Documentándome para la entrevista acabo de ver que hoy es su cumpleaños, 70 años. Muchas felicidades.
(Ríe) Es mi cumpleaños sí. Muchas gracias. Que sigamos cumpliendo, que es lo importante.
¿Cómo se siente?
No me lo creo. Yo digo: ¿pero yo tengo 70 ya…? Es imposible. Tengo un espíritu muy joven, pero los años están ahí. Estoy muy contenta de cumplirlos porque mucha gente no ha podido decir lo mismo. Hay que verlo con esa positividad. Estoy muy bien, gracias a Dios, que es lo más importante, mi gente también, y nada, a intentar disfrutarlos y a cumplir más.
Y a seguir al pie del cañón.
Sí, sí, la verdad es que mientras tenga ilusión, me responda la voz y tenga ganas de hacer cosas, estaré. En esto es muy importante la ilusión, la afición que tengas y si quieres hacer proyectos y quieres seguir. Creo que cada uno tiene que ver eso y si hay que llegar hasta aquí, pues ya está. De momento tengo este proyecto ahora de los 40 años, que es lo que estoy haciendo en los teatros, y estoy muy contenta.
La pandemia no da tregua a la cultura y, especialmente, a los flamencos. ¿Cómo le ha tratado a usted?
He estado como todo el mundo, no he hecho absolutamente nada. Ahora sí que hemos retomado cosas, entre ellas este concierto en Jerez que lo teníamos para otra fecha y lo hacemos ahora. Pero lógicamente la cultura se ha visto muy afectada y en el mundo del flamenco la verdad que hay una crisis tremenda que espero que poco a poco se vaya superando. Hacen falta ayudas para que la gente vaya saliendo adelante. Pienso que ya con las vacunas, de verdad lo creo así, se irán retomando cosas y reabriendo teatros. Hay que ver esto en positivo.
"Le he dedicado mi vida a este arte que quiero con pasión. Y el flamenco me lo ha devuelto con creces"
Si la cultura hubiese sido considera actividad esencial podía haberse ayudado al sector o que, por ejemplo, no haya que abrir un teatro un viernes a las cuatro de la tarde para un recital flamenco.
La verdad es que esto es un mal menor. Ya lo hablamos con los músicos y es cuestión de mentalización: te levantas, pruebas sonido antes, comes ligerito y te vas para el teatro. En realidad, cuando actuamos en el extranjero también lo hacemos a esas horas. Estamos acostumbrados y es cuestión de organizarte. Lo importante es hacer cosas y poder presentar tu espectáculo.
20 años no son nada, pero 40 de carrera en solitario ya son otra cosa…
(Ríe) Te das cuenta de lo rápido que pasa el tiempo, que es algo que sabemos los que más años tenemos, y sí que es verdad que cuando haces un espectáculo para recordar tu carrera te cuesta elegir, qué cojo, qué quito, son muchos trabajos, muchos discos grabados… y te cuesta elegir. Siempre es mejor tener mucho material y escoger lo más significativo y lo que creas mejor. He tenido mucha suerte en mi carrera, la verdad. He tenido ocasión de cantar en los mejores teatros del mundo, he conocido mucho mundo y eso se lo debo al flamenco. Le he dedicado mi vida a este arte que quiero con pasión. Y el flamenco me lo ha devuelto con creces, la verdad.
¿Qué recuerdo se le viene a la cabeza de los comienzos?
Fueron con mi padre, cuando yo era una niña. Él tenía su trabajo en la Renfe pero tocaba la guitarra como aficionado. Me recuerdo de niña cantando en mi casa, con mi padre tocando la guitarra, mi hermana y mis primos cantando… La música ha estado siempre en nuestra casa y en Andalucía se canta mucho. Es un recuerdo siempre con la guitarra y cantando. Ya cuando decidí ser profesional, digamos que me hice como artista en Madrid, trabajando en los tablaos, donde conocí a muy buenos artistas, y he tenido la suerte de tener grandes maestros viéndolos en directo. Había un ambiente muy flamenco en Madrid. Y Madrid es una ciudad muy generosa y acogedora, acogió a todo el mundo del flamenco que venía de Jerez, de Huelva, de Graná… allí había trabajo y fue una experiencia inolvidable.
Hasta 16 tablaos llegaron a estar abiertos a la vez…
Fíjate, antes de empezar los festivales en Andalucía ya estaban todos los artistas andaluces aquí. Luego ya, claro, cuando pasó el tiempo mucha gente volvió a su lugar de origen, pero aquí había mucho flamenco y mucho artista.
Llave de Oro: de los tablaos a cantar en el Carnegie Hall
Andaluza de Jaén. Artista criada en el guiso madrileño de la movida jonda que empezó a hacer chup chup en los 80 del siglo pasado. Carmen Pacheco Rodríguez nació en Linares un 25 de febrero de 1951 y desde hace 40 años se convirtió en Carmen Linares. Ahora celebra cuatro décadas de carrera en solitario tras medio siglo de trabajo estajanovista en el cante: de los tablaos de aquel Madrid efervescente al Carnegie Hall de Nueva York o la Ópera de Sidney. Maestra entre maestras. Gran dama del cante jondo. Una institución para las nuevas generaciones flamencas, especialmente para ellas, a las que abrió una Llave de Oro —¿por qué no la primera mujer en recuperar esta senda?— que hasta entonces tenían casi vetada.
El flamenco, decía Rancapino, se escribe con faltas de ortografía, pero Linares, Carmen, es hondura sin errores léxicos ni gramaticales, voz redonda que araña con la insoportable levedad de su quejío, ya sea entonando a Hernández, a Juan Ramón o la Serneta. En los 90 grabó los discos históricos Canciones Populares de Lorca y Antología: la mujer en el cante, fue galardonada con el Premio Nacional de Música en 2001, y ha firmado más de 30 títulos entre discos propios y colaboraciones. Ha dejado para la eternidad duetos inolvidables con Serrat, Miguel Poveda, Luz Casal y José Mercé, entre otros muchos artistas. Es patrona del Instituto Cervantes —de su mano accedió por primera vez el flamenco en la institución—, fue comadre de Enrique Morente y está casada con Miguel Espín, periodista y divulgador jondo vinculado a TVE desde 1971 e integrante de legados impagables para la historia audiovisual como Flamencos, programa que presentaba Fernando Quiñones.
Este viernes, en la sobremesa (16.00 horas), Carmen Linares regresa al Teatro Villamarta de Jerez para presentar sus 40 años en el cante. Un espectáculo donde junto a sus músicos habituales tendrá como artista invitada a Martirio. En el espectáculo, cuenta a lavozdelsur.es por teléfono antes de tomar el AVE rumbo a una de las cunas del flamenco, "retomo las cosas que creo más importante en mi carrera, cosas de la Antología de la Mujer, cosas de los poetas, con Juan Ramón, Miguel Hernández y Lorca, y también llevo a una bailaora estupenda, y en esta ocasión tengo a Martirio como artista invitada; hemos estado ensayando y preparando unos temas muy bonitos y está muy ilusionada. Casi todos mis espectáculos los he presentado en Jerez y estoy muy contenta por volver".
¿Por ‘culpa’ de qué o de quién empezó a cantar?
Puede ser que fuera por culpa de mi padre (risas), pero la verdad es que canto desde muy chica, me gustaba desde niña. Me sabía las coplas que escucha en la radio y lo cantaba todo. Luego, efectivamente, influyó mucho la gran afición al flamenco de mi padre. Él estaba muy contento de que yo cantara, de que quisiera ser artista y siempre me animaba. Ya después conocí al que hoy es mi marido —Miguel Espín—, que es un gran aficionado, trabajó en TVE haciendo programas con Fernando Quiñones, y le encantaba, por lo que todo fueron apoyos. Una mujer en ese tiempo era como más complicado progresar si no tenías gente cerca que valorase tu profesión y le gustara lo que hacías. Era difícil sobrevivir de otra manera porque luego te casas, tienes niños… y esta es una profesión a la que hay que dedicarle mucho tiempo, muchos viajes, y en ese sentido yo he tenido mucho apoyo y mucha suerte.
Su antología de la mujer en el cante cumple 25 años este 2021. ¿Es consciente de cómo abrió, y aun hoy sigue abriendo, ese doble disco la puerta a muchas cantaoras?
Esa antología marcó en mi carrera un antes y un después, pero sí que es verdad que también marcó a muchas mujeres para animarse a ser cantaoras. Esa antología es un reconocimiento a ellas y muchas mujeres jóvenes se animaron a ejercer esta profesión, de lo cual, en lo que yo haya podido colaborar, estoy orgullosísima y muy contenta. Creo que es una profesión maravillosa en la que la mujer que se lo toma en serio y tiene afición, claro que sale pa’lante.
25 años de 'La mujer en el cante': "Esa antología marcó en mi carrera un antes y un después, pero sí que es verdad que también marcó a muchas mujeres para animarse a ser cantaoras; estoy orgullosísima"
¿Ha sentido machismo en el flamenco?
No lo he sentido la verdad, el machismo del flamenco casi siempre ha estado en el entorno. Un padre no veía bien que su hija saliera fuera a actuar, veían peligro, y yo por las mentalidades de la época también lo entiendo. O tu novio no te dejaba… Yo esos problemas no los he tenido, pero sí que los he visto en otras mujeres que los han sufrido. En el mundo del flamenco, la afición ha sido conmigo maravillosa. Cuando ve que te tomas muy en serio tu trabajo y que eres una cantaora que aporta y que está a favor del flamenco para tratar de ponerlo lo más alto posible, para tratar de estar yo a la altura de ese gran arte, el aficionado te lo compensa. En la actualidad las cosas han cambiado muchísimo y hoy en día una mujer puede dedicarse a la profesión que quiera, afortunadamente.
¿La globalización ha desdibujado la esencia flamenca? Usted siempre ha sido renovadora, pero defensora también de que no vale todo.
Hay que innovar, renovar, pero no vale todo, efectivamente. Siempre hay que hacerlo con buenos conocimientos y con una base fuerte de tu arte. Afortunadamente, el tiempo pone las cosas en su sitio y cuando sale un boom pero que no vale nada, ahí se queda, y prevalece lo que tiene calidad. El tiempo juega a tu favor en eso. Creo que para estar en este arte hay que tener un compromiso importante y no vale todo. Hay muchos artistas serios y comprometidos. Gente que aporta cosas que suman, que no restan al flamenco. Lo que se queda desdibujado al final pasa.
¿Cuándo fue la última vez que le visitó el duende?
(Ríe) El duende lo tuve cerca en diciembre pasado, aquí en Madrid, en los Teatros del Canal. Cerré la Suma Flamenca, que estaba dedicada a Enrique Morente, y vino como artista invitada Estrella Morente y hubo, de verdad, unos momentos mágicos que ahí se han quedado. Menos mal que los grabaron… porque fue muy, muy emocionante. Cantamos por soleá juntas y estuvo el duende con nosotras… y con todos. Estábamos todos muy emocionados.
¿Algo que le quede por cantar?
Uy, muchas cosas. Afortunadamente no lo he cantado todo. Hombre, claro que sí. El flamenco es muy extenso y tengo un repertorio muy grande, pero hay cosas que no he hecho. Creo que lo que una haga debe hacerlo bien, tampoco hay que obsesionarse con cantar todos los estilos del flamenco. Lo importante es que lo que hagas esté bien hecho, hayas aportado cosas y a la gente le llegue al corazón. Eso es lo que persigue un artista siempre: la emoción en la gente y que se vaya de otra manera diferente, mejor, más feliz, con más energía, de la que llegaron al teatro.
En una época donde todos los nuevos cantaores aprenden por YouTube, ¿un consejo antes de abrir la boca para cantar por soleá?
No soy mucho de dar consejos, pero en líneas generales sí les digo que el flamenco es una carrera larga, que se tomen las cosas con su tiempo, sin correr, ir avanzando e intentando asimilar las cosas. Intentando, como diría, aprender el cante, pero llevarlo con tu propia personalidad, a tu forma, para que sea auténtico. Y dedicarle tu vida, y salir y aprender los compañeros. Pero hay que ir pasito a paso, sin saltarse las cosas. Si tienes que cantar para el baile, lo haces, porque también se aprende mucho ahí. Se aprende en todos los sitios. Y sobre todo, tener un gran amor y una gran afición por el flamenco, es lo más importante.