Hace unos días, el 1 de junio, se cumplían cuatro años de la muerte en accidente de tráfico de José Antonio Reyes. El futbolista regresaba a Sevilla tras haber entrenado con el Extremadura, el que era por entonces su equipo.
Tras una carrera deportiva exitosa, habiendo formado parte de equipos como Sevilla, Atlético de Madrid, Real Madrid y el Arsenal, el jugador amasó una cantidad importante de dinero, pero su herencia, lejos de ser beneficiosa para sus herederos, se ha convertido en un auténtico problema.
Reyes, que falleció con 36 años, no había realizado testamento, algo que complicó más el reparto, pero además dejó 18 propiedades hipotecadas. La deuda por los pagos pendientes de los inmuebles ha ido creciendo y la justicia ha dictado ya una orden para que tres de las propiedades salgan a subasta. En una de ellas, viven los tres hijos del futbolista. También han salido a subasta un adosado de 238 metros cuadrados y un piso en Utrera.
Entre los inmuebles embargados se encuentra un apartamento en Cádiz, un chalet de lujo en Madrid y siete locales en Bormujos (Sevilla). La deuda que tiene pendiente la familia es de 430.000 euros.