Las opciones de que el Circuito de Jerez-Ángel Nieto vuelvan a acoger carreras del campeonato de Fórmula 1 se reducen después de conocerse que será Madrid la que acoja el Gran Premio de España, en detrimento de Barcelona.
En un circuito urbano, diseñado por los alrededores de Ifema y por Valdebebas, se celebrará el GP de F1, en una prueba semiurbana con la que la capital volverá a acoger monoplazas más de 40 años después de la última vez, en 1981, cuando lo hacía en el viejo circuito del Jarama.
Después de unos meses de discretas negociaciones, el acuerdo se hará público esta semana, en un comunicado lanzado desde Londres, donde se encuentra la sede Liberty, la multinacional que tiene la propiedad de la Fórmula 1, como anuncia El Mundo. La prueba se financiará con capital privado, huyendo del modelo ejecutado en Valencia entre 2008 y 2012, que dejó una negra gestión, en la que no faltaron métodos corruptos.
Un promotor privado, que se conocerá a principios de 2024, se hará con la organización de la prueba tras pasar un concurso. Ya hay multinacionales, que realizan pruebas en Miami o México, que están interesadas. Para 2026 está previsto que los monoplazas circulen a toda velocidad por el circuito de Madrid.
Unos 500 millones de euros al año es el impacto económico que calcula Ifema para una prueba que se celebrará durante diez temporadas. Unos 100 millones está previsto que cueste la construcción del trazado, con salida desde Ifema, paso por Valdebebas, circulando cerca de la Ciudad Deportiva del Real Madrid, para volver a los pabellones del recinto ferial.
Antes de la pandemia, las negociaciones para devolver la F1 a Jerez estaban muy avanzadas. El entonces vicepresidente de la Junta de Andalucía, Juan Marín, llegó a decir que el trazado jerezano se encontraba "en primera línea de reserva", por la inestabilidad en Cataluña y el contrato con el Circuito Montmeló, que, si nada cambia, acogerá la prueba hasta 2025, para dar el relevo a Madrid.
La Junta hasta llegó a anunciar que estaba dispuesta a asumir un canon anual de 25 millones de dólares durante tres años, es decir, unos 75 millones de euros. La Consejería andaluza de Turismo valoraba la rentabilidad de esta inversión pública, ya que las previsiones de retorno económico son incluso superiores a las del MotoGP, con retornos de 150 millones de euros, tanto de forma directa por los miles de asistentes, como por los 3.000 empleados que trabajan y 800 periodistas que se acreditan en el evento deportivo. Todo antes de que llegara el coronavirus y las previsiones saltaran por los aires.