Han derrotado a gigantes como don Quijote, han logrado huir de don Joaquín y han roto un techo de cristal en la lucha por la igualdad en la práctica deportiva. Son Las ciclópatas y están demostrando que las bicicletas también son para las mujeres. Juntas están superando miedos, soledades y problemas familiares.
Sobre ruedas están derrotando a ese estereotipo sexista que circula por las carreteras: hombres que salen a pasear, grupos de amigos que quedan para hacer algunos kilómetros o equipos de ciclistas aficionados que se marcan algunas rutas o competiciones. ¿Y las féminas? Ellas, en muchos casos, no se atrevían a salir solas por miedo a que les sucediese algo o por rechazo a aquellos que al encontrarse con mujeres en la carretera exhiben machismo a toda velocidad.
Pero la historia está cambiando y este grupo de mujeres pedalea en busca del equilibrio entre géneros. Mujeres que han superado sobre ruedas esa barrera invisible contra la que tantas veces habían chocado anteriormente. Ahora, sin embargo, todo es diferente gracias al poder femenino de Las ciclópatas. Sus historias merecen ser conocidas y tomadas como ejemplo para potenciar el deporte y alcanzar la meta de la libertad.
"Quita de ahí que estorbas"
Aunque es una de las más jóvenes del grupo, Anastasia Reguera es la líder de Las ciclópatas. Ella ha sido la creadora del grupo de Jerez, dentro del proyecto Women in Bike, y la encargada de gestionar las rutas que cada domingo hace esta gran familia de mujeres que está creciendo a velocidad de esprint.
Ciclista en categoría femenina sub-23, Anastasia se las ha tenido que ver en muchas ocasiones con ese machismo que camina sobre ruedas. "He tenido que sufrir comentarios muy desagradables. En algunas carreras he tenido que soportar algunos piques de hombres diciéndome burradas del estilo 'tú, quita de ahí, que molestas y estorbas'. Yo les decía que no se preocupasen, que me iban a adelantar en nada, pero ellos seguían diciéndome que estorbaba", relata. Ahora, todo es distinto para esta joven ciclista. "Cuando salgo en bici con chicas me animo mucho más porque veo que todas somos iguales y hay más respeto".
Pedaladas para olvidar las muertes por Covid
Sofía Espinosa tiene 46 años. En los últimos tiempos lo ha pasado bastante mal en el capítulo anímico. Ha perdido a varios seres queridos por culpa del coronavirus. El trabajo y la pandemia se aliaron para dejarla prácticamente sin aire. Pero Las ciclópatas llegaron a la vida de esta auxiliar de ayuda a domicilio. "Yo nunca había cogido una bicicleta en carretera. Necesitaba un deporte en el que pudiera respirar, sentir la libertad y evadirme de todos los miedos que tenía. Ansiaba encontrar una válvula de escape y encontré este grupo maravilloso, que es una terapia más para vivir, para seguir luchando y cuidando de lo que tenemos. Para mí está siendo una experiencia de lo más positiva".
Superar el miedo a ir sola
A María del Mar Reina, 45 años, siempre le ha gustado montar en bicicleta, vehículo que utiliza como transporte diario. Pero el miedo a ir sola le ha aparecido en muchas ocasiones cuando cogía la bici de montaña para hacer alguna ruta fuera del territorio urbano. "Nunca en mi entorno ha habido nadie que me acompañase y siempre he ido con cierto miedo hasta que salí por primera vez gracias a Las ciclópatas. Recuerdo que mi primera salida fue al Cortijo de Ducha y casi me muero. Pensaba que no iba a sobrevivir a aquella ruta, pero me estoy asombrando de lo que puedo dar de mí. Esto te hace superarte a ti misma. Me llena mucho montar en bici, pero lo que más me gusta es poder acompañar. Animo a todas las mujeres a que se apunten al grupo porque es una experiencia inolvidable que nos da salud física y mental. Desconectamos un poco de lo cotidiano".
Medicación para los problemas hormonales
Mamen Vega ha encontrado en estas rutas ciclistas una oportunidad para seguir creciendo físicamente en el deporte. Desde hace unos cinco años se dedica al running y al trail running. Su pareja le regaló una bicicleta de montaña y empezó a salir junto a ella y su cuñado. "Pero mi nivel era mínimo y no me enganchaba. No lo pasaba bien y hasta tuve una caída que me llevó a estar varios meses sin coger la bicicleta. Le cogí miedo, pero conocí este grupo y empecé nuevamente a salir. Nos divertimos mucho y estamos creciendo bastante. Queremos impulsar el deporte femenino y demostrar que no hay edad para hacer deporte. Espero que esta iniciativa crezca mucho".
Esta vitalista emprendedora está encontrando un gran beneficio en las marchas sobre ruedas. "A ciertas edades —tiene 41 años— empezamos a tener problemas hormonales y esto te ayuda muchísimo a la circulación de las piernas y a los estados de ánimo que empiezan a cambiar por la revolución hormonal. La bicicleta es una medicación en movimiento. Trabajas tu cuerpo, tu mente y tu alma".
Actitud positiva y compañerismo
Sin rivalidades absurdas ni competencias. La filosofía de este proyecto está alineada por completo a la verdadera esencia del deporte: salud, esfuerzo y respeto. No está dirigida en ningún momento hacia la competición. Quiromasajista de profesión, María Bahía resalta el valor que tiene la experiencia que está viviendo. "Estoy encantada de pertenecer a este supergrupo de mujeres. Lo que más me gusta es el ambiente que se respira, el compañerismo que se transmite y la actitud positiva que existe. Es una terapia que recomendaría a todas las mujeres. La sensación de ir en buena compañía es algo que no tiene precio".
Una forma de contactar con la naturaleza
Virginia Reguera es una de las veteranas del grupo. Médico de profesión, a sus 64 años entró en el grupo para hacer deporte y seguir sintiéndose físicamente bien. La sorpresa ha sido mayúscula al encontrar mucho más que actividad deportiva. "Gracias a estas rutas también he podido conectar con la naturaleza y con unas compañeras con las que comparto esta afición por el ciclismo. Entendemos este deporte de una manera parecida, sin ninguna rivalidad ni competencia. No hay diferencias entre las que son mejores o peores. Todas vamos juntas y nos ayudamos unas a otras en cualquier cosa que podamos necesitar".
Pasiones compartidas
Ya han completado más de diez rutas y cada vez son más las mujeres que se están sumando a esta gran aventura sobre dos ruedas. Las ciclópatas ya cuentan hasta con su equipación oficial gracias a una serie de patrocinadores que han decidido colaborar con este proyecto en clave femenina. Sonini Guerrero está disfrutando al poder compartir su pasión por el ciclismo con otras mujeres. "Llegué al grupo buscando hacer un deporte que me gustaba y acerté de lleno. Después de seis meses me siento que soy parte de un grupo de mujeres sanas, divertidas y entusiasmadas. En cada salida estamos más unidas y nos apoyamos en todo. Recomiendo mucho participar en este grupo, que a buen seguro que va a seguir creciendo".
Empoderamiento sobre ruedas
Para Paula Sánchez, encontrar a Las ciclópatas ha supuesto una aportación importante. El poder del grupo, la capacidad de empatía y el empoderamiento están siendo herramientas de autoayuda. "Es lo mejor que me ha pasado y no lo cambio por nada del mundo. Para mí ha sido un cambio en mi vida", manifiesta esta joven de 28 años. "Nos ayudamos, nos reímos, conocemos gente nueva y nos retroalimentamos unas a otras. Es todo un orgullo sentirse parte de este grupo. Disfrutamos al máximo de lo que nos gusta. Llevo desde mayo y está siendo una experiencia extraordinaria".