El Mundial de fútbol no gana para escándalos y la FIFA no da abasto para blanquear la enorme cantidad de situaciones vergonzosas que se están produciendo durante la celebración de la copa del mundo. La última tuvo como protagonistas a los presentadores de la televisión de Qatar y a la selección de Alemania.
Los germanos finalizaron su participación en el torneo este jueves pese a vencer a Costa Rica (2-4), ya que la derrota de España ante Japón (2-1) clasificó a los nipones como primeros y a los de Luis Enrique como segundos.
Al término del partido, los periodistas qataríes se encontraban analizando lo que había dado de sí la jornada y tuvieron un feo gesto hacia los jugadores entrenados por Hansi Flick despidiéndolos del Mundial gesticulando con la mano mientras se tapaban la boca en clara alusión a las protestas de Alemania contra la censura impuesta desde la FIFA contra los combinados nacionales que querían portar brazaletes arcoíris en apoyo al colectivo LGTBI+.
Esta lamentable imagen vuelve a ensombrecer una copa del mundo que ya antes de su inicio estaba marcada por la polémica acerca de los derechos humanos y sobre la cifra de trabajadores fallecidos durante las obras.
A pesar de que multitud de medios apuntaban a que miles de personas habían perdido la vida en el transcurso de estas tareas (según The Guardian en torno a 6.500) y el Gobierno de Qatar, en una de las pocas ocasiones en las que permitió hablar sobre este tema, negó tajantemente estas cifras, asegurando que apenas se habían registrado 30 fallecimientos de los cuales solo 3 habían tenido que ver con accidentes laborales.
Sin embargo, hace apenas unos días, Hassan Al-Thawadi, jefe máximo del Mundial, admitió que las cifras de muertos eran superiores, situándose entre las 400 y 500 defunciones, todas ellas de trabajadores migrantes.
Las selecciones han intentado protestar contra la celebración de la copa del mundo en Qatar pero se han encontrado con la oposición de la FIFA que les ha amenazado con pérdidas de puntos, multas y descalificaciones. Incluso han aprovechado para volver las críticas contra Europa, asegurando que deberían pedir perdón por lo que han hecho al mundo en los últimos 3.000 años.
Algunas selecciones como Dinamarca, que lució una equipación que difuminaba su escudo para no ser relacionados con ese torneo, han conseguido evitar la represión diplomática del máximo organismo del fútbol mundial, pero otras muchas han sido víctimas de las intolerables decisiones que los dirigentes están tomando en este mundial de la vergüenza.