La plaza Esteve, en pleno centro de Jerez, ha acogido esta semana la inauguración de un nuevo tabanco que viene a sumarse a la larga lista de estos típicos establecimientos jerezanos.
La jerezana Blanca Gutiérrez, que hasta hace no mucho regentaba Corredera 7, es la responsable de este nuevo punto de encuentro de vinitos, tertulias y chicharrones.
El tabanco lleva por nombre Can Blanca, en un guiño al nombre de su propitaria pero también al balear ya que Gutiérrez estuvo trabajando 21 años como encargada de un restaurante en Ibiza. La casa de Blanca, o Can Blanca, por tanto, tiene la esencia del Jerez castizo y suma la experiencia hostelera de una mujer cuyos padres eran los propietarios del mítico bar Los Manueles de la calle Santo Domingo.
El negocio ha abierto sus puertas en el local de una antigua zapatería en los bajos comerciales del edificio de Esteve frente a la iglesia de San Francisco. Con una pequeña terracita en los soportales, coqueto, está muy próximo al negocio anterior que regentó esta hostelera jerezana que ha sabido hacerse un hueco entre la numerosa oferta de bares y restaurantes del corazón hostelero de la ciudad.
Los parroquianos y parroquianas del extinto Corredera 7 ya han probado estos días el nuevo tabanco Can Blanca de Esteve, un nuevo punto de reunión entre jereces y buenos guisos tradicionales, un clásico que no volverá a faltar en esta nueva ubicación.
En el expositor se divisa un buen tortillón casero junto con delicatessen de la tierra de Cádiz en formas de conservas. La cuidada selección de vinos incluye, como ocurriera en el anterior local, un gusto especial por los generosos premium de Bodegas Cayetano del Pino, que precisamente hace solo unos días presentó sus nuevos tesoros enológicos.
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