El alcalde de Cádiz activa el plan 'Cada metro cuenta' para neutralizar el parón en los grandes proyectos

Bruno García pretende presentar antes de 2026 varios espacios junto al puerto, la estación de Renfe y La Caleta como compensación a las eternas trabas burocráticas del hospital, la Ciudad de la Justicia o Valcárcel

El alcalde de Cádiz, Bruno García, y la subdelegada del Gobierno, Blanca Flores, durante la reapertura del Castillo de San Sebastián.

En tiempos de poder omnímodo de los asesores, el hueco para la casualidad o el ingenio espontáneo queda reducido a la cabeza de un alfiler. En tiempos en los que esos colaboradores actúan como apuntadores y directores de escena, a los que cada dirigente político mira y sigue cuando habla en público, queda descartada la influencia de la improvisación.

Si a esta nueva norma de la política institucional se añade una vieja regla -todo alcalde, concejala, delegada o consejero necesita obras e inauguraciones para poder acudir con pulso sereno a la siguiente convocatoria electoral- la conclusión queda clara: es una pauta programada.

Ampliación, frente a la estación ferroviaria de Cádiz, de las zonas de aparcamiento regulado.  JUAN CARLOS TORO

El alcalde de Cádiz, Bruno García de León (PP), ha puesto en marcha una pequeña operación política para tratar de dar mayor contenido al curso 2024-2025, el que le llevará a la mitad de su mandato. Tiene por título Cada metro cuenta.

Esa propuesta consiste en recuperar para el uso público, en un plazo inferior a los dos años, antes de que avance 2026, distintos espacios hasta ahora inutilizados o infrautilizados en el escuálido término municipal.

Con este proceso pretende amortiguar el posible golpe promocional, la teórica mala publicidad electoral, que provoca el eterno bloqueo, el retraso crónico, de los grandes planes urbanísticos en la ciudad.

Por discrepancias entre instituciones, por falta de un objetivo común, mezquindades partidistas o dificultades burocráticas comunes ni el nuevo hospital (solar de la antigua factoría CASA) ni la recuperación de Valcárcel como hipotética Facultad de Ciencias de la Educación conocerán impulso alguno a medio plazo.

Tampoco llegarán a nada visible o tangible ni la antigua Escuela de Náutica, ni la Ciudad de la Justicia en Loreto, ni la transformación integral de la Plaza de Sevilla. Ningún área mencionada va a registrar avance significativo alguno antes de las elecciones municipales de primavera de 2027.

En todos los casos, el primer planteamiento de todos estos proyectos se remonta a los primeros años del siglo.

Escuela de Náutica en Cádiz, frente a La Caleta, clausurada y sin uso desde los años 90.   JUAN CARLOS TORO

Hasta un proyecto de tamaño intermedio, la reconstrucción del pabellón polideportivo Fernando Portillo, escapará a la inauguración antes de esa fecha. En el mejor de los casos, la obra -paralizada desde 2008- estará en fase inicial dentro de tres años.

Como quiera que todo alcalde necesita una cinta cortada, una foto que llevarse a la boca sonriente antes de la fecha definitiva, el alcalde de Cádiz ha decidido compensar con proyectos menores esa inacción, la sensación de parálisis. Si no hay grandes planes, vayamos con los pequeños, parecen decirse en el equipo de Gobierno.

En tres de sus últimas cinco intervenciones públicas -dos de ellas junto a la subdelegada del Gobierno, Blanca Flores (PSOE)-, el regidor gaditano ha repetido la expresión "cada metro cuenta" para detallar que quiere dar uso a solares o inmuebles de escasas dimensiones pero sin actividad pública de forma inmediata (que traducido significa en un plazo inferior a 18 meses desde ahora).

Este propósito común, ese metro que siempre cuenta, está detrás de proyectos anunciados ya en 2023 o reactivados en 2024.

Son, respectivamente, la reconversión del tramo portuario colindante al paseo de Canalejas, unión muelle-ciudad, que depende de la Autoridad Portuaria o la utilización permanente del Castillo de San Sebastián en La Caleta, ahora reabierto con éxito durante seis semanas y pendiente de acuerdo con el Ministerio de Medio Ambiente para la prórroga de este uso.

Imagen aérea de Valcárcel en la que se aprecia, con techo rojo, el edificio trasero a recuperar por el Ayuntamiento.  REYNA

Pero hay, según los discursos del alcalde de Cádiz, hay al menos tres espacios más dentro del programa Cada metro cuenta. El primero sería el anexo trasero al edificio histórico, protegido y abandonado, de Valcárcel.

No se trata del solar lateral que se usa como aparcamiento en superficie y sí de una construcción, con tres plantas de altura, ubicada justo en el punto opuesto a la fachada principal, con acceso por la calle José Celestino Mutis.

El objetivo, según fuentes municipales, es acondicionarlo y abrirlo para algún uso cultural o social cuanto antes, al margen del pesaroso desarrollo de los acuerdos para recuperar la totalidad de Valcárcel.

"La Viña necesita con urgencia equipamientos públicos, espacios culturales y vecinales, no podemos esperar a que se resuelva todo lo demás", dicen desde el Gobierno local, escarmentados por los 25 años de retraso que acumula la recuperación del antiguo hospicio del siglo XVII.

También en el entorno de La Caleta, el Campo de Las Balas es otro de los espacios que el Ayuntamiento de Cádiz piensa presentar como parte del operativo Cada metro cuenta.

A pesar de la oposición de asociaciones de vecinos y diversos colectivos, la Alcaldía está decidida a impulsar su venta para la construcción de un recinto hotelero que "dé un mejor uso a toda la zona" colindante con el Castillo de Santa Catalina, Parador Hotel Atlántico y Paseo de Santa Bárbara.

El último espacio que Bruno García menciona de forma recurrente en sus intervenciones públicas es la nueva zona de aparcamiento regulado frente a la estación ferroviaria, enclave en el que se anuncia un hotel de cinco estrellas para 2026 por parte de la cadena Barceló.

Solar, entre los barrios de Puntales y Loreto, teóricamente destinado al nuevo hospital.  JUAN CARLOS TORO

Este movimiento en favor de la movilidad de los conductores, anunciado este mes de agosto, confirma otro dato conocido: los despachos calman a los más iracundos. El propio Partido Popular se opuso ferozmente, como oposición al anterior alcalde, a este tipo de aparcamientos. Ahora, los amplía.

Este espacio, junto a la muralla de la Cuesta de las Calesas, ya acoge 551 plazas más de zona naranja (rotación y residentes), además de otras 179 añadidas para zona azul (sólo rotación).

En el barrio de Loreto, a dos pasos del teórico y futuro hospital nuevo, se han añadido 847 nuevas plazas reguladas al aire libre. La inmensa mayoría (712) corresponden a zona verde, exclusiva para residentes. Las restantes 135 son de tipo naranja, (para residentes y rotación).

En Los Corrales, zona ubicada entre las dos avenidas paralelas más amplias de la Barriada de La Paz, habrá 501 plazas de aparcamiento regulado en superficie, 404 en zona verde y el resto, naranja.

Queda claro que mientras se desatascan los grandes proyectos y florecen los enormes edificios abandonados o por construir, se trata de mostrar actividad, de proclamar bien alto que, en la ciudad sin suelo, "cada metro cuenta".

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