divierte”, ¿te acuerdas?
Sí, también las cantaba. Yo creo que en aquella ocasión estuvo el propio Pepe Suero. Y después recuerdo que mi última aparición cantando en público fue en un cine de Rota, en un festival contra la entrada en la OTAN, en el que estuvo Sagaseta, el famoso diputado canario Fernando Sagaseta. Y fue mi última aparición, fue en 1982. A partir de ahí ya dejé de cantar en público, creo que fue la última vez que lo hice. Pero, bueno, seguí haciendo letras, y seguí haciendo canciones.
Efectivamente. En la I Campaña de Teatro Popular de Al-Xerixi acabábamos siempre con la canción “Ándale, ándale”. Era una llamada a tomar la calle. Era muy bonita esa canción, “Ándale”. Y también recuerdo esas colaboraciones con el gran dramaturgo Carlos Aladro, con El león Federico, una obra que finalmente no llegó a estrenarse por cuestiones de burocracia administrativa de la época, pero en la que hice la música de unos textos que escribió Paco Bejarano para esa obra de teatro. Una canción muy bonita era “Balada para Alicia” (entiéndase el personaje de Lewis Carroll). Supongo que alguna grabación habrá por ahí.
Sí, recuerdo haber estado contigo en Ubrique. En un acto que hicimos para un montón de gente en un salón. Yo cantaba el repertorio de Paco Ibáñez... También haber cantado en una entrega de carnet a los nuevos militantes del PC en Trebujena. O encima de un remolque, en La Barca de la Florida… Es decir, que no había sitio donde nos llamaran y no fuéramos, y además, por supuesto, cuando te pagaban la gasolina, era un milagro, porque todo era gratis. Nos costaba el dinero actuar.
Efectivamente, así fue.
Fueron muchos factores.
Sí, de aquellas canciones he recuperado algunas que se han incorporado a este disco Versos en la piel. “Si no vienes” es una de ellas. También la canción “Un planeta por tu pelo”. Fueron ambas canciones de una especie de disco doméstico que hice y que repartí a veinte o treinta amigos, y que ahora, con el paso del tiempo, han cobrado nueva vida con los arreglos de Julio Montoro y la aportación de Olivia Soler.
Efectivamente, quizá porque contienen versos que han quedado marcados en tu piel y en la piel de algunos otros. Las canciones son mi vivencia, pero son también mi fantasía, mi recuerdo y el reflejo también de las experiencias de otra gente. Todo eso está ahí en Versos en la piel. Y como te decía, hay otra gran canción de amor que también he recuperado para Versos en la piel, que es “Un planeta por tu pelo”. ¿Cuántas veces hemos reflexionado sobre los estadios del amor, el enamoramiento? Bueno, esa canción está referida al momento del enamoramiento, a ese estado de ánimo en el que todo gira en torno a la persona amada y deseada y que, por momentos, te genera un estado ansioso a la vez que placentero. Francesco Alberoni lo explica en su libro Enamoramiento y amor.
Y se sufre a veces en el enamoramiento. Sin duda.
Bueno, he incorporado una selección de mi producción musical y poética de aquellos años de los que estamos hablando. Pero el disco fue creciendo, porque Versos en la piel empieza como un trabajo para hacer tres o cuatro canciones y al final se convierte en un relato de 14, aun habiendo sacrificado —y dejado para otra ocasión— algunas canciones, y dos hermosos poemas de Josefa Parra, Los lugares marcados y Cuando llegue la hora, a los que les puse música hace algunos años.
Trabajando como director de la Film Office aparece por Jerez un realizador de televisión cubano que se llama Luis Hidalgo, que viene a rodar parte del documental Danza de Crines que trata sobre el padre de la gran diva de la danza Alicia Alonso, que era veterinario y, a comienzos del siglo XX, viene a Jerez a comprar sementales porque después de las guerras coloniales con España la cabaña caballar había quedado diezmada. Yo le acompaño en las localizaciones, donde él va buscando las huellas del padre de Alicia Alonso en Jerez y la zona. A partir de ahí surge una gran amistad. Nos vamos intercambiando nuestras canciones, porque Luis es también cantante y él un día me dice: “Mira, Pedro, me encanta cómo haces las versiones de Pablo Milanés, pero yo creo que tienes que cantar tus propias canciones, y te voy a presentar a un amigo que te puede ayudar”. Y me presenta virtualmente a Julio Montoro, con el que empiezo a trabajar con la idea de hacer tres o cuatro temas.
A partir de ahí surge una grandísima complicidad entre los dos y empezamos a trabajar en los arreglos y en el color que queremos darles a las canciones, y al final esas cuatro canciones que yo tenía, y que había rescatado de lo antiguo, se convierten en 14. Eso sucede en junio de 2022 y en octubre ya me voy a La Habana, y grabo los seis primeros tema en Alma Latina Studio. Y esa complicidad ya se convierte en una relación de amistad muy profunda y de entendimiento mutuo, que favorece extraordinariamente el proceso creativo. Cuando le envío el texto de “Tus alas, tu vida”, Julio hace una música que es como un guante para el texto y entonces él me propone un reto y me dice: “Ahora yo te voy a mandar una música y a ver si tú le pones una letra”. Así surge “Vencidos de Amor”, que es otra grandísima canción que tengo la suerte de cantar con Susel Gómez ‘La China’ que es una de las cantantes emergentes y de mas proyección ahora mismo en Cuba, una grandísima cantante, presente en Versos en la piel, entre otros duetos que hago en este disco con Javier Ruibal, con José Luis Arango o con Iris La Doña.
Sí, la experiencia de La Habana es un punto de inflexión, que me ha permitido confiar realmente en mis posibilidades como cantante y autor, y dimensionar que lo que yo hago tiene un nivel de calidad razonable. Y eso lo contrasto con los músicos que me acompañan, pues todos y todas se enamoraron de este proyecto. En la página central del cuadernillo que acompaña el CD, aparecen los 16 artistas cubanos, todos de grandísimo nivel, y las aportaciones de Perico Navarro, en el cajón flamenco, y de Javier Ruibal. El disco no se abre con mi voz, sino con la de una de las mejores cantantes líricas cubanas, que se llama Bárbara Llanes. Cuando Julio me propone cantar la canción que le da título al disco Versos en la piel con una cantante lírica, me sorprendo, por la complejidad de mezclar dos voces tan distintas en tesitura y estilo. Pero el resultado fue extraordinario, y la aportación de Bárbara le da un plus de excelencia al conjunto de la obra. Y así sucede también con el caso de Javier Ruibal, que canta conmigo Guardé mi color en tu arcoíris, o el caso de José Luis Arango, del que quedé fascinado cuando lo vi cantar en el espectáculo Tradicionales de los 50, en La Habana, y que eleva de nivel el bolero “Tu cuerpo”.
Cuando vuelvo de Cuba en octubre de 2022 vengo absolutamente emocionado porque La Habana es una ciudad que te atrapa literalmente, y por la experiencia con la gente que conocí allí y la demostración de cariño. Yo sentía que estaba en deuda, que le debía una canción a La Habana, y en el avión empecé a escribir los primeros apuntes de “Contigo Habana”, que es una canción con mucha carga emotiva y simbólica. Y entonces Julio me propone hacer dueto con Iris La Doña. Una rapera pero con muchísimo temperamento, elegancia y glamour. Una parte de lo que ella rapea es creación suya, y otra repetición de alguna estrofa del tema. Cuando aparece Iris por el estudio me quedo fascinado con su imagen, y cuando la oigo y veo cantar, me emociono y se me caen dos lágrimas. Entonces comprendo que su aportación es la que le da sentido y una dimensión especial a la canción.
La grabación del videoclip fue una de las experiencias mejores de mi vida musical. La Habana en sí es un plató de cine, donde se puede rodar una película sin contratar figurantes ni nada, ni atrezos ni nada, porque todo está en la calle. Aquel día habíamos quedado a las siete y media de la mañana, porque en La Habana hace mucho calor, y preferimos empezar a trabajar temprano. La primera localización fue en la plaza de la Catedral y, cuál fue nuestra sorpresa cuando llegamos, que había un coro niños y niñas ensayando. Yo miré al cámara, el cámara me miró a mí, al realizador, y coincidimos en que es esos niños tenían que estar en el videoclip. Hay que decir que las voces de esos niños, que allí en directo sonaron divinas, no están en el disco. Esas voces no las registramos para grabar. La voz que está en el disco es la de Sady Montoro. Pero esos niños le dieron un punto de valor precioso al clip. Y luego, ver a Iris La Doña por las calles de La Habana rapeando resulta espectacular. Quiero subrayar el hecho de que Tumi Music, la discográfica que produce a Julio Montoro, haya licenciado como single Contigo Habana para todas las plataformas digitales, y agradecer estas circunstancia a su presidente, Mo Fini.
Claro, es un disco muy elaborado. Ya te digo que son veinte artistas los que están ahí presentes, y como ya he señalado las colaboraciones de los invitados e invitadas le dan una riqueza especial: Barbará Llanes, Javier Ruibal, Susel Gómez ‘La China’, Iris La Doña, José Luis Arango, Belinda Guerra, Denise Cello, Olivia Soler, Lázaro Amauri, Miriela Zare, Dianelys Rojas y el actor René de la Cruz. Y hay un dueto que a mí me ha sorprendido especialmente, que es el que hago con Juan Kemel en la canción “Para que vuelen tus sueños”, que dedico a mi hijo. Juan Kemel es uno de los trompetistas más reputados que hay en Cuba, es un grandísimo trompetista y productor. Cuando lo oigo cantar me quedo sorprendidísimo porque, como le dije, “Juan, no entiendo cómo tú no tienes además una carrera de cantante”. También están en Versos en la piel los músicos que habitualmente trabajan con Julio Montoro, como el citado Juan Kemel, Roberto Vázquez Ley ‘El Chino’, Yosvany Betancourt ‘Pipi’ y Abelito Hernández.
Esa pregunta es muy difícil. Es poliédrica. El amor tiene muchos estadios, ya lo hemos hablado. Uno no puede aspirar a vivir eternamente en el estadio del enamoramiento, porque yo creo que el cuerpo físicamente no lo soportaría. Entonces, el amor se va transformando en muchos otros sentimientos de complicidades, de compartir universos, de compartir intereses, pero siempre creo que tiene que haber un punto de pasión que le dé sentido a todo. Si se pierde ese último punto de pasión la relación amorosa se resiente. Y este disco está trufado de todas esas historias en torno al amor, lo que no quiere decir que todas esas sensaciones sean necesariamente autobiográficas. Se canta al amor desde un propuesta meramente estética, también desde los sueños, desde el deseo, y desde otras muchas perspectivas que no son las propias vivencias, pero, efectivamente, creo que a mí lo que me moviliza a la hora de escribir es mi mirada interior, mi manera de sentir y de relacionarme.
Yo creo que sí, indudablemente. Creo que las canciones bellas y sentidas, las que versan sobre las pasiones vitales de los hombres y las mujeres, son eternas. A mí me gustó mucho lo que me dijo José Luis Arango cuando estábamos grabando “Tu cuerpo”. Además, está publicado en el videoclip con Arango. Él me decía: “Si en la canción no hay lírica, si no hay poesía, ¿qué queda? No queda nada”. Y es verdad. Este disco ha sido muy bien recibido en La Habana y, en la medida de la corta trayectoria que tiene, también en Jerez, porque mucha gente demanda eso y me dice: “Es que ya no se escriben estas canciones”; y eso para mí es un reconocimiento y reafirmación de esta obra. Y contesto con ello a tu pregunta: realmente hay que seguir escribiendo este tipo de canciones, porque tienen plena vigencia. En este tumultuoso mundo que vivimos de la Inteligencia Artificial, de lo efímero, de lo inmediato, sentarse a escuchar una canción donde te cuentan una historia y te la cuentan con cierta hondura poética, pues creo que la gente lo agradece, lo necesita y lo demanda.
Como dijiste, numerosos músicos cubanos han participado con sus voces o instrumentos en el disco. ¿Cómo valoras sus colaboraciones?
La excelencia del disco, claro, bebe de la excelencia que suman todos los grandes músicos que han pasado por él. Y el trabajo, los arreglos, la precisión... Pero como te decía, un músico puede ir a grabar y a cantar y a cobrar, y sin más... o involucrarse. Y te aseguro que el 100% de toda la gente que está en este disco se ha involucrado.
Bueno, eso espero... El concierto va a ser el 18 de mayo... Soy invitado oficial a la Feria CubaDisco. Y en el marco de la programación de CubaDisco se va a celebrar ese concierto, que ya te digo, va a tener lugar en la sala de teatro del Museo de Bellas Artes el 18 de mayo. Y vamos a grabarlo íntegramente. La pena es que hay tres artistas que ya no están en La Habana. Es el caso de Olivia Soler, que es una tresera que tiene 22 años, y que está becada ahora mismo en Berkeley para seguir con sus estudios; el caso de Yosvany Betancourt ‘Pipi’, que es un percusionista impresionante que también está trabajando ahora en Estados Unidos; y la cellista Denise Cello que ahora no vive en La Habana. Pero el resto sí, el resto están en Cuba, y me acompañarán, junto a nuevas incorporaciones como la pianista Roxy Morales, la tresera Janny Quiñones y el violinista William Roblejo.
En el concierto, espero poder recitar un poema a Pablo Milanés, porque no podría dar un concierto en Cuba sin rendirle homenaje a Pablo, no es posible. Pablo es eterno.
Espero que sí, que parte de ese concierto se puedan ver en Canal Sur y en televisiones locales de Jerez y la provincia.
Sí, vamos a ver. En eso estamos trabajando. El disco acaba de salir. Yo todavía no soy conocido en el ámbito de los programadores culturales, pero en ello estamos, y creo que, probablemente, a final de agosto o bien a mitad de septiembre, lo presentaremos en Jerez. Pero eso depende también de que podamos cerrar otras citas en la provincia, para que Julio Montoro, como mínimo, que es el director musical del disco, pueda viajar a Jerez. Espero que sí.
En Jerez, se puede obtener en La Luna Nueva y en la librería El Laberinto, ambas con tienda online. Se puede obtener también en la tienda Mala Música, que está en calle Medina. O se puede obtener —si alguien no es de Jerez— contactando conmigo, y se lo hago llegar.
También anuncio que pronto el disco estará en todas las plataformas digitales, en Spotify, en Apple Music, Amazon y otras, para su audición en streaming.
Me voy para allá en mayo. Voy a estar en todo el desarrollo de la Feria CubaDisco. El día 26 de abril se conocen ya los nominados, ojalá que nosotros podamos estar nominados con Versos en la piel, en una categoría que es Colaboración Internacional, porque no hay que olvidar que Versos en la piel es un producto jerezano y habanero, español y cubano, claro. De hecho, voy a ser el único representante de España en ese evento, en CubaDisco. Siempre tengo que agradecer, por supuesto, a todos los cubanos que me han acogido con tanto cariño y en esta ocasión envío un agradecimiento muy especial a Yadel Peláez y a todo su equipo de CubaDisco por la gran acogida que han tenido para Versos en la piel.
Dani Diosdado ha sabido interpretar, alcanzando la excelencia, toda la sabrosura y la cubanía que respira esta obra. Una nueva prueba del talento y el estilo personal de unos de los grandes ilustradores de este país.
En resumen, gracias a un encuentro en su día con Luis Hidalgo, aparece en mi vida Julio Montoro y hemos parido Versos en la piel. Si eso no hubiera sucedido, esta entrevista ahora mismo no estaría ocurriendo. Porque sin Julio Montoro no estaríamos hablando de nada. No estaría el disco. Está claro. Es un gran productor, que levanta el teléfono y ningún músico le dice que no. Todo el mundo quiere estar en los proyectos de Julio. Y así ha pasado con Versos en la piel. Julio acaba de publicar Mamá África, que es un disco, si puedo aludir a eso, que todo el mundo debería oír. Bueno, sus otros dos discos también son maravillosos, Alma Latina y Black Roots, incluidos en el catalogo de Tumi Music. Están en Spotify y otras plataformas. Pero, además de músico, su trayectoria como productor es impresionante. Y no olvido su faceta como autor de bandas sonoras, entre ellas la del largometraje Mambo Man, producido por Mo Fini.
En el proceso de producción de Versos en la piel era necesario que el trabajo final de masterización se situara en los mismos niveles de calidad de los arreglos, mezclas y dirección musical de Julio Montoro en Alma Latina Studio. Por eso conté con uno de los mejores que, además, tenemos muy cerca, en El Puerto de Santa María. Hablo de Mario G. Alberni, poseedor de un Grammy, y uno de los más reputados especialistas de este país, que trabaja en ese templo del sonido que es Kadifornia Mastering. Uno de los discos que han pasado por sus manos es Aire, de José Mercé, disco de platino con más de 100.000 copias vendidas.
Sí, yo creo que en realidad esto ha sido el sueño posjubilación de un hombre que fue cantante y que quiere seguir siéndolo. Sin duda. Versos en la piel es el mapa de las cicatrices que me han florecido, a lo largo de los años, en mi particular viaje e Ítaca, y en ese viaje he parado en un buen puerto, en el que estoy siendo muy feliz, y ojalá latravesía siga y siga y siga.
Eso es admirable, porque uno debe perseguir sus sueños.
Pedro, creo que tu voz, transida de hondo lirismo, nos acerca el arrobo que produce la visión del paraíso, y también la melancolía de quien vislumbra el abismo, y creo que tu obra poética y musical es una ofrenda que reduce el infierno y aumenta la belleza del mundo.
Y tras la conversación, Pedro Grimaldi se aleja por el Parque del Retiro en esta luminosa mañana de abril, buscando la magia que le traiga el camino, el aire y el instante...
Contacto: versosenlapiel.grimaldi@gmail.com
Más información: https://www.youtube.com/@pedro_grimaldi