La petición de auxilio y ayuda humanitaria realizada la semana pasada por Nilofar Bayat, capitana de la selección afgana de baloncesto en silla de ruedas, dio la vuelta al mundo. Tras la toma de Kabul por parte de los talibanes, las mujeres deportistas estaban en el punto de vista. "Los talibanes me van a matar", comentaba la jugadora afgana.
En su intento de salir cuanto antes de su país para tratar de salvar la vida, Nilofar contactó con el periodista español Antonio Pampliega, quien se puso rápidamente en contacto con el Ministerio de Exteriores, con el Consejo Superior de Deportes y con la Federación Española de Baloncesto. Todas las partes actuaron con celeridad y, entre el caos y el miedo en el que vive Afganistán, la capitana pudo llegar junto a su marido al aeropuerto de Kabul.
Desde la capital del país asiático llegaron, en un grupo de 110 personas, en el segundo avión de las fuerzas armadas españolas que trabajan en la evacuación de la población afgana. Y tras huir de los talibanes, Bayat ha encontrado ya incluso hasta equipo en el que jugar la próxima temporada. El Bidaideak Bilbao BSR será el equipo en el que milite, un club que también ha ofrecido la posibilidad de entrenar con el equipo masculino a Ramish, su pareja.
"Soy la prueba de que en Afganistán no hay ni futuro ni esperanza"
En su presentación con su nuevo club, la jugadora afgana ha contado la odisea de su salida de Kabul. "Ha sido muy difícil. Los talibanes nos pegaron a mi marido y a mí en el aeropuerto. Nunca me enfrenté ni hablé con ellos, pero vi lo peligrosos que eran. La gente quiere huir de Afganistán. Yo llevaba mucho tiempo intentándolo".
En silla de ruedas desde hace 20 años por el misil lanzado por los talibanes que le costó la vida a su hermano, Nilofar ha manifestado. "Yo soy la prueba de la situación en Afganistán. Allí no hay futuro ni hay esperanza".
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