Leticia Millán inaugura su exposición 'Inspírame', una serie de retratos de iconos de la música como David Bowie, Mick Jagger, Nancy Sinatra o Amy Winehouse, en la Sala Barbablanca de lavozdelsur.es.
“We can be heroes, just for one day”, cantaba David Bowie. Un estribillo que, dependiendo del oído, traslada a un lugar u otro. La música de Bowie, el rey del glam rock, está conectada inconscientemente a un momento, y tanto su música, como su rostro, evocan una experiencia vivida... y al fin y al cabo, una sonrisa. Volver al pasado, recuperar esos instantes repletos de una banda sonora concreta, es el objetivo principal de la última exposición pictórica de la jerezana Leticia Millán. These boots are made for walking, de Nancy Sinatra, trastoca tu cerebro y te lleva atrás en el tiempo, o la emblemática Satisfaction de los Rolling Stones te arrastra hacia una pasada fiesta de cumpleaños. Todo es posible con la música, es hasta capaz de sobrepasar a la muerte. Amy Winehouse continúa viva. La reina del soul sigue entre nosotros no solo porque sus canciones suenen a diario en el transistor o estén de fondo en un bar, sino porque personas como Leticia Millán honran su memoria y hacen que su voz y sus letras, resuciten. Utilizando la música como un método para abrir la caja de los recuerdos, Leticia Millán expondrá este viernes 23 de junio en la Sala Barbablanca su muestra Inspírame. “¿Por qué inspírame y por qué la música?, yo necesito trabajar con música, en todos los registros, desde flamenco hasta ACDC, y cuando pensé en la exposición me dije: Dios mío, la lista sería infinita", explica. "Quería hacer un pequeño tributo a aquellos artistas que me ayudan a mí y que creo que inspiran a cualquiera", agrega abriendo bien los ojos y entre gestos que buscan complicidad.
Leticia Millán nació en el Día Mundial de la Mujer, concretamente el 8 de marzo de 1985, en Jerez. Se crió en el barrio de Madre de Dios y en la actualidad reside en Santiago, en la mítica calle Ancha. Con sus primeros años de vida ya sabía, sin realmente saberlo, que encauzaría su vida por el camino del arte. “Con cuatro años ya hacía garabatos, trazos. En mi casa empecé a coger mal el lápiz, y en clase las monjas venían y me echaban la bronca”, ríe, a lo que continúa: “Todo comenzó, de alguna manera, cuando un tío mío, que es fotógrafo, vino a mi casa y vio cómo yo estaba dibujando con témperas. Se fue hacia mi madre y le dijo: La niña pinta. Claro, yo con cinco años, mi madre decía que no, que yo era muy chica…”. Pero tanto su núcleo familiar como los docentes de los centros escolares donde estudió (CEIP Antonio Machado y El Altillo School) supieron observar su potencial y apoyar su andadura hacia el mundo de la pintura. Una niña prodigio, con una mano extraordinaria para abstraer las figuras más llamativas de su entorno más cercano.
Asegura que su pasión por el arte la heredó de su padre, ya fallecido. “Él fue asesor laboral, pero de joven fue muy aficionado a la pintura y se presentaba a concursos… Aunque luego para mantener a la familia se dedicó a los papeles”, detalla mientras se rasca la piel del brazo derecho. Inquieta, desde pequeña, realizó su primera obra con tan solo siete años: “Mi madre vio un lienzo y un maletín de óleo en una tienda, y plantó un caballete pequeñito en mitad de la casa y me dijo: Haz lo que quieras”. Siempre le dieron vía libre para pringarse las manos con plastilina o manchárselas de acrílico. Es más, cuando ella dudó si entrar en Bellas Artes o en Empresariales, sus padres le aconsejaron que optara por la primera opción. "Dedícate a algo en lo que seas buena", le dijo su madre, y eso hizo. Se licenció en la Universidad de Sevilla, donde llevó a cabo alguna que otra exposición colectiva. Y al poco tiempo inició un doctorado que todavía tiene entre manos. En la actualidad, Leticia Millán es profesora de clases extraescolares en El Altillo School, colabora en Aspanido con un taller de arteterapia y realiza trabajos por encargo. A papel o lienzo, se desenvuelve con óleo, acrílico y acuarela. No se encasilla en ningún registro, y confiesa que disfruta dibujando de todo: "Trabajo el bodegón, el paisaje, el retrato…". Para esta joven jerezana, el arte no es solo su medio de vida. "La pintura me ha ayudado en miles de momentos, es mi trabajo, pero ha habido veces en que se ha convertido en una balsa. Me ha ayudado cuando he estado pasando por momentos muy delicados, como por ejemplo la pérdida de mi padre", expresa con los ojos vidriosos. Recuerda que cuando pasó todo, hace cinco años, solo le salía pintar con una lúgubre escala de grises. No obstante, sabía que la gama de colores influían mucho en su estado de ánimo y pensó: "Tengo que hacer un estilo de pintura que me ayude a salir un poco del pozo". Fue entonces cuando empezó con la pintura pop. "Tiré de Andy Warhol, Rosenquist, Lichtenstein… Y saqué una pin-up”. Se culpó al haber creado algo tan bello, algo tan colorido y alegre, durante una estancia de luto. Pero luego reculó y se dijo a sí misma: “Pero si en verdad él querría que estuviera bien, ¿por qué pienso esto?”. Gracias al arte pop fue recuperando la entereza y sus ganas por volver a meterse de lleno a la pintura. Sin embargo, informa que en su exposición Inspírame habrá varios cuadros pintados en blanco y negro con solo un detalle a color. "He arriesgado más con el cantante de los Rolling Stones. El joven Mick Jagger, como he titulado a la obra porque es él en 1965, aparece sobre un fondo crema, él en blanco y negro y luego con los ojos de un intenso color azul", anuncia. Ocurre lo mismo con la británica Amy Winehouse y con el ecléctico Bowie. Ojos que atrapan, que absorben y que trasmiten. "Los ojos son el alma. Son muy simbólicos".
Más allá de reflejar a la persona a través de la mirada, Millán también procura girar sus pinturas en base a dos conceptos: el paso del tiempo y el positivismo. "Me gusta que mis cuadros ayuden a la persona que lo vea, que se evada por un momento, aunque solo sea por una décima de segundo, de la realidad. Y que sienta felicidad por los colores. Simplemente provocar una emoción positiva en el espectador", explica. "Hay tantos problemas: la política, la crisis, la economía, el trabajo, la gente joven, las oportunidades... Tenemos tantas barreras a nivel humano y con tan pocas oportunidades con tanta gente que vale... Entonces pienso: Jolín, a la hora de pintar, que se evadan y se sientan en un lugar mejor", finaliza. De ahí que la intención de su exposición sea que los retratos de los músicos transporten al público a momentos íntimos que compartieron con Jim Morrison, Nancy Sinatra o el grupo The Doors.
Comentarios