Los muy mayores de Cádiz, o alrededores, recordarán un célebre bingo al borde del Paseo Marítimo, en la esquina de la calle Brasil. Luego, tras un terrible incendio televisado en 2011, fue el restaurante La Calle del Libre Albedrío.
Cerró en 2020. Hoy es un bloque de nueve apartamentos turísticos (de dos o cuatro plazas). Ocupan 1.200 metros cuadrados y corren por cuenta de Al Sur, un grupo inmobiliario centrado, hasta ahora, en La Barrosa chiclanera.
Una de las fincas isabelinas del siglo XVIII que conectan la plaza del Palillero con Ancha, a través de Novena, corrió la misma suerte hace medio año. Tras dos años de obras, el edificio situado sobre la franquicia de cosmética Primor abría al público 30 apartamentos turísticos, con pequeña piscina superior, este mes de septiembre.
Esta penúltima semana de diciembre, un icono de la hostelería playera, El Delfín Azul, anunciaba igualmente que echa el cierre definitivamente tras 45 años de actividad ininterrumpida en el Paseo Marítimo, en el tercio más cercano a Cortadura. Miles de vecinos y veraneantes han pasado por sus mesas durante este tiempo.
La enfermedad de su actual propietario es la causa pero el uso que tendrá ese espacio coincide con la sensación generalizada: el fenómeno de los apartamentos turísticos sigue al alza. Los pisos que se pueden alquilar por días para breves periodos vacacionales siguen disparados.
La moratoria impulsada por el Ayuntamiento de Cádiz durante los dos últimos años del gobierno anterior (2021-2023) y las promesas electorales del actual alcalde, que se comprometió en campaña a estudiar limitaciones "en las zonas saturadas" se han quedado en nada. Carecen de efecto real.
El rápido crecimiento está confirmado por la Junta de Andalucía y el Instituto Nacional de Estadística (INE). Según la administración autonómica, la Consejería de Turismo, la ciudad de Cádiz cierra con 2.640 pisos turísticos (300 más que en la misma fecha del año anterior) que incluyen 12.500 camas.
El INE, de titularidad estatal, fija el número de pisos en 1.800 pero sí asegura tener registrado un incremento del 21% en solo un año. Esas cifras, comparadas con la población, arroja proporciones llamativas: un piso turístico por cada 42 residentes en Cádiz y una cama en uno de estos apartamentos por cada nueve habitantes.
El portavoz de Adelante Izquierda Gaditana, David de la Cruz, culpa directamente a al alcalde de Cádiz, Bruno García, de "permitir que aún hoy se sigan abriendo cientos de nuevas viviendas turísticas en la ciudad ignorando la normativa municipal y contribuyendo a llenar aún más la ciudad de estos pisos".
"El Ayuntamiento es cómplice de la expulsión de los gaditanos de sus barrios. Los vecinos ve cómo se disparan los precios"
“El equipo de Gobierno es cómplice de la expulsión de los gaditanos de sus barrios. Los vecinos ven como se disparan los precios de la vivienda ante el aumento del número de apartamentos turísticos”, explica De la Cruz.
Para el representante del anterior gobierno municipal, el encabezado por José María González Kichi, los datos son “escandalosos”. Este grupo político, impulsor de la moratoria para frenar la concesión de licencias a estos apartamentos en el mandato anterior, señala que “la falta de valentía del alcalde busca cualquier recoveco para que no se cumpla y así haya ese turismo de barra libre que están promoviendo”.
La Gloria para el que pueda pagarla: de horno de pan a pisos de lujo
Las amenazas urbanísticas contra el censo de Cádiz son varias. Los apartamentos turísticos forman la mayor pero no la única. Las viviendas de lujo en fincas rehabilitadas del casco antiguo y en otras, de nueva construcción, en Extramuros fomentan el fenómeno de la segunda residencia.
En muchos casos, esos pisos con precios por encima de la media del mercado acaban en manos de personas que viven (y están empadronadas) en otros puntos de España y Andalucía, incluso de Europa, pero pasan algunas temporadas en la ciudad de Cádiz cada año.
El último ejemplo de esas iniciativas está en el callejón de Gloria, en el barrio de Santa María, a dos pasos de la turística Plocia. Allí estuvo hasta 2016 el célebre horno de pan del mismo nombre. Con la quiebra de las panaderías La Gloria, el edificio quedó sin uso durante siete años. Ahora, una promotora anuncia la rehabilitación de la finca para sacar al mercado once viviendas.
"Denunciamos la hipocresía del alcalde que, mientras anuncia viviendas en venta y a un precio mayor al habitual, potencia por la puerta de atrás una barra libre de pisos turísticos que está convirtiendo a Cádiz en una ciudad por y para los turistas sin brindar oportunidades reales a los gaditanos", resume David de la Cruz.
“Bruno García y su equipo están convirtiendo a la Cádiz en una ciudad en la que cada vez es más inaccesible la vivienda”, apunta el portavoz de Adelante Izquierda Gaditana lamentando la “nula visión de futuro” del equipo de Gobierno respecto a Cádiz.
Comentarios