Allá dónde va la corte, van los cortesanos. Una pequeña delegación itinerante. Allá dónde van los mitos, llegan los rituales, sus genuflexiones, sus cabezazos, los codazos por hacer pasillo y sonreír más fuerte al augusto rostro.
Este miércoles, a Felipe VI le tocó Cádiz (volverá a ser sede real nada más comenzar abril). Y trajo consigo, van pegadas, esas escenas de expectación tan lúdicas y típicas, saluditos y grititos. Ese servicio de seguridad formado por funcionarios con un sesentero director de colegio de curas dentro, como salidos de un cuartel setentero, viril, marcial y marital.
Los republicanos y los antimonárquicos aprovechan estas ocasiones para hincharse el pecho de razones pero son, siempre lo fueron, unos ilusos. Con un presidente votado y botable se darían escenas similares. El género humano trae el carácter gregario de fábrica.
Todo sea por la tradición, por saludar, por ver de cerca a ese mortal distante y diferente, jefe del Estado por vía parental, sin ser elegido ni tomar decisiones. Pura representación. Todo tradición e historia. Oral y real. Esta vez, el teatro de los sueños fue la vieja fábrica de tabacos de Cádiz, el Palacio de Congresos.
Tanta expectación había entre los concejales, la ministra, el alcalde, los delegados, presidentes y consejeros que alguno hasta rompió las formas de pura dicha. Uno de los anfitriones y organizadores cruzó la línea invisible.
Federico Linares -presidente de la consultora británica Ernst&Young en España y presentado por la organización como "apasionado por la música" porque habrá pocos- estrechó con su mano diestra la derecha del monarca. Pero -oh cielos-, se dejó llevar y coronó con la mano izquierda el montón de dedos entrelazados.
Si el maestro del protocolo español, el gaditano Antonio Sancho saliera de su jubilosa jubilación habría entrado en crisis existencial ante semejante exceso de campechanía.
Es lo que tiene la falta de hábito cortesano. Las ganas de mostrar que el Rey de España es recibido por gaditanos y andaluces, fieles y leales. A ver si alguien va a confundirlos con aragoneses, con supremacistas nororientales que sólo saben negar y sacar, en vez de saludar como Dios manda.
Es el otro extermo de España y se tiene que notar. Si hoy es miércoles, esto es Cádiz. El rey Felipe VI asiste al acto de proclamación del Premio Princesa de Girona Social 2024, dentro del Princesa de Girona CongresFest.
Es la tercera etapa del Tour del Talento que recorre cinco ciudades españolas en el primer semestre de 2024. Su finalidad teórica es "activar la empleabilidad, el emprendimiento, la salud o el propósito de impacto social de la generación Z".
Nadie sabe bien qué significan todos esos galicismos y anglicismos con una letra del abecedario incluida. Hasta que la realidad, la juventud, se imponen a la tradición, el boato y los veteranos.
Los nombres raros son encuentros, exposiciones y programas para ver nuevos proyectos de gente nueva. Ideas e iniciativas de súbditos con menos de 30 años con sus correspondientes ganas de comerse la vida.
Casi un millar de jóvenes toman las instalaciones para dejar ver que la gente que viene es mucho más que prejuicios -pantallas, redes, fragilidad y diversión-, que tiene capacidad, formación y pasión. Todas las generaciones tuvieron que superar clichés, empezando por los organizadores que les reciben.
Para dejar claro de lo que se habla, dos de los veinteañeros explican al monarca cómo han construido un bólido, un monoplaza, bajo la Fórmula Gades, asociación impulsada por alumnado de la Universidad de Cádiz. Los interlocutores, de ciencias pero con oratoria de Castelar, son Samuel Utrera y Miguel Muzás.
Antes, estos estudiantes de Ingeniería, explicaban a lavozdelsur.es que el sector de la industria del automóvil es su predilección, que el circuito de Jerez es su esperanza y que tienen esperanzas "pese a que esta zona de España está más especializada en el sector naval, en la energía eólica".
El vehículo se ha construido con mentes de aquí, con manos de aquí, "todo es propio salvo los neumáticos". Y ha sido capaz de competir con buenos resultados en la categoría reservada a coches fabricados por estudiantes universitarios.
Las jornadas previas les han servido, junto a sus 65 compañeros, para "entrar en contacto" con las empresas, para conocer a gente con la que poder trabajar pronto, para elevar "un nivel de empleabilidad que ya es alto" en la carrera que desarrollan en Cádiz.
Pero por encima de todo aparece la bandera, la vena generacional. "Todo esto sirve para demostrar que hay talento joven en esta provincia, que hay gente preparada y capaz, con buena formación y con mucha ilusión por hacer muchas cosas". Esa es la esencia de la cita y de los citados, más allá del protocolo añadido.
Camino del gran auditorio, Felipe VI fue deteniéndose en cada expositor del resto de proyectos, desde Alendoy a Fundación Osborne, de Cesur a Mujeres Imparables, de planes de integración y acogida hasta iniciativas tecnológicas. Todas creadas, impulsadas y protagonizadas por gaditanos con menos de 40 años.
Ya dentro, tras el largo aprietamanos, el acto final presentado por Begoña Arana, Premio Princesa de Girona Social 2019 y directora de la asociación gaditana Nuevo Hogar Betania. También por Miriam Reyes, Premio Princesa de Girona Social 2017, fundadora y CEO en Escuelas Visuales.
El escenario también contó con la presencia de José Miguel Bermúdez, Premio Princesa de Girona Empresa 2018 y fundador de bound4blue (b4b), una empresa de transporte marítimo que reduce las emisiones hasta en un 40% gracias a la implantación en los buques de grandes velas y energía eólica.
La parte central del evento giró en torno al emprendimiento social, de la mano de Pablo Fernández, emprendedor multifacético y patrono de la Fundación Princesa de Girona, fundador de Clicollege, con cinco récord Guinness en natación de aguas abiertas.
Aleix Valls, CEO y cofundador de la consultora Liquid, invitó a los asistentes a conocer la experiencia de Aida Galera, joven participante del programa de la Fundación Generación Propósito.
Como figurado colofón fue presentada Generación Arte, una iniciativa que trata de promover a nuevos artistas capaces de promover la salud mental en las aulas a través de la música.
Daniel Millor y su arquitectura solidaria, Premio Princesa de Girona Social 2024
Por encima de presentaciones, encuentros y saludos, la escala gaditana del Tour del Talento tuvo un protagonista. Un jurado de expertos decidió que el proyecto ganador del Premio Princesa de Girona Social 2024 es el de Daniel Millor Vela y Berta Argenté Izquierdo. El falla dice reconocer "la trayectoria de Daniel Millor Vela por su compromiso vital como arquitecto y activista social y solidario; promoviendo la regeneración comunitaria de barrios vulnerados, empoderando a sus habitantes en el desarrollo de su propio bienestar y mejora de su salud"
Desde el programa Asertos, impulsado por los colectivos Quatorze y Arquitectura Sin Fronteras tejen "redes para la transformación social, impulsando la conexión entre el conocimiento y la práctica. Un enfoque innovador y replicable involucrando a las personas en la construcción de su casa y de su barrio".
El premiado, presente en el acto central de clausura este miércoles en Cádiz, para cerrar la escala del Tour del Talento, agradecía el galardón: "La gente que está cambiando los barrios está en los barrios y tenemos que transformar los sistemas para que esa gente tenga todo el apoyo posible, las herramientas para cambiar su entorno y así transformar el mundo a pequeña escala".
El jurado ha estado presidido por Consuelo Crespo, expresidenta de Unicef España. Entre sus miembros, Héctor Colunga, emprendedor social y Premio Princesa de Girona Social 2015, como secretario; Therese Jamaa, vicepresidenta de la Fundación Cruz Roja Española; Irene Milleiro, directora de Ashoka España; Isabel de Oriol, expresidenta de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC) y de su Fundación Científica; Sergio Rodríguez, vicerrector de la Universidad Abat Oliba CEU y Nacho Sequeira, director de Fundación Exit y Premio Entidad 2010.
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