Golpetazo de realidad. Una sonrojante derrota deja al Cádiz malherido frente a un Atleti de Madrid que con muy poco el mejor ha sido. En la primera parte el portero ha sido el protagonista y se ha pegado dos cantadas espectaculares, que ni el Taleguilla ni el Fali Vila el que salía con Martínez Ares. ¿Dónde está Cifuentes, picha? ¿Tiene todavía ficha? No quiero hacer leña del árbol caído, pero Ledesma el pampero, ha sido en este partido el mejón de ellos. En fin, cosas que pasan. Ya veremos cuando los cojamos a la vuelta en casa.
El Atlético no es que haya hecho un partido para enmarcar, pero es que el Cádiz hace menos daño que un yogur natural. No me explico con la buena racha del equipo. ¿Habrá sido la lesión del roteño Jose Mari o habrá sido la falta de plantilla? Yo creo que la culpa quien la tiene en verdad, son las medias amarillas o el cambiarle el nombre al Carranza, por el Nuevo Mirandilla.
Por cierto, el cambio de nombre todavía no está consumado, ha llegado antes el recuento de las papeletas de los americanos. Y mira que han tardao, mas todavía siguen contando los votos uno a uno, cómo se nota que no han rellenao nunca un cuadernillo Rubio.
Total, que a lo que yo me vengo a referir, es que el Jon Biden tiene la culpa de que la escuadra amarilla haiga sido derrotada, a las pruebas me remito: esto con Trump no pasaba. Cuando Cervera vio que le marcaron el segundo, dijo: “STOP THE COUNT, con las castas de tol mundo”. En la segunda parte sacó a Jairo, Pombo y Alcalá, más arsenal que el de la Carraca y aún así, ná, dos goles más en contra pa la saca.
Al Cádiz le va a venir bien el parón liguero internacional y esperemos que se quiten pronto la espinita y como Biden, se lleve de calle a su rival. Un partido para olvidar, como ha sido la legislatura de Trump, pero que nadie se lleve a engaño y a ver si hay quien me lo discuta: que ni Cervera es Guardiola, ni Biden la madre Teresa de Calcuta.