Los escándalos en la Real Federación Española de Fútbol siguen. Y no hablamos precisamente de la estrepitosa derrota, que todavía sigue doliendo, de España en octavos de final del Mundial ante Marruecos. La desvergüenza llega desde los altos cargos, donde su presidente, Luis Rubiales, ha admitido que cobró a cargo del ente federativo unas comidas en Salobreña (Granada).
Rubiales y otros miembros de su directiva pagaron con tarjetas de la RFEF durante los días que estuvieron en agosto de 2020 en la referida localidad granadina. Varias mariscadas en un establecimiento situado en primera línea de playa figuran entre los gastos abonados con fondos de la Federación Española de Fútbol.
Los abogados que han defendido a Rubiales y a sus compañeros de mantel y tenedor han defendido durante este tiempo que el alquiler de la vivienda, cifrado en 3.000 euros, fue abonado por un directivo de la RFEF. Sin embargo, tanto Rubiales como los directivos que se alojaron en el chalé de Salobreña han comunicado al juez que han devuelto los gastos de aquel encuentro festivo que fue denunciado por el propio tío del presidente de la Federación.
Juan Rubiales, que era por entonces el jefe de gabinete de presidencia en la RFEF de su sobrino, declaró ante la Fiscalía Anticorrupción el pago, con cargo a tarjetas de la entidad federativa, de una fiesta "con 8 o 10 chicas jóvenes". El evento pudo durar alrededor de 15 horas y tanto este encuentro como el resto de mariscadas y una barbacoa han intentado ser justificados por la Federación como reuniones de trabajo.
El Juzgado de Instrucción número 4 de Majadahonda y la Fiscalía Anticorrupción están investigando ahora si el uso del dinero de la RFEF es constitutivo de un delito de apropiación indebida o administración desleal.