El Málaga CF lo hizo y la Costa del Sol volverá a tener fútbol profesional. Un tiempo en el 'infierno', el descenso a la tercera categoría del fútbol español, que ha quedado en solo un año. Porque el Málaga supo sacar coraje cuando más difícil lo tenía.
Llevaba a Tarragona una ventaja de un gol del partido de ida, donde se impuso 2-1. La Rosaleda, entonces, estaba a reventar. Pero la afición del Nástic de Tarragona convirtió su campo en un fortín. Logró en los 90 minutos el empate de la eliminatoria y todo fue a una prórroga de alto ritmo cardiaco. Nada más reanudarse el juego, Santamaría logró un 2-0 para los locales. Ya no le valía al Málaga con el 2-1, sino que tenía, por esas reglas de las eliminatorias de la RFEF, dos tantos. Y se hizo.
Primero, con el jovencísimo Ochoa, cuando se sacó de fuera del área un disparo en el minuto 107 que fue repelido, pero que Dioni en el rechace convirtió en un gol. A partir de ahí, además de pérdidas de tiempo del equipo local, tuvo el Málaga que defenderse de un todo en contra. La afición lanzó balones al campo, parando el juego, a lo que el árbitro respondió yéndose a vestuarios unos minutos para calmar la situación. Amenazaba con suspender el partido si volvía a producirse este incidente.
El Málaga a partir de ahí iba con todo. Con el portero, cuando aún quedaban casi 10 minutos, subiendo a rematar los córners buscando de nuevo un milagro ya consumado antes. Quedaban segundos, regaló el Nástic un córner tondo, el tiempo estaba cumplido y no se sabía cuánto dejaría definitivamente el árbitro de añadido. No salía bien. Nada. Pero en el rechace del rechace del rechace de la defensa, en la última última, Antoñito, uno de la casa, en una jugada trastabillada, casi cayéndose, se impuso a dos defensas casi desde el suelo y al portero rival, y la empujó adentro. Milagroso.
Saltó el Málaga y saltó Málaga. Este añito en el infierno trae un ascenso que quizás se recuerde más que aquellas eliminatorias de Champions. Una recompensa para la afición, que acaba este paso por 1ª RFEF con el mejor sabor de boca.
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En los vestuarios, la locura de siempre. Pero con un invitado, el presidente de la Junta, Juanma Moreno, un aficionado más. No se vio en las cámaras de Canal Sur, pero en algún momento de la celebración, alguien, en un abrazo, le tiró de la chaqueta y le descosió una parte de la manga a la altura de la espalda. Atendió como pudo a Canal Sur y mandó ánimos para el Córdoba, que en la tarde de este domingo puede convertirse en el quinto equipo andaluz de Segunda: los tres descendidos de Primera (Cádiz, Granada y Almería), más el Málaga, por ahora.