En El Puerto viven personas que guardan historias curiosas. En una galería de arte ubicada en la calle Luja, en pleno centro histórico, un hombre se dedica a hacer obras maestras. Con solo un bolígrafo, paciencia y entrega crea ilustraciones que reflejan su pasión por el mar.
Denisse Ruiz, de 47 años, nació en Florida, en Estados Unidos, pero los derroteros de la vida le han traído al sur de España. Este militar de la armada americana de la base naval de Rota se ha recorrido medio mundo en un barco. “Irak, Europa, muchos países”, dice desde un pequeño estudio en el que pinta desde hace apenas dos meses.
Su primera vez en Rota fue en 1999 y tras cuatro años volvieron a destinarle a su tierra natal. Sin embargo, en 2017 regresó a la base naval, en boca de tantos desde que se anunció la incorporación de más destructores hace unos días.
Desde que llegó, cuando no trabaja como ingeniero naval con lanzadores, está con un bolígrafo en la mano, similar al que acaba de soltar en la mesa. Cierra el puño. En sus dedos se observa una palabra tatuada: Holdfast —”es una expresión militar antigua para decir don’t give up”—, letras plasmadas en un cuadro colgado frente a él.
La tinta de sus cuadros también está inyectada en su piel —brazos y piernas. En una mezcla entre inglés y español, Denisse cuenta que su amor por el dibujo surgió desde muy pequeño. “En la escuela yo era terrible, no escuchaba nada, siempre estaba dibujando. It’ s something i do”, explica. Y como dicen sus puños, nunca renunció a él.
En sus misiones de seis y nueve meses apenas tenía tiempo. Trabajaba por la noche dormía de día y se adaptaba al ajetreo en alta mar. Pero con los pies en la tierra, podía dejarse llevar.
Sus dibujos presentan un vínculo con el mar. La mayoría de las veces, este norteamericano calca las olas que su retina y su objetivo han capturado en algún momento. “Normally i like do surfing with my friends en El Palmar, Conil, y hago fotos de olas”, comenta el militar que se montó sobre una tabla por primera vez a los 10 años.
En primer lugar realiza una fotografía, y en segundo, con ella delante abierta en un portátil, la reproduce con tinta de varios colores. “El mar es mi vida”, comenta mientras muestra algunas de sus creaciones entre las que también se observan flamencas y toreros.
“También me gustan las cosas españolas, las tradiciones, ya no las hay”. Denisse utiliza el bolígrafo como principal herramienta, aunque a veces usa carboncillo o acrílico, según se le antoje. “Si un boli no tiene tinta, cojo otro, depende de lo que tenga en ese momento”, dice.
Eso sí, los crea sin prisa, sumergiéndose en un proceso “muy lento” por ser amante de cuidar todos los detalles. De media tarda unas 100 horas en acabarlos, pero al que acaba de coger le dedicó 300. Con tinta azul y negra representó una escena propia de los militares de la Marina en los años 50. “Todos llevan tatuajes, antes mucha gente no los tenía pero los marineros sí”, comenta pasando su dedo por el papel.
Nunca los ha vendido. Solo recuerda a una persona que le compró uno, pero el resto, los conserva en el local que compró junto a Deborah, maestra de arte, también estadounidense, que da clases a jóvenes y organiza exposiciones. Las paredes donde habitualmente se encuentran las obras de Denisse, están vacías porque este viernes arranca una nueva muestra de artistas de la zona.
La conoció en una fiesta en casa de un amigo, le ofreció el espacio y él no dudo en trasladar su estudio de su casa, a la habitación donde antiguamente un vigilante de seguridad no quitaba ojo a las televisiones.
Rodeado de olas de colores y con el sonido del ventilador de fondo, el norteamericano habla del tiempo que pasó pintando el mural que decora The Surf House Café, recién inaugurado en Vistahermosa con pokes, hamburguesas de la sierra de Guadarrama y recetas hawaianas.
Eso fue un regalo. “Cuando lo hice trabajaba por el día en la base y por la noche en el restaurante. Fue la primera vez que dibujé in the wall y me gustó mucho más que en papel”, expresa desde este rincón artístico desconocido.