La memoria de los flamencos, selectiva por naturaleza, fecunda en detalles, nace a la sombra de un anecdotario minucioso sobre el que se han construido no pocas biografías de intérpretes que han querido dejar testimonio de su manera de pensar el flamenco. Es pues un género con cierto arraigo que nos habla en primera persona y en el que se restauran y se recrean momentos de un pasado reciente, tendiéndose a poner más en valor lo grato que aquello que dejó cierto regusto amargo.
La narrativa de los flamencos que han vivido la transición de la juerga de señoritos al tablao, de los festivales a las peñas, de las tournée locales a las grandes giras es reminiscente, un continuo mirarse en el espejo del pasado ,puesto que a través de ese reflejo conciben y representan el momento presente.
De chipén, sin ojana es la biografía de El Gómez de Jerez escrita por el periodista jerezano Fran Pereira. Cantaor que vivió precisamente esos años de transición, en ella Fran ha querido ser transcriptor de un discurso sin implicarse, evitando con ello hacer ningún tipo de revisión crítica del relato aportado por el cantaor jerezano, en ella El Gómez ha volcado todos sus recuerdos y sobre todo se ha acordado de los suyos, que no son sólo su familia, ya que una carrera tan dilatada como la que ha tenido le granjeó profundas amistades.
Este relato biográfico de El Gómez se puede dividir en tres etapas que han ido perfilando su vida artística: la de índole familiar, el período en Jerez buscándose la vida, y la tercera y más prolífica que se centra en su incorporación a las compañías de grandes bailaoras y bailaores.
La historia familiar de El Gómez es un fiel retrato de época que podría ser el guión de cualquier película neorrealista italiana, esa manera de entender la vida queda impresa en su memoria y le acompañará durante toda su vida, pocos artistas puede vanagloriarse de haberse iniciado en un modelo de vida ya extinto, la del teatro de variedades ambulante. Ese contacto con otras realidades escénicas fue curtiendo al hoy gran cantaor que en su etapa juvenil entra en contacto con una nueva generación de flamencos del Arco de Santiago, éste se convertirá en uno de los ejes articuladores de su segunda etapa, un período formativo donde comparte experiencias de nuevo cuño con Moraíto, Diego Carrasco y Pepe de Joaquina, entre otros.
Pese a que salen esporádicos eventos, como la Fiesta de la Bulería y algunas giras locales, sin duda uno de los hitos de su carrera fue la participación en la Misa de Andalucía creada por Antonio Gallardo, asumiendo estilos de cante poco frecuentados por artistas jerezanos. En ese período suele formar parte del elenco artístico de espacios muy arraigados en el imaginario flamenco jerezano como Maribal, Los Gitanos y Los Cuatro Muleros pero también de vivir al día, de idas y vueltas a Sevilla buscando fiestecitas, de presentaciones ante estrellas rutilantes del flamenco para que lo contrataran volviéndose con las manos vacías.
Jerez se había convertido en la periferia del flamenco, a Jerez no llegaba ni la segunda cadena de TVE, el famoso UHF solo tenía señal hasta Sevilla, los jerezanos no vimos Rito y Geografía del Cante hasta veinte años después, no nos hallábamos en los márgenes, sencillamente no estábamos en los circuito. Pero sí se quería triunfar y conseguir cierta estabilidad económica había que emigrar, aunque fuera a la Costa del Sol.
Ahí comienza su tercera etapa, entra en contacto con artistas de otras latitudes y comienzan nuevas experiencias que se traducen en nuevos saberes, una de sus grandes virtudes a lo largo de su vida artística has sido la importancia que ha dado a aprender cosas nuevas, un artista emprendedor que entendió la transversalidad como fuente de conocimiento y desarrollo personal.
Será el momento de asumir papeles importante en escena, ya no sólo es un cantaor de atrás, asume papeles en un tipo de teatro reivindicativo, participa en documentales y comienza a acompañar a grandes bailaoras del momento, pero no es hasta que coincide con Antonio Gades cuando su figura adquiere otra dimensión, se convierte en hombre de confianza del bailaor y entra en contacto con los distintos procesos que articulan una puesta en escena, ya no es el cantaor cuyos límites están determinados por la propia naturaleza del evento, sus inquietudes no entran en conflicto porque encontró ante si a un gran director como Gades que rechazaba ser divo y que entendía su propuesta escénica como un modelo natural de relaciones humanas y artísticas.
Reconoce El Gómez que ha hecho de todo, menos barrer el escenario, ese periodo lo considera como el más fructífero de su vida, conoce mundo, culturas, modos de vidas, aunque Jerez siempre está en el corazón. También es su período más mediático ya que participa en las mejores producciones de Gades, en el Ballet Nacional y en varias cintas en el cine.
Esta biografía de Antonio Rodríguez Gómez El Gómez de Jerez abre una brecha en el panorama de la investigación flamenca de Jerez , ya que podría ser la punta de lanza para acercarse a un momento del flamenco jerezano que requiere especial atención, en él se trata de reconocer en este período que procesos sociales, como la desterritorializacion, lo vertebraron, como se decodificaban y cuál fue la respuesta de aquellos jóvenes nacidos en la década de los cincuenta.
Ficha técnica
'De Chipén sin ojana. Biografía de El Gómez de Jerez'. Peripecias Libros ISBN: 978-84-125871-9-7