El CB Sevilla no pasa por su mejor momento histórico. Atrás quedaron auténticos plantillones, con entrenadores del primer nivel, como el recordado Javier Imbroda, o el más veterano de las leyendas, Aíto García-Reneses. Tiempos de subcampeonato de la ACB... y de históricas camadas de jugadores.
Una de las últimas, la que unió en la plantilla al campeón del mundo Berni Rodríguez, a la estrella de la selección Willy Hernangómez, a clásicos de la liga como Urtasun u Oriola... y a Kristaps Porzingis.
El gigante letón, de 2,18 metros, nacido en 1995, llegó a Sevilla en 2010, con 15 años, siendo, por entonces, un 'enano' que ya superaba los 2 metros de altura. Quizás, una de las razones por las que la cantera sevillana pudo hacerse con este proyecto de jugador tuvo que ver con que algunos no contaban con que tuviera futuro en el baloncesto profesional: sufría de una importante anemia, crecía y crecía pero apenas desarrollaba musculatura, lo que le convertiría, además de un chico con poca fuerza para su gran envergadura (posee una de los brazos más largos de la NBA actualmente), y posiblemente proclive a lesiones.
Sin embargo, en Sevilla se encarriló su carrera. Quizás, alguna vez, por la ciudad, en aquellos años, pudo cruzárselo por la calle. Un chico de esas dimensiones no pasaba desapercibido por la ciudad. Se movía con chicos universitarios en aquel año 2012-13 cuando entra en la disciplina ya del primer equipo, tras 'reventarlo' en categorías inferiores por la provincia de Sevilla y de Andalucía.
Jugó tres temporadas en el primer equipo sevillano, que pasó en su tiempo de ser el Cajasol al Baloncesto Sevilla oficialmente. Promedió 17 minutos por partido en aquellas temporadas y 8,2 puntos. En su última etapa, sí logró ser más dominante. Pero la NBA se fijó en él. Le vieron cosas de Nowitzki, otro gigante alemán especializado en el tiro exterior, por ejemplo. Así, sin ser la gran estrella de la ACB (una condición en la que sí salió de España Pau Gasol años antes), fue elegido en cuarta posición del draft de la NBA.
Debutó en los Knicks, donde empezó rompiéndola, pasó luego a Dallas, posteriormente un breve paso por los Wizards... Hasta llegar a los Boston Celtics en la presente temporada.
Esta pasada noche, frente a los Dallas Mavericks, su exequipo, de Luka Doncic e Irving, se ha llevado el anillo. Aquel dominio de sus primeras temporadas, a cuenta de lesiones (se partió el cruzado anterior de la rodilla en Nueva York, en 2018), no ha sido la superestrella que fue las primeras dos temporadas. Pero ha logrado, al final, un anillo.
En las televisiones, Luka Doncic, esloveno, a menudo es recordado por su paso por el Real Madrid. Sus aficionados siguen su estela casi con la misma ilusión con la que seguían la era dorada de las estrellas de la Selección por las madrugadas de la NBA. Pero, a menudo, se olvidan otros jugadores que, si bien extranjeros, están vinculados a Andalucía.
Además de Porzingis, que llegó a Sevilla de adolescente y se fue para triunfar (asegurando en alguna entrevista que le gustaría retirarse en Sevilla), está el caso de otro casi andaluz. En este caso, más que Porzingis, desde luego en los últimos tiempos. Es Domantas Sabonis, una de las grandes estrellas de la NBA que se marchó para triunfar, y que en el habla revela algo evidente: se crio aquí, en Andalucía, y ha acabado jugando el All-Star, el partido de las grandes estrellas, en varias ocasiones.
Esta noche le ha tocado a otro 'andaluz' de adopción ser campeón de la NBA. Sevilla no se olvida, aunque sí lo harán, seguramente, muchas televisiones.