El nuevo equipo de gobierno del Ayuntamiento de Cádiz, encabezado por Bruno García de León y respaldado por una inesperada mayoría absoluta, ha tenido un plácido comienzo de mandato.
La inmediata subida de sueldo de concejales y regidor, clónica respecto a cientos de ayuntamientos españoles, la falta de apoyo presupuestario en la Junta a los grandes proyectos urbanísticos con dos décadas de retraso o los roces con el equipo predecesor por algunas gestiones mal resueltas, nada había provocado una notable reacción en la oposición, aún aturdida por el palo electoral, y mucho menos del una parte reseñable del vecindario.
De repente, una resolución aparentemente menor, que teóricamente afecta a un minúsculo sector de los residentes en el casco antiguo se convierte en el primer quebradero público para Bruno García y sus ediles. Este inesperado tropezón se ha producido en una calle que era peatonal, hasta el pasado 13 de octubre y que ahora está abierta al tráfico: Veedor.
El alcalde justificó en su última rueda de prensa semanal de octubre que esa vía, tras casi tres años de peatonalización, se reabría al tráfico por las peticiones de vecinos, taxistas y comerciantes de la zona. Aseguraba que el cierre al paso de coches, motos y furgonetas de la calle que une San Antonio (con uno de los aparcamientos subterráneos con mayor capacidad de la ciudad) y la plaza del Mentidero creaba "un problema de circulación".
Desde esa declaración, sólo la asociación profesional Radio Taxi acudió en auxilio del alcalde. “Desde la Asociación Gaditana de Radio Taxi de Cádiz queremos apoyar la decisión tomada por el actual equipo de gobierno de abrir al tráfico el tramo de la calle Veedor y Mentidero", dicen en el escrito.
"En el año 2021, por medidas asociadas a la pandemia Covid, se fijó como medida provisional el cierre Veedor y su prolongación por Mentidero. Sin embargo, esta medida se hizo definitiva por imposición del concejal de Movilidad anterior [Martín Vila] sin consulta alguna hacia las partes que iban a ser perjudicadas", detallaba este colectivo en un comunicado.
El alcalde, al adelantar la reapertura, afirmó que el regreso al paso de vehículos estaba "respaldado por informes técnicos" que hablan de una sobrecarga en el tránsito hacia otras vías (calles Zaragoza y Benjumeda) que eran la única salida para automóviles y motos.
A este anuncio le había precedido un pequeño gesto, el 31 de julio, que casi pasó desapercibido y acabó por ser sintomático: el Ayuntamiento retiró sin avisar el bolardo que cerraba esa calle. Estaba haciendo un experimento. La oposición ha pedido que esos informes técnicos sean expuestos en el próximo pleno.
La decisión que podía quedar en un simple debate vecinal en una zona determinada ha encontrado una contestación ciudadana sorprendente que ha cogido con el paso cambiado incluso a los partidos que se oponen, con una minoría simple, al Partido Popular en el Ayuntamiento de Cádiz.
Una de las organizadoras de la plataforma convocante de la asamblea popular celebrada en la noche del martes admite a lavozdelsur.es que "no esperábamos a tanta gente. Quizás sí a padres de alumnos del colegio Carlos III, el más afectado. Algunos comerciantes y vecinos pero no casi 500 asistentes. Se nos fue un poco de las manos pero para bien", admite.
Hasta los organizadores de la asamblea callejera de rechazo, en la noche de este martes, admiten que no esperaban "tanta gente, se nos fue de las manos"
Ese parlamento extraoficial en la plaza del Mentidero reunió, sin que nadie lo calculase, a varios cientos de asistentes. Ya en las horas previas, alumnos del colegio más cercano pintaron con tiza simbólicos pasos de cebra en el Mentidero, ataviados con chalecos reflectantes, hasta que la Policía Local les pidió que se retirasen de la calzada con un lógico criterio de seguridad vial.
Acudieron cinco concejales de la oposición. Manuel Márquez, José Macías y José Ramón Ortega, también padre de alumno, por el PSOE. Lorena Garrón y David de la Cruz por Adelante Izquierda Gaditana. Pero su presencia, con tener cierta relevancia, va en el sueldo y se daba por descontada.
Que acudieran casi una veintena de comerciantes, más de un centenar de vecinos, otros tantos de otras zonas de Cádiz -temen que el caso sea un precedente- y un gran número de miembros de la comunidad escolar afectada (docentes, alumnos y padres) resultó mucho más llamativo.
Las conclusiones de la asamblea fueron contundentes y contradicen al alcalde. Las asociaciones de vecinos implicadas, al igual que el AMPA, niegan en público que el Ayuntamiento les haya consultado, ni advertido, sobre la reapertura al tráfico. El argumento del alcalde, eso de que se trataba de "una reclamación de residentes y comerciantes de la zona", se queda coja.
Otra sorpresa fueron los hosteleros y autónomos. Desde el popular El Veedor, hasta La Antigua Parra del Veedor, tres bares del Mentidero y la farmacia de la plaza hicieron acto de presencia para oponerse al cambio. El primero de los negocios alegó un grave perjuicio a sus intereses porque el paso de automóviles obliga a eliminar hasta seis mesas altas con gran afluencia de público a diario. El resto, en distintos tonos, se opusieron a la reapertura al tráfico, bien por suponer una molestia para su clientela, bien por reducir la seguridad vial de alumnos y residentes.
La oposición de los padres de alumnos del colegio más cercano sí era más conocida. Sus representantes reiteraron argumentos ya expuestos de forma insistente, incluso hasta esa misma mañana: consideran "una amenaza para la seguridad del tráfico en la zona" la reapertura al tráfico y reafirman que nadie les consultó ni les avisó del cambio.
Como chisme o chascarrillo, indemostrable, en la asamblea se comentó la influencia que puede tener el cambio que una concejala y la delegada de la Junta en Cádiz vivan en la calle Benjumeda, teóricamente saturada de tráfico durante la peatonalización de Veedor y ahora aliviada con su reapertura al tráfico.
Como acuerdos adoptados por mayoría en el encuentro, la recogida de firmas en change.org y protestas periódicas de alumnos, docentes y padres del Carlos III con chalecos reflectantes.
Como sensaciones tras ese debate público, la percepción de que el alcalde se ha encontrado con el primer problema de su mandato, una contestación notable e inesperada ante un giro aparentemente menor. Su coartada de que la reapertura era fruto de peticiones ciudadanas, casi del consenso, fruto del diálogo y siempre transmitida a los afectados se tambalea.
La sorpresa ha sido tanta que fuentes oficiales del Ayuntamiento no descartan la rectificación. El portavoz socialista, Óscar Torres, sugiere un acuerdo intermedio en el que la calle sea peatonal varias horas al día (coincidiendo con la entrada y salida del colegio Carlos III o con la máxima afluencia en hostelería) y quede abierta a taxis y repartidores en otros momentos. Incluso Radio Taxi, único colectivo que ha expresado comprensión al alcalde por este volantazo, admitía en su nota que esta posibilidad era viable.
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