El astillero de Navantia en la ciudad de Cádiz, especializado en la reparación y el mantenimiento de grandes cruceros, acoge desde este martes el buque más grande del mundo en este sector.
El Icon of the Seas está amarrado para una revisión técnica previa a su inauguración, prevista en Miami dentro de un mes con un crucero navideño a través del Caribe.
La embarcación pertenece a Royal Caribbean, una de las navieras más activas tanto en el mercado mundial de cruceros como en la relación con las tareas de mantenimiento y reparación en Navantia-Cádiz.
De hecho, el motivo de la escala en Cádiz tiene que ver con ese vínculo de confianza empresarial entre la compañía propietaria del barco y la sede gaditana de la empresa naval pública.
Los responsables de Royal Caribbean han quedado tan satisfechos con anteriores trabajos -muy frecuentes desde el año 2013 en los muelles gaditanos- que han solicitado una revisión profunda, remates y retoques para la nave construida en astilleros noruegos.
En los juegos de comparación sobran los datos: tiene una altura comparable un edificio de 12 plantas y la longitud de tres campos de fútbol
El Icon of the Seas tiene 365 metros de eslora, 19 cubiertas y capacidad para albergar a 10.000 personas, incluida la amplia tripulación que precisa. Su altura, visible ayer en el perfil litoral de la Bahía de Cádiz, supera el de un edificio de viviendas de 12 plantas. Su longitud es equivalente a tres campos de fútbol reglamentarios completos.
Entre sus instalaciones destacan 18 restaurantes, 26 salas y salones para fiestas y eventos, 8 piscinas de distintos tamaños, pista de atletismo, cancha de baloncesto y hasta pista de patinaje sobre hielo artificial.
Este gigante del mar desplaza en total 250.000 toneladas y el coste de su construcción ha superado los 2.000 millones de euros.