Hace algo más de un mes, el pasado 22 de septiembre, Pedro Baños comenzaba por segunda vez en su vida un ciclo de sesiones de radioterapia en el Hospital Puerta del Mar de Cádiz. La primera tuvo lugar hace cinco años y transcurrió de manera satisfactoria. "Los profesionales sanitarios de la salud pública me salvaron la vida", confiesa Pedro.
En esta ocasión, su doctora ha pautado 28 sesiones, pero recibir el tratamiento se está convirtiendo en una auténtica odisea tanto para él como para el resto de pacientes. "La máquina de radioterapia está operativa, día sí, día no. Estamos recibiendo radioterapia por fascículos", cuenta esta paciente.
Pedro debería llevar en estos momentos 26 sesiones, pero solo lleva 16. "Te pueden llamar un lunes a las ocho de la tarde para decirte que la máquina se ha estropeado, que ya te avisarán. Pueden pasar 3, 4 días... Pero también puede avisarte a la mañana siguiente de que al final la arreglaron. Por supuesto, también puedes llegar una mañana y estropearse mientras esperas".
En el caso de este paciente, el camino hacia el hospital es relativamente cómodo, ya que llega desde Puerto Real, pero, en muchos casos, los enfermos llegan desde poblaciones más lejanas como Benalup. "Un camino que tampoco empieza cuando sales hacia el hospital porque para la radioterapia hay que hacer una serie de preparativos cada mañana. Para quien no lo sepa, en casos como el mío, practicarme un enema varias horas antes de la sesión".
Pedro ya ha presentado la pertinente reclamación en el SAS sobre unos contratiempos que entiende que "no son de recibo. Tenemos profesionales de primera, pero gracias a quienes dirigen la Seguridad Social (y a ratos la desmontan), nos hacen sentir ciudadanos de segunda. Todo en una Junta de Andalucía que lleva años aumentando su presupuesto para derivar trabajo a la sanidad concertada en detrimento de la pública".
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