Hubo un tiempo en el que la Bahía de Cádiz acogió a las mayores estrellas del baloncesto mundial, al margen de la NBA. Sucedía cada año, de forma regular. A los aficionados más jóvenes puede sonarles a batallita exagerada o lejana. Fue real y no hace tanto.
Todos los finales de verano, entre 1985 y 1991, ambos años incluidos, el pabellón polideportivo municipal de Puerto Real, a la orilla de la Bahía, con San Fernando y Cádiz a la vista, era sede de un torneo internacional de basket que vendía todas las entradas y atraía buenas audiencias en televisión.
Se celebraba en memoria del pionero periodista Héctor Quiroga y, al modo de los torneos veraniegos de fútbol que también se diluyeron, funcionaba como preparación para la temporada. En baloncesto es más corta y más tardía, así que la cita variaba entre los últimos días de agosto y los primeros de octubre.
Real Madrid y el FC Barcelona eran casi fijos, pero también participaron Cibona de Zagreb, Joventut de Badalona, CSKA de Moscú o Maccabi de Tel Aviv como nombres más reconocibles.
Como añadido, de origen trágico, consecuencia de este paso por Cádiz, la Cibona de Zagreb adoptó Puerto Real como cancha local para jugar la Copa de Europa, para refugiarse de la horrenda Guerra de los Balcanes en el año 1992.
En esta prórroga bélica, la Bahía de Cádiz recibió a visitantes tan ilustres como el Zalgiris Kaunas o los, entonces potentes, equipos del Norte de Italia. Todos los rivales de la Cibona pasaban por Puerto Real.
Entre una cita y otra, el público de la zona pudo ver en acción, en directo, a leyendas como los hermanos Petrovic, Arvidas Sabonis, Epi, Romay, Rimas Kurtinaitis o Matraco Margall por mencionar media docena. Puerto Real era una de las capitales españolas del baloncesto de forma sorprendente.
Al margen de la mitomanía deportiva, el pabellón polideportivo de Puerto Real se convirtió en un símbolo de una leve pujanza, de cierto atractivo para que vecinos del resto de la comarca fueran al municipio.
Su inesperado protagonismo en el baloncesto, reforzado por entonces con la organización de conciertos multitudinarios, parecía ligado a la vitalidad de una población ligada al sector industrial.
Las factorías se fueron marchando, una tras otra, en un periodo de 25 años, desde Delphi hasta Airbus, mientras los astilleros conservaban su gran capacidad y prestigio, pero cada vez con plantillas más cortas y con personal empadronado fuera de Puerto Real.
Los espectáculos menguaron casi al mismo ritmo. A partir de 1993, nunca más se supo del baloncesto de élite en Puerto Real. Quedó el pabellón, inconfundible, con su cubierta en pendiente, como símbolo de tiempos pretéritos e irrepetibles.
Las instalaciones, inauguradas en 1984, iniciaron un largo proceso de deterioro por puro abandono que culminó, en las últimas semanas de 2021, con el cierre indefinido. Tres años después, nada se sabe de su recuperación.
El Ayuntamiento de Puerto Real perdió hace dos años la última oportunidad. El Ministerio de Movilidad, Transporte y Agenda Urbana dejó el pabellón fuera del programa de fondos europeos Next Generation por considerar que no reunía los requisitos necesarios.
Puerto Real aspiraba, en abril de 2022, a una ayuda de tres millones de euros para reabrir la cancha más célebre de la provincia de Cádiz. No se logró y nada más se supo hasta que la actual alcaldesa, Aurora Salvador (IU) ha convertido la resurrección de ese polideportivo en una prioridad política.
Lanzó las declaraciones a primeros de este mes de septiembre en el programa Hoy por Hoy Cádiz, de la Cadena SER. Consultada por lavozdelsur.es, la regidora mantiene lo que dijo, no fue ni una exageración ni un arrebato.
"En Puerto Real hemos perdido tantas cosas que no podemos permitirnos perder ni una más"
"Si no consigo recuperar el pabellón polideportivo en este mandato no me presento a la reelección", fijada en mayo de 2027. "Que lo apunten los concejales de la oposición por si quieren recordármelo", afirma la regidora.
Aurora Salvador considera que es posible financiar la obra de rehabilitación o reconstrucción "con el remanente de 28 millones de euros" que tiene el Ayuntamiento de Puerto Real por inversiones no ejecutadas en los últimos años, "un síntoma de que hemos hecho cosas mal en este municipio".
Lejos de responder a un ataque de nostalgia, la alcaldesa asegura que recuperar la instalación deportiva cerrada "no es una ilusión, es una necesidad. Ese pabellón tiene un gran peso identitario en Puerto Real porque acogió espectáculos muy recordados".
La médica en excedencia del hospital puertorrealeño entiende que el simbolismo de un edificio deportivo va más allá y tiene un impacto social e incluso económico.
"La gente de Puerto Real lleva demasiados años con un fuerte sentimiento de pérdida, de factorías, de empleo, de actividades culturales... Hemos perdido tantas cosas que no podemos permitirnos perder ni una más. Tenemos que darnos cuenta de que podemos volver a ser el corazón de la Bahía de Cádiz".
"No es una ilusión, es una necesidad: este pabellón deportivo tiene un gran peso identitario porque acogió espectáculos muy recordados"
En el apartado técnico, Salvador detalla que el primer paso para la recuperación del inmueble es contratar a una empresa que realice un proyecto previo. Ese estudio debe aclarar una duda esencial: si es más recomendable la rehabilitación o el derribo y la reconstrucción completa.
Ese paso debe darse con premura, entre el otoño de 2024 y la primavera de 2025. De lo contrario, no habrá tiempo para iniciar las obras antes de 2027 y la alcaldesa renunciaría a repetir como candidata.
"Si no consigo recuperar el pabellón y no saco adelante los presupuestos municipales en los próximos años, no me presento a las elecciones. Me vuelvo al hospital. Igual allí soy más útil".