Quincy Promes, jugador holandés de 32 años que milita actualmente en las filas del Spartak de Moscú, se enfrenta a la petición del Ministerio Público neerlandés de nueve años de cárcel por presunta "importación, exportación, transporte y posesión de 1.362,9 kilogramos de cocaína".
La droga había sido enviada desde Brasil camuflada en sal marina dentro de dos contenedores. La Policía comenzó una investigación criminal contra el que fuera jugador del Sevilla, que lo fichó como una estrella, tras recibir una información que vinculaba al atacante con el tráfico de cocaína.
Tras colocársele un equipo de escucha en su vehículo, los agentes pudieron verificar que el jugador había realizado una inversión de 200.000 euros en una actividad ilegal.
La Fiscalía entiende que Promes ocupa un lugar importante en la jerarquía del grupo de narcotraficantes que va a ser juzgado. También hay que destacar que el holandés ya fue condenado en junio del año pasado a un año y medio de cárcel por provocar graves lesiones físicas a un primo al que apuñaló durante una fiesta familiar en julio del año 2020.