En Cádiz, una cosa; en Jerez, otra. Después de colocar pasos sobreelevados en el anillo del centro histórico de la capital gaditana y ahora quitarlos, en contra de varios colectivos de la ciudad, la Junta, a través de la comisión provincial de Patrimonio, exige información a Urbanismo, en Jerez, por la actuación en el eje Corredera-Esteve-Cerrón, donde se pretende sustituir el adoquinado por el asfalto. En Cádiz, en cambio, hace ya tiempo que permitió esta práctica en el entorno del centro histórico, como denuncian estas asociaciones que no entienden que el patrimonio importe unas veces y otras no.
La asociación gaditana de peatones La Zancada, la asociación gaditana de personas con discapacidad (Agadi), la Asamblea Ciclista Bahía de Cádiz (ACBC), Agaden-Ecologistas en Acción, y la Federación Local de Madres y Padres de Alumnos (Flampa Gades), instan a la delegada territorial de Fomento y Cultura de la Junta de Andalucía, Mercedes Colombo, y al Concejal de Movilidad del Ayuntamiento de Cádiz, Martín Vila, a buscar una solución técnica que no implique la eliminación de los pasos sobreelevados para peatones y ciclistas ubicados en el anillo perimetral casco histórico. "Estos pasos sobreelevados aportan seguridad vial y garantizan la accesibilidad universal, pero también cumplen un papel primordial en el calmado del tráfico", dicen.
"Si en su momento, el área de Cultura y Patrimonio de la Junta de Andalucía aceptó un diseño para introducir varios kilómetros de bandas de asfalto en la ronda perimetral del casco histórico que suprimían 14.000 metros cuadrados de adoquinado, no debería ser un problema mantener o adaptar pasos que garantizan un calmado real del tráfico y por tanto una reducción de la accidentalidad y la siniestralidad vial", abundan desde estas organizaciones.
Los pasos peatonales sobreelevados, también llamados reductores de velocidad (y cuya instalación debería hacerse siguiendo la Instrucción Técnica del Ministerio de Fomento Orden FOM/3053/2008), son la solución técnica más efectiva para lograr que el tráfico circule realmente a la velocidad limitada en el casco histórico, máxima de 30 km/h. Este límite de velocidad está recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS), la Comisión Europea, o la Dirección General de Tráfico, y es así porque el riesgo de muerte en un atropello a 50 km/h es ocho veces más alto que si se produce a 30 km/h.
También se reduce el riesgo de sufrir lesiones graves. Con esta medida se protege a los colectivos más vulnerables, peatones y ciclistas. Y muy en particular, a las personas que temporal o permanentemente tienen reducida su movilidad: los niños (recordemos la importancia de los caminos escolares seguros), los mayores y las personas con carritos de bebés o en sillas de ruedas tienen derecho a cruzar los itinerarios vehiculares de manera segura en un entorno con velocidad calmada. La medida conviene incluso a los conductores de vehículos motorizados, porque reduce la accidentalidad en caso de colisión.
La simple semaforización de los pasos de peatones y ciclistas "no asegura el calmado de tráfico ni la continuidad de los itinerarios peatonales accesibles en los cruces. Si a ello le unimos que el sistema de bandas de rodadura aumenta la velocidad del tráfico, se entiende bien que la solución hallada por los técnicos de la Junta y el Ayuntamiento implementando pasos sobreelevados sea la más acertada, porque es la que mejor permite neutralizar este incremento del riesgo".
En última instancia, mantienen, "renunciar a una medida, como son los pasos sobreelevados, que calman realmente el tráfico, que reducen el número de accidentes y la gravedad de las lesiones en caso de atropello, o por colisión, es sencillamente irresponsable".