'We dance for Palestine': el movimiento de danza oriental en red que nace en Jerez

Nada Chouaib, libanesa residente en Jerez, es una de las impulsoras de este proyecto, en el que se han unido bailarinas de los cuatro continentes para enarbolar la kufiya en apoyo al pueblo palestino

Nada Chouaib, libanesa residente en Jerez, es una de las impulsoras del proyecto 'We dance for Palestine' y promotora de este nuevo acto en la Sala Compañía.

Las integrantes de la comunidad de bailarinas de danza oriental Raqasat for Palestine, formada por varias intérpretes radicadas en Andalucía, sentían que debían hacer algo ante el genocidio de la población palestina

"Nos encontramos por casualidad, aunque no sé si verdaderamente fue casualidad, varias bailarinas que éramos activas por la causa palestina en un festival de danza oriental en Rota, en el mes de octubre", explica Nada Chouaib, bailarina y profesora de danza. 

Procedente de Beirut (Líbano), y tras viajar por todo el mundo, Nada se instaló hace trece años en Jerez, donde tiene su propio estudio de danza. Es una de las integrantes del colectivo Raqasat for Palestine, cuyo último proyecto, 'We Dance for Palestine', aglutina a bailarinas de todo el mundo en apoyo al pueblo palestino.

A raíz del festival mencionado, las bailarinas comenzaron a tejer red y a hablar entre ellas, y decidieron llevar a cabo una acción de protesta justo allí, en Rota. "Buena parte de la ayuda militar que va para Israel viene de Estados Unidos y mucha transita por Rota, así que se nos ocurrió bailar dabke, un baile tradicional que en Palestina es símbolo de la resistencia, delante de la base como protesta", relata Nada.

El dabke es una danza folclórica que se baila mayoritariamente en Líbano, Palestina, Jordania y Siria, y que tiene especial significado para el pueblo palestino, como forma de preservar su identidad cultural.

Nada en su estudio de danza en Jerez.  JUAN CARLOS TORO

Publicaron el vídeo de la acción en redes sociales, pero Facebook lo censuró y les eliminó la publicación, algo que no es infrecuente en el mundo del activismo.

A Nada y a sus compañeras de Raqasat for Palestine les costaba entender cómo, en el ámbito de la danza oriental, prevalecía el silencio ante el genocidio palestino. "Veíamos que, a medida que esto se desarrollaba, en la comunidad de la danza oriental nadie se movía, nadie alzaba la voz para decir que esta masacre de un pueblo indefenso no es aceptable, y nosotras representamos el arte de la mujer árabe en el escenario", recuerda Nada.

"La danza oriental es la danza del este del Mediterráneo, sobre todo de Líbano y Egipto, y Palestina estaba un poco en medio de eso", explica. "Por su historia, la danza oriental profesional no se ha desarrollado mucho en Palestina porque no tienen infraestructuras para el entretenimiento, pero las mujeres lo bailan entre ellas, en sus fiestas y demás. Estábamos representando esta cultura en el escenario, y no decíamos nada sobre lo que estaba pasando", se sincera.

En el vídeo, participan quince bailarinas procedentes de más de diez países

Esa presencia de la cultura, pero ausencia de politización, les empezaba a molestar cada vez más, y "en un momento dado yo propuse bailar con la kufiya, el pañuelo palestino, que también es símbolo de la resistencia y símbolo de su cultura", recalca Nada.

Y así se fraguó este proyecto, en conjunción con el colectivo artístico Exilio Tarab: un vídeo recién subido en el que quince bailarinas de danza oriental de diez países bailan en distintos lugares del mundo con la kufiya, con texto del dramaturgo y escritor noruego Marius von der Fehr.

Cuando comenzaron el proceso de desarrollo del proyecto, se dieron cuenta de que "había mucha gente que no hablaba porque no veía el marco en el cual podía expresarse", recuerda Nada. El boca a boca comenzó a hacer su efecto en el mundo de la danza oriental y "grandes estrellas" de este ámbito se sumaron a la acción.

Desde el colectivo enviaron algunas instrucciones y consignas a las participantes. "Era muy importante que se grabasen al aire libre, porque también eso simboliza salir del encierro, pasar de sentirnos mal en privado a expresar públicamente nuestro dolor y nuestro malestar ante esta situación", apunta Nada. Con esta, y algunas otras indicaciones sencillas, pudieron unificar todo.

Por supuesto, era fundamental que las intérpretes se grabasen bailando con la kufiya. "Este pañuelo representa las redes de los pescadores y las hojas de los olivos y las rutas de los comerciantes. Es el símbolo de su resistencia cultural, del hecho de que esta gente quiere seguir viviendo y seguir teniendo su cultura y permanecer en su tierra", expresa la libanesa, en referencia a las distintas interpretaciones que hay sobre el origen de este pañuelo.

Nada llegó a Jerez procedente de Beirut hace trece años.  JUAN CARLOS TORO

En este proyecto, en esta "iniciativa andaluza que se va expandiendo", en palabras de Nada, Raqasat for Palestine y Exilio Tarab tuvieron la suerte de que Le Trio Joubran, un importante grupo de músicos palestinos, les dio la autorización para usar su popular canción Roubbama para el vídeo.

En los próximos días, partiendo de la idea de 'We Dance for Palestine', lanzarán un challenge en redes sociales para animar a todas las personas que practiquen danza oriental a sumarse a este movimiento internacional.

Esta es una iniciativa de las muchas que están naciendo en Andalucía en apoyo a la población palestina. Este próximo fin de semana, sin ir más lejos, vuelven a convocarse concentraciones por todo el país.

En Jerez, Nada Chouaib colabora con el colectivo Sumud Jerez, que organiza diversas actividades en El Corral de San Antón, con un especial énfasis en la cultura. Sobre esto, sobre el papel de la cultura y su poder de acción, la bailarina es clara al respecto: "En Palestina hay un lema que dice 'existir es resistir', porque, cuando eres parte de un pueblo al que quieren aniquilar, el solo hecho de existir y de promover tu cultura ya es un acto de resistencia".