La ceremonia ritual para celebrar el inicio del verano, justo en el día opuesto a la Navidad si se dobla el almanaque por la mitad, conserva mal que bien su fuerza en Cádiz, ciudad que presume de presencia humana desde hace 2.800 años si es que eso fuera motivo de orgullo.
En la ciudad con uno de los carnavales más afamados de Europa, la variante tradicional para festejar el día más largo del año, la noche más breve, tiene que impregnarse de sátira y cachondeo, de crítica y disfraces.
Lo hace con pequeñas y cutres fallas, casi escolares, infantiles, llamadas juanillos. Recrean episodios y personajes del curso transcurrido entre un San Juan y el siguiente.
La costumbre gaditana resiste pero retrocede. Las paradas de autobús y tren, los bares y supermercados, eran un hervidero al atardecer de la velada en el primer domingo del verano de 2024.
A pesar del enorme éxito de convocatoria, la inmensa mayoría de esos asistentes, jóvenes o mayores, estaban más interesados en la parte universal que en la local. Estaban más a saltar olas y a tomar copas con tapas cerca de las playas que a presenciar estos humildes montajes preparados por asociaciones y grupos de vecinos.
El Ayuntamiento de Cádiz tenía programada la quema de seis de ellos, apenas la tercera parte que hace 25 años en una tradición que nunca gozó de gran prestigio ni respaldo ciudadano. Es la versión modesta de algo planetario.
El concurso constaba de seis participantes, tres en extramuros y tres en el casco histórico. El jurado otorgaba un total de tres premios, dotados con 1.000, 500 y 300 euros, respectivamente.
Gracias a la ausencia de viento, tras un día caluroso y apacible en lo climático, con las orillas atestadas, los horarios de las quemas fueron reduciendo a cenizas y humo los montajes en la plaza del Aviador de Loreto (18.30 horas) y en la calle Bulería (19.15 horas)
A las 20 horas le llegó el turno al de la plaza Real Hospital de la Reina (Segunda Aguada), con el juanillo preparado de la Asociación Gaditana de Personas con Discapacidad Física (Agadi).
Una hora después, en la plaza de España, la asociación de vecinos Murallas de San Carlos completó la quema de sus muñecos con una degustación de papas aliñás, pimientos asados y refrescos.
En La Viña, a las 21.45 horas, en la plaza Manolo Santander, la asociación de vecinos Gades La Viña quemó el juanillo titulado La Viña tiene castaña. El cierre, a las 22.30 horas, lo puso, en la plaza Fray Félix, la asociación de cargadores Sebastián Pérez con el montaje llamado San Juan Chato.
Todas las quemas fueron amenizadas por charangas y otros tres juanillos fueron expuestos durante todo el domingo en la plaza de la Catedral. Ardieron a las 23 horas como fin de fiesta de la celebración.
Estas tres últimas piezas estaban fuera de concurso, porque lo hay, eran las tituladas El monstruo de la inflación se come nuestros ahorros; UGT, Unión Galáctica de Trabajo y Los okupas del Faro de las Puercas.