La Policía Nacional ha detenido en El Ejido, en Almería, a un hombre que se dedicaba a realizar grabaciones de índole sexual a la dueña de un comercio que frecuentaba. El hombre solía entrar cuando la mujer se encontraba sola y, con una cámara oculta en un zapato lograba filmar por debajo de su falda.
El individuo no accedía al local hasta que estuviera sin compañía e incluso esperaba en los alrededores para aprovechar el momento exacto. Después, camuflaba el dispositivo y llevaba a cabo una práctica que la Policía califica como upskirting.
Fueron los empleados del negocio quienes sospecharon que el varón podría estar "obsesionado" con la propietaria del establecimiento, al ver que era un cliente habitual y que "tan solo aparecía cuando la mujer se encontraba en el lugar".
El hombre iba todos los días a la tienda, sin falta, algo que llamaba la atención. Según la Policía Nacional, siempre solicitaba el mismo servicio en una máquina cortadora, situada fuera del mostrador, que requería que la víctima tuviera que inclinarse para hacerla funcionar. En ese momento, el sospechoso se colocaba detrás de la mujer, "a escasos centímetros, pero sin llegar a rozarla".
Al final, la propia dueña se dio cuenta de que el hombre se acercaba mucho a ella cuando usaba la máquina y elevaba su pierna izquierda "de forma extraña". Llegó a pensar que se trataba de un tic nervioso, pero un día se percató de cómo el cliente se estaba quitando un dispositivo del zapato y lo guardaba en su bolsillo.
A partir de ese momento, la mujer pidió que se revisasen las cámaras del circuito cerrado de televisión y, pudo comprobar que el hombre apuntaba debajo de su falda con el zapato y, cuando terminaba, sacaba la cámara y la introducía en los pantalones. La dueña puso en conocimiento de los agentes los hechos y denunció al cliente.
Tras la denuncia de la víctima, y una vez que los investigadores analizaron las imágenes, los agentes establecieron un dispositivo en los alrededores del comercio en el que interceptaron al presunto autor de los hechos. Tras el arresto, pudieron comprobar que el detenido portaba dos dispositivos de grabación de pequeñas dimensiones ocultos entre el zapato y el calcetín, con las lentes apuntando hacia arriba.
Tras la sospecha de que pudiera haber realizado este tipo de acciones delictivas con otras mujeres y de que pudiera tener almacenado material videográfico de estas características, se llevó a cabo un registro en el local que regentaba, donde se intervinieron distintos dispositivos de almacenamiento.
Los especialistas en ciberdelincuencia exploraron la existencia de otras posibles víctimas y comprobaron que las imágenes no habían llegado a ser compartidas en la red.
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