Cruel final con mal sabor de boca para Carolina Marín en los Juegos Olímpicos de París 2024. La jugadora de bádminton andaluza, natural de Huelva, ha tenido que abandonar la competición tras sufrir una lesión en mitad del partido cotra la china Bing Jiao He.
Considerada la mejor jugadora europea y una de las mejores de la historia de este deporte, la deportista, de 31 años, se ha roto en lágrimas al ver que no podrá jugar la final olímpica con la que soñaba. España había volcado sus esperanzas en esta fuera de serie para ganar la medalla de oro. Sin embargo, un giro indeseado de los acontecimientos ha trucado su meta.
Carolina Marín había ganado el primer set (21-14), en semifinales, y, en el momento de su retirada, iba con ventaja 6-10. Pero, de pronto, notó que su rodilla derecha se resentía. "No puede, no puede, rompe a llorar de impotencia", dicen los comentaristas, mientras la jugadora se tiraba al suelo de la pista del Arena Porte La Chapelle para llorar desconsoladamente.
El aplauso de París es el aplauso de todo el espíritu olímpico y el mundo del deporte.
— Juanma Moreno (@JuanMa_Moreno) August 4, 2024
No solo eres una de nuestras mejores deportistas, @CarolinaMarin. ¡Eres un ejemplo a seguir!
Mucho ánimo.#Andalucía, España... ¡todos estamos contigo!#Paris2024 pic.twitter.com/uTDhJAkhl9
Su entrenador, Fernando Rivas, se ha acercado para consolarla en ese duro momento. A pesar de que Marín ha intentado levantarse y seguir, tras dos jugadas, avisó de que no podía continuar.
Una cruel lesión que ha conmovido al público asistente y a toda España. La andaluza ha abandonado la pista entre aplausos y con dolor físico y emocional. Ya en 2019 sufrió una rotura del ligamento cruzado anterior de su rodilla derecha que le dejó sin poder competir en Tokio 2020.
Previamente, había logrado el oro en Río 2016 tras ser una de las favoritas después de ganar dos mundiales. Además, fue reconocida con el Premio Princesa de Asturias por su trayectoria.
Las redes sociales se han llenado de mensajes de ánimo para esta luchadora que ya estaba rozando el oro con sus dedos.
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