¿A quién no le hubiera gustado poder cartearse con Cervantes y cantarle las cuarenta por su manera de tratar a don Quijote? ¿Quién no estaría dispuesto a enmendarle la plana a don Miguel y abrirle los ojos para que entendiese las similitudes entre el mundo en el que él y su don Quijote vivieron y la realidad que nos toca vivir en el siglo XXI? Pues bien, la escritora y psiquiatra francesa Lydie Salvayre lo ha hecho por todos nosotros. Y lo ha concebido de manera magistral a través del libro Soñar despierto, editorial Tres hermanas.
Soñar despierto es un libro que se compone de 15 cartas, aunque también se puede leer como una única carta escrita en varios días, en las que la autora, premio Goncourt 2014 por su novela No llorar, defiende al personaje don Quijote de las tropelías y los entuertos en los que su autor, Miguel de Cervantes, le envuelve para regocijo del propio creador y de los millones de lectores que, a lo largo de la historia, han disfrutado con las aventuras de nuestro caballero andante. Puede que el lector de este artículo, al llegar hasta aquí, piense que hablamos de la enésima novela o ensayo sobre El Quijote, mas al comenzar Soñar despierto encontrará ya en la primera línea de la primera carta la seriedad con la que Salvayre interpela a Cervantes y le deja claro cuáles son sus intenciones: “Señor, se lo digo sin rodeos, no tengo ganas de bromear, el modo en que trata a su don Quijote no me agrada” y en un acto de cortesía le pide perdón a don Miguel por utilizar las palabras de nuestra época, puesto que el libro cervantino le trae directamente a la actualidad y la remitente reconoce que veces olvida que les separan cuatro siglos. La escritora de las cartas, que no deja de ser la propia autora, va desgranando a través de las quince misivas los problemas que nos acucian en nuestra época, que no son sino los mismos que don Quijote enfrenta. Ya, en la primera carta, Salvayre aboga por la necesidad de un nuevo Quijote en nuestros días debido a la carencia de utopía en los que nos gobiernan.
En la segunda carta escribe a Cervantes sobre la velocidad a la que evoluciona el mundo, velocidad que don Quijote ya cuestiona a su manera, y la resistencia que despierta en nosotros. En esta misma carta le pide a Cervantes que recapacite sobre su juicio acerca de la locura. A tal fin, cita a Nietzsche, Artaud o Lautréamont entre otros, y admite que don Quijote está loco si “estar loco es elegir vivir según lo que le dicte a uno el alma y el corazón”.
A lo largo de las siguientes cartas, Salvayre va desgranando temas como la amistad, la anarquía en el modo de enfrentarse don Quijote con el poder, la igualdad de clases y el comunismo libertario, la lucha de don Quijote contra las nuevas tecnologías que “pululan hoy en día en nuestra vida cotidiana, y que usted no puede de ninguna manera imaginar, querido señor, esas máquinas de las que en cierto modo nos hemos convertido en prótesis, nos separan cada día más de esta experiencia física, carnal, sensible de los demás y del mundo en el que su hidalgo va ahora a aventurarse” ; el feminismo o el tratamiento de Marcela, la pastora, acertadísimo cuando Marcela proclama: yo, como sabéis, tengo riquezas propias, y no codicio las ajenas; tengo libre condición, y no gusto de sujetarme. Ante dicho discurso añade Salvayre: ¿Sopesó usted, querido señor, el efecto que pudieran causar las palabras que pone en boca de una joven en 1604? ¿Era usted consciente de que eran propiamente subversivas?.
Describe en las cartas la relación Iglesia-Estado, el amor ideal con Dulcinea, el amor carnal o la prostitución, el tema de la utopía ya citado anteriormente, el elogio a la amistad o el animalismo, entre otros, para llegar a la conclusión de que don Quijote es el trasunto del propio Cervantes, quien no podría decir todo lo que don Quijote denunciaba durante sus andanzas: “Esta mañana, querido señor, me vino a la mente algo que deseo preguntarle: ¿ese amor profundo de libertad y justicia y esa hostilidad que don Quijote manifiesta hacia el poder no serán, por casualidad los suyos?
Acaba la autora de las cartas agradeciendo a Cervantes que haya conseguido hacer a los lectores reír y filosofar al mismo tiempo.
“Por su boca, querido señor, inculca mil verdades valiosas. Nos sugiere que la poesía es, a fin de cuentas, la única cosa que puede oponerse a la violencia y al absurdo del mundo, [ …] podemos conocer este mundo tanto a través del sueño como a través de los actos, […] que los poderes del sueño son muy capaces de subvertir la lógica”.
A soñar toca, pero bien despiertos.
Lydie Salvaire, escritora y psiquiatra francesa hija de refugiados españoles de la Guerra Civil, ha obtenido entre otros premios el Prix Novembre y el Premio Goncourt 2014. Marta Cerezales Laforet es la traductora de Soñar despierto, editorial Tres Hermanas, y de otros libros de la autora tales como Siete Mujeres o Caminar hasta el anochecer, ambas para la editorial El Desvelo.
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