'Sonidos Negros, sobre la negritud del flamenco'
K. Meira Goldberg. Traducción y prólogo de Kiko Mora. Colección Música crítica. Musicología. Editorial Libargo l, 2022. ISBN 978-84-948136-9-6
No es este un ensayo de baile flamenco al uso ni tan siquiera pretende ser un relato de los elementos afronegros que hay en su música o en su baile, es un juego de espejos donde se transfieren imágenes, generando con ello una respuesta disidente que llamamos flamenco. Es un estudio que persevera en los modelos de circulación, reflexión e influencia mutua entre América, Europa y España a través de los tropos perfomativos del baile.
En él se trata de descubrir las presencias invisibilizadas de elementos no necesariamente flamencos pero que contribuyeron sobremanera a construir el relato de lo que hoy entendemos como flamenco, buscando como se representa la raza, alejándonos de análisis taxonómicos y mostrando la intertextualidad que nos revela al emparentar el flamenco con el circo, las formas afroamericanas, el cakewalk y el claqué del vodevil. Pero ya se sabe que desentrañar las representaciones de la raza nos lleva inequívocamente a exhumar el racismo.
La Teoría Crítica de la Raza surgida en EEUU no niega que exista la raza, la concibe como una categoría socialmente construida para oprimir y explotar a las personas no blancas, de ahí que la autora haga uso del término Negritud como un conjunto de discursos que reflexionan sobre la identidad del negro como categoría racial que desvela la presencia reprimida de la cultura negra durante el período colonial y postcolonial, por otra parte "Blanquitud" sería la articulación entre el ser biológico y el ser social, entre la blancura de la piel y las prácticas sociales de un habitus particular dominante.
Se produce pues un cambio gravitacional importante a la hora de analizar aquí el flamenco, ya no se vertebra desde la gitanofilia en tanto que supone un cambio de eje importante en la creación del flamenco, por otra, se percibe una importante fractura en la concepción del flamenco para los no gitanófilos ya que se presenta bajo una perspectiva decolonial.
Este ensayo destaca lo complejo de la identidad ibérica abriendo la puerta a consideraciones sobre el tropo del pastor bobo, un drama de redención encarnado por un pastor bufón, personaje reflejado en las obras de Juan de la Encina del que muchos autores de nuestro dorado siglo tomaron como referencia y que acabaría convirtiéndose en el gracioso, una figura caricaturesca que disiente en cuanto a que propone un nuevo marcador cultural de una identidad nacional no sometida a los influjos culturales y sociales de su tiempo, esto es, la no obligación de imitar lo francés o inglés que tan de moda se pusieron después de nuestro Siglo de Oro . Estas representaciones foráneas que se fueron implantado debido a la pérdida de influencia y protagonismo español en el espacio geopolítico, contribuyeron a definirnos como el “Otro” exótico y que como respuesta disidente surgió el majismo.
Meira Golberg propone cambiar de sitio la representación de la raza y el imperio en el fandango del siglo XVIII e incide en la criollización o reinvención de la cultura peninsular en el mundo colonial, así como en la reintegración de la americanidad dentro de la identidad española y como ésta se aferra a manifestaciones del tropo del blackface americano en pleno siglo XIX y trayendo a colación figuras refractadas del pastor bobo a través de la mirada negra de Mungo, Harlequin Friday y Jim Crow y como se representó el hombre negro en España a través de Jacinto Padilla “El Negro Meri”, un jinete negro, payaso y artista de flamenco. Por último, se indaga en la representación de la “Negritud” en la mujer flamenca, mediante el análisis del debut internacional de una luminaria de los inicios del baile flamenco, Juana Vargas “La Macarrona”.
Este libro que en su versión en lengua inglesa se presentó en España en 2018 tuvo una recepción un tanto tibia, apenas hubo reseñas a nivel académico y las que se hicieron fueron breves, el resto de especialistas mantuvieron un silencio significativo y hasta revelador, que es como aquella historia relacionada con el músico Iannis Xenakis en la que fue ninguneado por el equipo de investigación de Stockhausen de la WDR-Colonia, considerado entre persona non grata y figura marginal y en el que el músico alemán era el maestro absoluto, nunca invitó al griego a su laboratorio. Fingir desconocer el trabajo de alguien es una forma de combatirlo.
Por parte de la afición flamenca las reacciones han sido desde la desnuda felicitación y sin alharacas, pasando por la sospecha blindada, hasta la más absoluta indiferencia. Las ediciones en lengua original tienen poca aceptación en este país, indistintamente del estilo o género que se trate, baste recordar dos títulos indispensables en la bibliografía flamenca que pasaron desapercibidos, el de Hugo Schuchard en el siglo XIX y el de Pohren a mediados de los sesenta de la pasada centuria.
Que una parte de la flamencología no reconozca este tipo de trabajos es cuando menos hasta propicio ¿por qué comulgar con ruedas de molinos?. Trabajos de esta índole se erigen desde un pensamiento crítico en continuo debate, nunca son hipótesis y teorías cerradas, intentan ser nuevas claves de reflexión que promueven un tipo de discurso y una praxis científica fundamentada. Es pues una gran aportación la de Meira Goldberg y Kiko Mora, el acceso a ensayos de este calibre engrandecen al flamenco y a las nuevas perspectivas metodológicas.
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