El tenis español nunca fue malo, está claro. Nombres entre los grandes. El recordado Manolo Santana abría caminos que luego volvían a recorrer Arantxa Sánchez Vicario, Conchita Martínez, Álex Corretja, Carlos Moyá... Pero la irrupción de Nadal fue otra cosa. Era un chaval que empezó siendo 'el sobrino de', por eso de que su tío en 2002 aún representaba a la Selección Española de fútbol en el Mundial de Corea y Japón. Desde luego, poco tardaría en ser Miguel Ángel Nadal el 'tío de'. Las comparaciones son odiosas, pero este 10 del décimo mes de 2024 ha anunciado su retirada el que quizás sea mejor deportista español de todos los tiempos. Fernando Alonso, Xavi, Iniesta, Casillas o Pau Gasol tienen sus méritos. Pero Rafa Nadal se retira en el top 3, como poco, de mejores tenistas. 22 grand slams, solo por detrás de Djokovic, y dos por delante de Federer. Esta era del tenis en que tres se pisaban entre ellos hace pensar que, quizás, de no coindicir las tres más grandes leyendas de su deporte en el tiempo, el palmarés aún sería más espeluznante.
Rafa Nadal se llevaba algún titular en 2004. Año del 11-M, de la victoria de Zapatero y de la boda del actual rey Felipe VI. Dos décadas. Pero cuando llegó diciembre y España se jugaba la final de la Copa Davis frente a Estados Unidos, la popularidad del balear se multiplicó. Tenía 18 años y venció en el tie break a Andy Roddick, el cuarto de su generación durante muchos años, otro grande eclipsado por coincidir en el tiempo con el trío de oro. En el imaginario español, cuando a mucha gente se le menciona a Nadal, a muchos se les viene a la mente ese pelo largo que entonces lucía Nadal, esa camiseta sin mangas de color burdeos. "El partido contra Roddick en la final de la Copa Davis de 2004 es uno de los que marcaron mi carrera y nunca lo olvidaré. La gente recuerda mi actuación por la frescura y lo joven que era", ha rememorado Nadal en más de una ocasión.
"El partido contra Roddick en la final de la Copa Davis de 2004 es uno de los que marcaron mi carrera y nunca lo olvidaré"
Aquello ocurrió en el Estadio de La Cartuja, cuando por entonces se llamaba Estadio Olímpico. El espacio fue transformado para la ocasión y recibir a 27.000 personas. Pero lo que nadie podía intuir es que lo que se iba a vivir en aquel recinto iba mucho más allá de que España lograra su segunda Ensaladera. Era el inicio de Rafa Nadal como gran estrella del deporte español. Lo demás, como se suele decir, es historia. Esos 22 grand slams, el enorme respeto a nivel mundial. Los ha ganado todos. Solo en cinco temporadas no se ha llevado al menos uno.. Es el mayor referente deportivo más allá de nuestras fronteras. Si la República Francesa hoy tiene rey, es Nadal. Roland Garros es el patio de su casa. (Y perdón por rozar el meme del periodista deportivo que abusa del 'qué huevos, Rafa' y del 'Don Rafael Nadal Parera', pero es que emociona echar la vista 20 años atrás).
Y todo con un calvario de lesiones que convierten su trayectoria en una película. Prácticamente desde el inicio comenzó a sufrir, a tener dolores que a otros les impedirían. Duro ha sido verle estos dos últimos años, intentándolo una vez más, y otra más. La pandemia parecía que rompería trayectorias de deportistas. Le pasó a Pau Gasol, que apenas pudo volver para despedirse en unos Juegos, los de Tokyo. Cuando muchos daban por desahuciado a Nadal, hizo una de sus mejores temporadas, en 2022, llevándose Australia y Roland Garros de nuevo.
En los últimos tiempos, liderar el ranking ATP fue secundario. Había que prepararse para torneos limitados. A los que acudía, apenas eran preparaciones para las grandes plazas. En 2022 pasó del segundo puesto en el ranking a final de año a acabar 2023 en el 630. Qué más da. Sería injusto pensar que los Juegos de París han sido un fracaso. España soñaba con otra página más en dobles con Alcaraz. Pero qué más da. Nadal ya está en el Olimpo.
En el vídeo de despedida, menciona Sevilla como su primera gran victoria. Cuando tomó el avión en San Pablo tras ganar, nada sería como fue. Ahí empezó el gigante a campeonar. Su último vuelo como deportista profesional será hacia Málaga, donde disputará las finales de la Davis. Las entradas para ver a España, los cuadros de semifinales y la final, han volado. La ciudad recibirá a millares de aficionados y de periodistas que quieren estar cerca, aunque no puedan entrar en el recinto, para compartir con Nadal sus últimos puntos. Sea ganando, ojalá, o eliminados, cuando vuelva a montarse en el avión y se marche de la Costa del Sol, lo hará ya como extenista. A un centenar y pico de kilómetros de donde todo empezó. En Andalucía, alfa y omega de la carrera de Nadal.