Reseña de 'En un mundo anterior', de Pedro Sevilla

Su melancólica mirada de poeta maduro, al tratar temas que nos tocan a todos, consigue que nos duela como propio el recuerdo del derribo de un cine de verano o la decadencia de alguna olvidada callejuela

Pedro Sevilla, retratado por lavozdelsur.es en Arcos.

No hace mucho, me encontraba conversando con un buen amigo, poeta y pintor, sobre las maravillas que habitan en los grandiosos muros del Museo del Prado y, más concretamente, sobre la obra de ese maestro de maestros que será siempre Diego Velázquez. Me sorprendió descubrir que, más allá de la técnica pictórica o de esa virtud única del sevillano para pintar el aire, mi amigo resaltará su capacidad para conmover al espectador y cómo el sevillano, a través de sus lienzos, lograba rescatar del olvido a personajes tan humildes e insignificantes como El niño de Vallecas (1649) o El bufón Calabacillas (1639).

Una virtud que, salvando la distancia de los siglos y las diferencias entre el arte y la poesía, siempre he podido encontrar en la figura del poeta Pedro Sevilla Gómez (Arcos de la Frontera, 1959). Tener la suerte de poder conversar con él y pasear por las calles de su pueblo es siempre para mí un ejercicio de humildad y sencillez. Pues tiene Pedro esa virtud, tan extraña en estos días, de rebosar y transmitir su bondad y su paciencia. Tal vez por eso, leer sus obras es volver a confiar en la nobleza del ser humano, regresar a la inocencia perdida de la infancia y al recuerdo vivo de la tierra. Porque es, sin pretenderlo, de esos poetas que consiguen que uno se mire hacia atrás en el tiempo a través del espejo de los versos.

Su melancólica mirada de poeta maduro, al tratar temas que nos tocan a todos, consigue que nos duela como propio el recuerdo del derribo de un cine de verano o la decadencia de alguna olvidada callejuela. Sirva de ejemplo este fragmento del poema Viejos muros (p.31): «Paseo y, barro andante, / me figuro una más de estas piedras gastadas, / una dolida piedra que recuerda / primaveras de oro, / aromas de jazmines ya olvidados, mustias eternidades». Los poemas de En un mundo anterior (Calle del aire, Renacimiento. Sevilla, 2022) subrayan la capacidad del arcense para convertir en poesía lo anecdótico, para hacer de su recuerdo personal una flecha que nos alcance a todos.

Esta sensación se percibe desde el primer poema del libro, titulado Inscripción de nacimiento (p.13), con el cual regresa a su infancia a través del azul de los ojos de su madre, y que remitirá a sus lectores más fieles a ese otro Todo lo azul del mundo, recogido en La luz con el tiempo dentro (Renacimiento, 1996), por el cual el poeta arcense obtuviese el Accésit del Premio Rafael Albertí de Poesía en 1995.

El recuerdo de la infancia del poeta reverdece en muchos de los poemas que componen el libro. Sirvan de ejemplo composiciones como La mata de romero, Sin miedo, Gitanos, El rancho de San Jorge o Gorriones en la lluvia. El libro entero, como eshabitual en la poesía de Pedro, es un ejercicio de amor a sus raíces, a su madre, a su pueblo. Un muestrario de maneras de amar, siempre desinteresadamente, a través de ese amor que se entrega y se recibe: «Al final este amor / de nosotros, / este amor de ida y vuelta, porque sólo le doy lo que me ha dado» (p. 17). Un amor que es capaz de convertir, por pura dulzura, un poema de tono elegíaco en una verdadera apología de la ternura.

Sus versos, siempre bien medidos y con un tono inconfundible, cantan con elegancia a la luz y a la sombra, a la muerte, esa «otra noche más larga, más negra y solitaria» (p. 19), a la poesía, «que además de pedir pan o cobijo, / un idioma es belleza, canto y cuento» (p. 27) y a la vida: «Sí en tan frágiles cosas se encarnó la belleza, / que más da si después de la muerte no hay nada» (p. 35).

Pero si por algo destaca este En un mundo anterior es por ser un libro que exige a sus lectores la labor de volverse hacia dentro, de regresar a ese locus amoenus que es la infancia. Pues sólo de ese modo, desde la perspectiva de aquel niño que observa, en el pasado, cómo el poema sucede antes de ser escrito, puede descifrarse la verdad que se esconde detrás de cada verso. Y es esa verdad la que obra el milagro, tan difícil de alcanzar quizás por su aparente sencillez, de hacer que el lector se convierta en participe indirecto de lo escrito.

No cabe duda de que nos encontramos ante un libro tan inspirador como imprescindible, a mi parecer, uno de los mejores y más maduros —por no restar importancia y valor a los anteriores—, del poeta arcense. Profundo, sincero, entrañable y conmovedor, como ya he dejado entrever al principio de la reseña, fiel reflejo de la personalidad y nobleza del autor que lo firma.

Poesía

Pedro Sevilla. 'En un mundo anterior'. Renacimiento. Sevilla, 2022. 82 páginas. 15 euros.